CAPÍTULO 36. LONDRES.

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Natalia no podía estar más feliz, andando por las calles de Londres con las personas que más quiere. Pasaba su brazo por los hombros de Alba y la otra mano la entrelazaba con la de su hija, aunque también iba cogida con Ici. Una foto, que sacada desde atrás, Natalia la enmarcaría a lo grande en su piso de Madrid.

Decidieron ir a patinar sobre hielo a Somerset House y después ir a la cabalgata que pasaba por una calle cercana.

Se equiparon con los patines y guantes y se introdujeron en la pista de hielo. Alba iba dada de la mano con la pequeña, y Natalia que las veía desde atrás con Ici no sabía quien era más niña. Para su sorpresa, su hija patinaba mejor que todas ellas juntas. Alba llevaba de la mano a la novia de su madre, enseñándole a dar algunos pasos e incluso giros. Se caían y se volvían a levantar, se reían y se concentraban de nuevo.

- Pensaba que cuando me hablabas de ella exagerabas en todo, pero ahora me doy cuenta de que no -Confesó Ici, que iba de la mano con su amiga por la pista de hielo.

- Es espectacular Ici.

- ¿Sabes una cosa? Cuando vivías aquí yo pensaba que eras feliz, o por lo menos lo aparentabas, pero no lo eras. Me he dado con un canto en los dientes al conocer a esa rubia, y ahora te miro y sé que sí que eres feliz, y supongo que cierta persona ha tenido algo que ver.

- Mucho la verdad. Ici nunca me has visto con alguien, nunca me has visto ilusionada por conocer gente y mucho menos por enamorarme, así que supongo que en ese aspecto no me conoces, pero te adelanto que no me vas a ver más enamorada que ahora.

- No te pega nada ese rollo tía -Se rio contagiandoselo a Natalia- No ahora en serio, me alegro muchísimo de que estés así de bien, te brillan los ojos solo al mirarla, es increíble.

- Sí lo es sí -Le dió la razón Natalia antes de ser separadas por una rubia y una casi rubia

- Intercambio de parejas -Gritó la pequeña que se fue con su tía Ici de la mano a hacer lo mismo que había hecho con Alba, enseñarle a patinar. Vaya catetas estaban hechas

- ¿Te lo estás pasando bien? -Preguntó Natalia a su chica, que patinaban de la mano.

- Genial Nat, hacia tiempo que no me lo pasaba así.

- Me alegro cariño -Apretó el agarre de sus manos.

Al cabo de un rato patinando entre risas y caídas se fueron a la cabalgata, por lo menos si llegaban pronto tenían la oportunidad de verlo en primera fila, pero los londinenses ya habían ocupado toda la calle cuando ellas llegaron así que Natalia subió a su hija a los hombros para que pudiera ver algo más allá de culos y más culos.

La cabalgata comenzó y Natalia no sabía quien era más niña, si la que tenía subida a los hombros o la que grababa todo con unos ojos expresivos y llenos de ilusión. Miró a Ici para comprobar que ella también era testigo de la ilusión de albergaba en Alba, y su mirada la dijo el resto.

- ¡Mami mami mira Baltasar! -Gritó Alba desde los hombros de su madre.

- ¡Salúdale cariño! Que te traiga muchos regalos hoy que hay sido muy buena.

La niña alzó la mano saludando a su rey favorito, con una sonrisa que quedó grabada en la retina de Alba y de Ici. Que bonita es la inocencia de los niños...

La cabalgata terminó y con ella, la espalda de Natalia destrozada, que 20 kilos para un ratito está bien, pero para más pues no.

Iniciaron el camino hacia casa de Ici tal y como habían ido toda la tarde, Natalia, pasando su brazo por los hombros de su rubia mayor y su otra mano cogiendo a su -casi- rubia menor, también dada de la mano con Ici.

SI DECIDES VOLVERWhere stories live. Discover now