El Misterioso Visitante. (Cherik - Wolvesilver)

XV

─ ¿Te divertiste estudiando sin mí, Peter? ─ rio ─. Sabes, te extrañé, extrañé a todos pero ahora estoy de regreso.

Peter no le respondió porque toda su concentración seguía enfocada en su progenitor y la mano enlazada que mantenía con la del Duque.

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Charles y Erik se soltaron cerca de la entrada y apenas llegaron, el Duque ordenó al personal que se dispusieran elementos de aseo y comida para los recién llegados, así como una habitación de huéspedes para Kurt. El muchacho se había cubierto la cara con la capa otra vez y solo dejaba ver sus enormes ojos curiosos, que se asombraban con las atenciones que estaba recibiendo. Ya la noche anterior los Howlett lo habían sorprendido al tratarlo con tanta gentileza y ahora lo hacían los Xavier. Kurt comenzaba a pensar que después de todo, existía gente bondadosa en el mundo.

Hank quiso examinar a Laura para cerciorarse de que no tuviera secuelas físicas o psicológicas del secuestro y Logan los acompañó a los aposentos de la niña. Sharon decidió encerrarse en su saloncito privado, todavía aturdida con el gesto que su hijo había tenido con Erik. Peter permaneció en el recibidor frotándose la nuca, atontado. Su padre se dio cuenta y lo abrazó de cuenta nueva. El joven todavía no caía.

─Papá ─ murmuró a su oído, mientras su progenitor lo estrechaba ─. ¿Tú y Charles? ─ Erik deshizo el abrazo y le sostuvo el rostro con las manos sobre sus mejillas. Le sonrió y asintió ─. ¿Desde cuándo?

─Hace un par de meses ─ contestó su padre y sonrió más ─. Lo mantuvimos en secreto y perdóname si no te lo confesé antes pero quería que te sintieras mejor para darte la noticia.

─Pero, ¿todo este tiempo? ─ Peter seguía anonadado. Se consideraba una persona sagaz y no podía hacerse la idea de que hubiesen mantenido un romance a sus espaldas.

Charles los observaba desde una distancia prudente y la ansiedad por darle la noticia comenzó a ganarle. Comprendía que el joven merecía que su padre se tomara un tiempo para explicarle pero él también tenía mucho que confesarle a Erik. Le hizo un gesto y su amante respondió liberando al muchacho.

─Ya platicaremos ─ prometió Magneto a su hijo con suavidad.

A Peter solo le quedó asentir.

Charles le hizo una seña para que fueran al salón cercano a la biblioteca y cerró la puerta con llave.

Erik iba a descorrer las cortinas pero el Duque le pidió que las mantuviera así para tener intimidad. Se miraron y sonrieron otra vez. Charles lo leyó y se enteró de que su amante había estado a punto de marcharse y no regresar a Westchester. Prefirió no saber el motivo y solo sintió que su justificación había sido el miedo por la seguridad de los que amaba después de cruzarse con Trask. El Duque pasó saliva porque comprendió que Magneto, ya no Erik, había cumplido su misión. Se sintió contrariado pero pronto recordó quién era su amante en realidad y en la persona en que se había estado convirtiendo en esos últimos meses.

─Pensabas marcharte ─ musitó Charles, mientras en su mente se perfilaban mil escenarios. Si Erik se hubiese ido, el progreso del embarazo podría haberse complicado, su pena habría sido enorme a raíz de la ausencia y aunque su madre había jurado acompañarlo, ¿quién sabe?, la depresión podría haber hecho estragos en su salud y en la del embrión.

Magneto no dijo nada. Fue hasta la licorera y se sirvió un trago con completa confianza.

─Temí que corrieran peligro ─ explicó para justificarse ─. Peter, tu madre, tú, especialmente tú.

─Eso significa que si sientes que hay peligro, me abandonarías.

Erik dejó el vaso y lo miró intensamente.