El Misterioso Visitante. (Cherik - Wolvesilver)

XVIII

Dedicado a @KiKaLioncourty un gran agradecimiento por su ayuda.

Una mención para @LuzAlvz.

XVIII

Erik salió del salón privado hecho una furia y enfiló directo hacia las caballerizas. Eligió un corcel, montó y abandonó el establo a todo galope. Con paso firme y rápido dejó atrás la avenida que dirigía a la casa y se internó en el bosque. Estaba furioso con Sharon y también consigo mismo porque en el fondo podía entender a la dama. Él no hubiera actuado de diferente forma y hasta se hubiese tornado violento si Peter se establecía, completamente enamorado, con alguien con sus antecedentes. El mundo del que Sharon provenía no veía la violencia en busca de supervivencia ni los homicidios con buenos ojos, era el mundo de la aristocracia donde las influencias y la riqueza eran el medio para subsistir. Allí ella había crecido y había educado a su hijo. Por lo tanto no podía entender a un hombre que asesinaba para vengar y proteger a los mutantes marginados. Para ella un acto de violencia era un acto de violencia sin importar el motivo, y pensaba que un asesino como él podría despertar ese instinto homicida en cualquier circunstancia. Sharon no podía confiar en Magneto y le temía, y por amor a su familia se había armado de valor para echarlo.

Sin embargo, aunque la entendiese, Erik no podía dejar de detestarla y mascullaba entre dientes maldiciones contra esa dama estirada que lo quisiera o no, era su suegra.

Recién dentro de las entrañas del bosque desaceleró el galope, lo hizo por la cantidad de recovecos que había y no porque se hubiera tranquilizado. Lo increíble era que Erik no se consideraba a sí mismo un asesino. Sabía que era una persona temible y peligrosa, que sus métodos de justicia no eran aceptados, pero sus misiones no tenían el mote de crímenes para él porque sentía que estaba viviendo una guerra y la muerte en la guerra no se considera un homicidio si se llega a justificar. Pensó que Charles lo entendía o, al menos, no lo juzgaba ni condenaba como sí acababa de hacerlo su madre. Entonces, le surgió una duda: y, ¿si Sharon lo convencía?

─Charles no es una marioneta de su madre ─ masculló y tenía pruebas por la forma en que se había impuesto ante ella cuando quiso opinar sobre su relación con él, también por su carácter arrogante, lo confiado que era en sí mismo y lo decidido, todos estos aspectos le demostraban que no era una persona a la que se pudiera manejar fácilmente ─. Esa dama puede tener sus ideas, pero él sabe imponerse y no se dejará manipular.

Estaba seguro de que su amante no se dejaría influir por su progenitora ni por nadie. Y a todo esto se planteó por qué seguía pensando en Charles como su amante cuando estaban a punto de tener un hijo y la vida que llevaban no era la de un par de amantes discretos sino que se comportaban como un matrimonio. El Duque era un hombre y él también lo era, y no podrían casarse legalmente pero... ¿pero? Erik suspiró al notar que la misma sociedad que lo había obligado a convertirse en asesino era la misma que le negaba el poder casarse con la persona que amaba. Jaló las riendas para detener el caballo y desmontó. Llevó de las riendas al corcel para internarse en un sendero serpenteante y estrecho. Los pájaros trinaban y el suave movimiento de las hojas le producía un sonido relajante.

Imbuido en este ambiente, Erik se puso a pensar en cuánto se había transformado él mismo desde que llegara a Westchester. Meses antes jamás se le hubiera pasado por la cabeza regresar después de una misión y, sin embargo, después de reflexionarlo había decidido volver con Charles. También recordaba esa especie de remordimiento que sintiera al asesinar a Trask y ahorrarle el sufrimiento de una muerte tortuosa. Definitivamente Erik estaba cambiando y el Magneto que había sido también estaba sufriendo transformaciones.

Alzó la mirada hacia el follaje cuyas ramas de diferentes árboles entrelazadas formaban un cielorraso natural y verde. Erik suspiró. Necesitaba ver a Charles y aunque todavía faltara tiempo para la cena, decidió regresar antes del atardecer.