CAPÍTULO 40

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— Dale Mora, no podes comportarte como una niña chiquita, ya sos grande. ¡Abrime la puerta! —le digo por sexta vez mientras golpeo la puerta de su habitación.

¿Qué pasó, te estás preguntando? Bueno la cosa fue así:

Después de enterarme que mamá está embarazada, a pedido de ella, me encargué de llamar a Mora, que estaba grabando un vídeo en la casa de una de sus amigas, y le dije que viniera cuanto antes.

En menos de media hora, Mora llegó a casa y vio todas las cosas que había en el comedor, su reacción fue única, primero abrió los ojos como platos y luego, dirigió su mirada hacia mí, que estaba parada al lado de una cuna, y se empezó a reír como una loca, mientras se daba cuenta de lo lejos que había llegado Emily con su excusa.

Aprovechando que tenía la cámara a su alcance, la sacó de su mochila y empezó a grabarme a mí y a todas las cosas que compró mamá. Me hizo un montón de chistes con respecto a las dos farsas que voy haciendo en lo que va del año, y yo estaba tan sorprendida por su actitud que no atiné a decirle nada.

Mientras se iba calmando y frenaba un poco de reír, cayó en la cuenta que como yo no estaba embarazada todas esas cosas fueron compradas en vano, se acercó e hizo algunas tomas de las prendas de ropa para bebé con su cámara, luego, sostuvo en sus manos el mismo enterito que un tiempo atrás había agarrado yo, le dio ternura y me dijo que ahora quería ser tía, y que me apurara, porque ella sería una tía espectacular.

Yo aún sin decir palabra, le señalé las cunas, y ella las miro extrañada por unos segundos, después empezó a reírse y me dijo: "No me digas que no sólo creyeron que estabas embarazada sino que estabas esperando gemelos, yo no puedo con esto, me voy a hacer pis de la risa, cuídame la cámara que voy al baño y después te ayudo a guardar todo esto en bolsas y lo donamos."

En el momento que subió para ir al baño, llegó papá, y se largó a llorar de la emoción al ver todas las cosas para su hijito o hijita, después me vio, y se limpió las lágrimas para parecer más fuerte, yo corrí y lo abracé, lo felicite y empezamos a llorar juntos de la emoción.

Mamá salió de la cocina, y al vernos así, se acercó, nos abrazó y se largó a llorar también. Justo en ese momento, Mora bajó por las escaleras y notó que su cámara seguía encendida, me retó porque por mi culpa se le iba a gastar toda la batería. Se estaba dirigiendo a apagarla, cuando cayó en la cuenta de que los tres estábamos llorando abrazados.

Nos miró extrañada y nos preguntó que nos pasaba, yo me moría por contárselo pero no era a mí a quien le correspondía hacerlo, así que me solté del abrazo y fui hasta la mesa, agarré la cámara y enfoqué a Mora, lista para grabar su reacción cuando se entere de la noticia.

Mamá la hizo sentarse en el sillón y se sentó a su lado, papá acercó el sofá y se sentó frente a ellas.

— Mora, te tenemos que contar una noticia hermosa, estamos muy felices y ya es hora de que sepas lo que está sucediendo, tu hermana se enteró hace un rato y ahora te enterarás vos —le dijo mi mamá.

Mora miraba de ellos a mí, sin entender nada, me hubiese encantado estar en su cabeza en ese momento para saber que estaba pensando, pero al no poder hacerlo, estuve atenta a cada uno de sus gestos y movimientos.

Mamá miró a papá, y papá asistió con su cabeza, ambos me miraron a mí, e hicimos una cuenta regresiva: "3... 2... 1..." y gritamos de emoción todos al mismo tiempo pero cosas diferentes.

— ¡Vas a tener un hermanito o una hermanita! ¡Voy a ser padre de tres!—le dijo mi papá.

— Estoy embarazada, corazón —le dijo mi mamá mientras se limpiaba una lágrima de emoción.

Éramos un par de farsantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora