XXXVII

472 64 22
                                    


Dedicado a @KiKaLioncourty un gran agradecimiento por su ayuda.

Una mención para @LuzAlvz y su sitio en Facebook "Wolvesilver para llevar" y un saludo muy especial a Luna.

Quiero agradecer a @courej por su sugerencia del corcel, que me la dio en un comentario de un capítulo anterior.

XXXVII

William Stryker desde la cabina, y su superior y los demás soldados junto con los prisioneros dentro de la diligencia, sintieron el latigazo en la espalda cuando el coche quedó anclado sin poder avanzar. Las ruedas de madera seguían girando sobre sus ejes pero el compartimento de hierro y los demás artefactos de metal del vehículo habían quedado estáticos.

El cochero arengó los caballos pero enseguida se dio cuenta de que era un problema del propio coche. Seguramente algo en el suelo estaba obstruyendo el funcionamiento adecuado de las ruedas.

El coronel y el general sabían perfectamente lo que estaba ocurriendo. Estos hechos misteriosos tenían su explicación en los poderes de los mutantes. Sin duda, el Duque con alguno de tales monstruos les habían dado alcance. Stryker abrió la puerta y sacó medio cuerpo para ordenar al cochero que detuviese a los caballos y permaneciera en su sitio. Después se dirigió al soldado que lo acompañaba para darle la orden de que cargara pólvora en su pistola, mientras que él preparaba la suya. Acto seguido, bajó de un salto para abrir la puerta trasera.

Adentro, MacTaggert ordenó al guardia junto a Peter que volviera a esposarlo. El oficial quiso sujetar las muñecas del joven pero los ganchos de hierro no podían cerrarse. Intentó varias veces. El general lo notó y finalmente le ordenó que desistiera.

Stryker abrió la puerta. MacTaggert indicó al soldado que había permanecido sentado frente a ellos que continuara vigilando a los prisioneros y al otro que bajara con él.

Sharon se mantuvo fría todo el tiempo aunque su corazón latía a mil. Recién cuando quedaron ella y Peter solos con el guardia, miró al muchacho de manera cómplice. Peter le devolvió la mirada en silencio.

Ambos sabían perfectamente que la ayuda había llegado. A Sharon la preocupaba que pudiera haber violencia con Magneto enfurecido por el secuestro de su hijo, pero el joven tenía una fe ciega en su padre y estaba convencido de que pasara lo que pasara, él y la dama estarían de vuelta en Westchester enseguida.

El oficial que había quedado a cargo de ellos, sacó su pistola y trató de prepararla pero el arma se le elevó de las manos y quedó sujeta en el techo. El soldado se subió al banco donde había estado sentado durante el viaje para quitarla pero no pudo. Estaba adherida al hierro de la cubierta. Como guardia de la patrulla estaba acostumbrado a lidiar con tales hechos inexplicables, sin embargo, esta vez sintió un escozor porque imaginó a cuál mutante podían estar enfrentando ahora. Magneto era una leyenda que había tomado la forma del demonio mismo. Lo poco que se sabía de él era el control que ejercía sobre los metales, por eso, se decía que su llegada estaba marcada por eventos misteriosos alrededor de tal elemento. Cuando atacaba, no dejaba sobrevivientes del bando enemigo, y la patrulla era el blanco de sus venganzas más sangrientas.

Sharon notó la tensión del soldado porque comenzó a jalar de la empuñadura con desesperación. Aprovechó para murmurarle a Peter que se mantuviera tranquilo.

─Lo estoy, señora ─ habló bajito para que el guardia no lo oyera ─. No hay nada que temer con mi padre de nuestra parte.

─Así es, hijo ─ contestó ella, aunque seguía preocupada pensando en el baño de sangre que podía desatar un Magneto iracundo.

El Misterioso Visitante. (Cherik - Wolvesilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora