CAPÍTULO 53

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— ¡Exijo que ambas sean expulsadas de la institución por difamar mi nombre! —exige la profesora ni bien nos sentamos frente al escritorio de dirección.

— ¿Perdón? ¿Cómo le da la cara para darnos esa exigencia? ¡A la que deben echar es a usted! —ataca mi amiga.

— No voy a tolerar que una chiquilla malcriada me hable de esa forma —le responde la docente mirándola de forma despreciativa.

— ¡¿Esa es la forma con la que se dirige a sus alumnos?! —exclama indignada Emily.

— Por favor, no perdamos la calma, usted señorita Brown deje de hablarle así de su profesora, y usted profesora sea consciente que estamos tratando un tema grave y necesitamos su colaboración para llegar al fondo del asunto —interviene la directora de forma pacífica.

— ¡Más vale que vamos a llegar al fondo del asunto! No quiero tener que comunicarle a mi papá lo que está sucediendo —amenaza Emily.

— Basta Emily —le murmuro casi sin despegar los dientes, no quiero que se olvide que esto puede perjudicar a Bruno.

— ¿Quiere decir algo señorita Quintana? —me consulta la directora al verme hablar con mi amiga.

La directora está tamborileando sus dedos en el escritorio demostrando una calma seguramente fingida. Desplazo mi mirada al alrededor y veo que Emily me mira elevando una de sus cejas esperando a que hable, no obstante, yo ignoró su mirada y miro hacia mi izquierda, donde está mi profesora y la veo cruzada de brazos y anclada a la silla, parece estar pegada con pegamento, no será fácil salir de esta situación pero no quiero perjudicar a Bruno.

— Creo que nos apresuramos, seguramente se trate de un error, disculpen —le respondo soltando una palabra tras otra sin tiempo a respirar, y me levanto de la silla para dar por finalizada la reunión.

— ¡Ah no, ni se le ocurra! No voy a permitir que ensucien mi nombre y que después no se animen a decirme lo que piensan de mí frente a frente —me dice la profesora dejándome sentir a través de sus palabras la furia que contiene en su pequeño cuerpo.

— Ustedes no saldrán de aquí hasta que aclaremos esta cuestión —nos dice la directora dándole la razón a la docente y me señala mi silla para que me siente.

— Está bien —accedo yo y me digo a mi misma que cuando salgamos de acá tengo que reclamarle a Emily: si no fuera por ella ahora estaríamos en clase, pues el timbre que avisa el final del recreo sonó hace varios minutos, y no aquí ante la mirada de ira de nuestra profesora.

De igual forma, ya que estamos aquí, voy a defender mi postura y cuidar nuestro colegio, esta mujer debe ser expulsada, no es un buen ejemplo para todos nosotros.

— ¿Y bien? Piensan decirnos en qué se basan para afirmar semejante disparate hacia mi persona —dice rechinando sus dientes.

Emily me mira y me cede el lugar para que sea yo quien hablé, ella aceptará sin dudar lo que diga, sé que si omito detalles, no intervendrá y esas pequeñas cosas hacen que no sea capaz de enojarme por su accionar.

— Bueno, pero no quiero ser interrumpida cuando hable, ¿están de acuerdo? —les consulto.

Todas asienten pero escuchamos unos golpes en la puerta que me detienen justo antes de empezar a contarles lo que sé.

La directora nos da una mirada de disculpa y se dirige hacia la misma para atender a quien sea que haya golpeado.

En esos cortos segundos, en los que se aleja de nosotros, quien parecía tan dulce cuando nos daba clases ahora nos mira fijamente moviendo su mandíbula inferior de lado a lado, su actitud me asusta, nunca la habíamos visto de esa forma pero por suerte la directora regresa y se sienta nuevamente en su silla.

Éramos un par de farsantes Where stories live. Discover now