CAPÍTULO 30. TE QUIERO EN 100 IDIOMAS.

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- Te la podrías haber traído a comer -Dijo la Rafi dejando la Lasaña sobre la mesa y sentándose con los demás.

- Tenía que ir a por su hija.

- Pues que también la hubiera traído -Alba se atragantó con el agua.

- ¿Qué pasa? -Preguntó su padre.

- No nada -Negó con la cabeza bajando la mirada a su plato de comida.

- Tata... -Advirtió su hermana.

- No te haces a la idea de que tenga una hija ¿no?

- No, no es eso. Sólo que no quiero meterme muy rápido en su vida. No quiero invadir su espacio ni que piense que le robo a su madre, por eso evito coincidir con ella.

- Cariño, se tendrá que acostumbrar a que su madre tenga pareja -Dijo su madre.

- Y además no sois un rollo de verano, y si te he visto no me acuerdo ¿no? -Alba negó ante la pregunta de su padre- Pues tanto tú como ella os tenéis que acostumbrar a pasar tiempo juntas, porque estoy convencido de que vais a estar juntas mucho tiempo, y se que tú también lo sabes, y si pasa eso, la niña te verá como su otra madre inevitablemente

Alba se quedó pensativa durante toda la comida, es verdad que ella tenía claro que su relación con Natalia iba a ser a largo plazo, por lo menos lo iban a intentar, porque ganas de estar juntas toda la vida no les faltan, así que como le dijo su familia, lo mejor será acostumbrar a la niña a que su madre tiene pareja, y a ella misma, que su pareja tiene una hija. Además tenía que pensar en Natalia, no le gustaría que su novia y su hija estarían distanciadas por un miedo tonto de Alba.

Alba se sentó con sus padres en el sofá a ver una peli esperando la llamada de algunos de sus amigos para salir como siempre hacían en su cumpleaños, pero la película pasó y el móvil no registró ninguna llamada por lo que se dejó caer en el sofá decepcionada hasta que apareció su a
ángel de la guarda.

- ¿Tata salimos a tomar algo? -Dijo Marina bajando las escaleras la vestida y maquillada.

- Para qué me preguntas si me vas a obligar.

- También es verdad, venga vamos, cálzate.

- Pero no estoy arreglada mini.

- Da igual, si nos vamos de tranquis.

Alba se puso los zapatos y se despidió de sus padres para después salir por la puerta de la mano de su hermana. Quiso conducir Marina por lo que Alba todavía no sabía donde iban. En un semáforo Marina cogió del bolso una venda se la pusó a Alba en los ojos para que no viera.

- Marina qué haces.

- Déjame coño que es una sorpresa.

Alba se dejó poner la venda y ahora si que no sabía por donde ni a donde iban. Noto que el coche aparcó y después Marina le ayudó a bajar hasta entrar en casa del padre de María. En cuanto entraron todos se escondieron y cuando Marina cuando lo vió todo listo le quitó la venda de los ojos y todos salieron gritando cada uno una cosa porque no se habían puesto de acuerdo anteriormente.

Los ojos de Alba se chocaron con sus amigos saltando, una sala enorme llena de globos por todas partes, una pancarta llena de color y la frase; Felices 26 Rubia.
Miró a su alrededor aturdida y vió toda la decoración, una mesa llena de comida y otra llena de bebida. Una mesa pincha discos y a Pablo en frente de ella.

No se dió cuenta de que estaba llorando hasta que su hermana le quitó las lágrimas y le dejó un beso en la sien para que después todos sus amigos fueran a abrazarla.
María, Marta, Marilia, África, Damion, Pablo, Paco, Julia, Sabela. Miki y Joan que se sorprendió al verles ahí porque seguro que habían venido desde Barcelona sólo para su cumpleaños.

Y como no, Natalia. A la que más se alegro de ver a pesar de haber estado juntas por la mañana.

Julia se acercó a ella de la mano de un chico con un poco de melena, bastante mono y simpático de primeras.

- Mira Alba, éste es Gonzalo. -Alba abrió los ojos- Quería que os conocieráis ya.

- ¡Ay que ilusión! -Dijo dándole un abrazo- Tenía ganas de conocerte ya, Julia me ha hablado mucho de ti.

- Espero que bien -Rió nervioso Gonzalo, pues se encontraba en frente de una de las personas más importantes en la vida de su novia, y no era cuestión de caerle mal.

- Súper bien, tranquilo.

Julia la guiñó un ojo y se fue con el de la mano donde estaban el resto de sus amigos y esta vez se acercó María.

- ¿Cuántos han caído? -Preguntó directamente.

- ¿Cuántos qué?

- Años no te jode. Polvos Alba polvos. Natalia nos ha dicho que ha pasado la noche contigo.

- Joder María -Dijo en una carcajada.

- ¿Cuántos?

- ¿Te refieres a por la noche, madrugada o por la mañana. En la ducha o desayunando? -Le siguió el juego.

- Todos todos.

- Pues no sé, perdí la cuenta, pero supongo que unos cinco o seis.

- ¡Esa es mi chica! - Chocaron sus manos en el aire y estallaron en una carcajada- Está todo genial ¿no? -Cambió de tema la del pelo largo.

- Sí Mari, no puedo estar mejor ahora mismo -Se le achinaron los ojos sonriendo- No sé, cuando estoy con ella me siento genial tía y quiero estar así toda la vida.

- Cuanto me alegro Alba, de verdad -Asintió María orgullosa.

- Mira lo que me ha regalado -Se cogió el colgante mostrandoselo a María con una sonrisa, pero más grande era la de Natalia que las miraba desde la puerta de la cocina.

- Es precioso

- Tiene truco, mira. -Sacó su móvil y lo alumbró con la linterna haciendo que aparecieran todas esas letras que nunca se cansaría ni de leer ni de escuchar

- Woooow, es increíble. Te quiere demasiado.

- Me quiere hasta en cien idiomas -Sonrió nostálgica.

- Y tu a ella

- Y yo a ella. -Sonrió y María le dió un abrazo largo y dulce. Le dejó un beso en la mejilla y se fue con los demás.

De repente algo tapó la visión de Alba, y por un momento se asustó, pero cuando notó su olor invadir las fosas nasales, sus manos suaves sobre sus ojos y un primer beso en su cuello, se tranquilizó.

Se giró sonriendo y pasó sus brazos por su cuello. La mano derecha de Natalia se posó en su cintura y suavemente la atrajo hacia ella, y la izquierda la apoyó en una de sus manos que atrapaban su cara. Alba paseó la mirada de sus ojos a su boca y se mordió el labio inferior. Los labios de Natalia buscaban los suyos, se encontraron de una manera lenta y cálida y se besaron con una ternura exagerada.

Se separaron tomando aire con una risa nerviosa y se apoyaron frente con frente, la mano de Natalia viajó hasta su nuca y le dió un beso suave en la comisura de los labios.

- Te quiero en cien idiomas Albi.

- Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, me parece una falta de respeto -Susurró Alba .

- Pero te sigo queriendo en cien idiomas -Eso, inevitablemente le hace sonreír a Alba y volver a besarla.

- Gracias por todo Natalia.

- Tengo otra cosa para ti.

- Por dios Natalia ya está bien.

- Esta no es mía, mira. -Natalia se separó lo justo de ella para poder sacar su móvil y enseñarle una nota de voz grabada por su hija.

"Felis umple plofe, pásalo mu mien y te ando un beso fuelte. ¡Eles la mejor plofe del undo!".

- Me la como Nat -Dijo con un puchero.

- Te quiere muchísimo. Ahora le ha dado con que quiere ser profesora como tú -Alba sonrió orgullosa de ser un referente para una persona tan importante en la vida de Natalia.

- Jo, es un amor.

Alba hundió la cabeza en su pecho y se dejó abrazar por su novia sintiendo la calma que siempre le transmitía.

SI DECIDES VOLVERWhere stories live. Discover now