CAPÍTULO 47. ALEX.

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- Natalia, tienes una visita -Le interrupió la secretaria de la clínica entrando en su despacho.

- No tenía ningún paciente ahora.

- Y no soy un paciente -Apareció Alba por la puerta, segundos después la secretaria cerró la puerta desapareciendo tras ella.

- Albi... ¿qué haces aquí? -Se levantó a darle un abrazo.

- Pues, es que tengo una novia muy despistada ¿sabes? Porque ayer se le olvidó ponerse la alarma y hoy se ha quedado dormida, así que le traigo el desayuno aprovechando que tiene un ratito libre. -Alzó una bolsa que colgaba de su mano, enseñándosela.

- Eres la mejor, lo sabes ¿no? -La cogió de la cintura torpemente, cada vez menos marcada, y emparejó los labios con los suyos.- ¿Qué tal la mañana?

- Bien, después de dejar a la niña en el cole he ido con mi madre a Doña Carmen (tienda de ropa de bebés). Nat le hemos cogido un conjunto precioso. Es un peto rojo con una camisa blanca y con los zapatitos que le compramos el otro día va a ir súper guapo, luego te lo enseño, pero que ganas de verselo puesto. -Dijo con ilusión mientras Nataliala adoraba con la mirada.

- Y de verle la carita, que va a salir igual de guapo que su madre así que no me preocupa eh.

- Ya... -Negó dándole un beso en la nariz.

- Ven -La cogió de la mano y la sentó encima de ella, acariciando su espalda, y a la vez su barriga de ya 6 meses.

- Hoy hacemos el sorteo ¿no?

- Qué nervios... ¿tú que nombre vas a poner?

- Gael, significa el señor generoso. -Explicó Alba- ¿Y tú?

- Gilberto -Carcajeó Alba echando la cabeza hacia atrás.- Lo digo enserio, significa flecha brillante.

- Natalia no vamos a poner al niño Gilberto por dios, pobrecillo. Además queda fatal, Gilberto Lacunza. No no no -Puso una mueca de asco.

- ¿Cómo que Lacunza? Será Gilberto Reche.

- Eso si que queda mal. -Se rio- Y no, nuestro hijo va a llevar tu apellido, como Alba.

- Pero Albi, le vas a parir tú.

- Por eso mismo Nat, yo pongo la panza y tú el apellido.

- ¿De verdad quieres que nuestro hijo lleve primero mi apellido? ¿Antes que el tuyo? -Preguntó nerviosa e inocente.

- Por supuesto que quiero Natalia, eres su madre.

- Te amo, que lo sepas.

- Lo sé mi amor, y yo también.

- Qué ganas tengo de que nazca, de ser las primeras que le vea la carita, de pintar su habitación y de ponerle nombre. De ser felices los cuatro.

- Ya lo somos.

- Un poquito más no viene mal. -Puso voz de niña pequeña Natalia.

Hace aproximadamente un mes y medio, las dos acudían nerviosas a la cita con el médico, en las que les dirían a través de una ecografía el sexo del bebé. Ambas querían un niño, no por ninguna razón en especial, simplemente por cambiar. Y en efecto, esperaban un niño.

Esa misma tarde recibieron una visita inesperada, la Rafi y María ya se habían encargado de comprar el carro entre las dos, y por si fuera poco, al día siguiente, Marina, Santi y Helena, les sorprendieron también con una visita inesperada sin las manos vacías. Los tres cuñados se encargaron de comprar cunacho donde el pequeño dormiría sus primeros meses de vida y los abuelos les regalaron el cambiador.

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