Capítulo 58

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Iba conduciendo por las calles limpias y llenas de árboles de los suburbios altos de Los Ángeles, en camino hacia la casa de mis padres. Hoy había salido temprano del consultorio y fui al gimnasio, intentando deshacerme de mi frustración sexual con pesas un poco más de libras de lo normal.

Tenía a Thomas en el manos libres y en mi cuerpo una tranquilidad interior, familiar e increíblemente anhelante, que se producía al saber que mi amado estaba bien y contento.

>>Sería bueno que nos visitas hoy también. Le podría decir a mi madre y ella estaría encantada. Te ama más que a todos sus hijos en este momento por lo bien que cocinas.

—Creo que estas exagerando...

>> Cuando todos estábamos en la cocina ayer, mientras esperábamos que terminada de cocinar porque estábamos hambrientos, literalmente dijo: "Quiero un hijo como Nathaniel" mientras nos miraba con decepción.

Reí muy alto.

—Es bueno saber que me puedo ganar a mi suegra mediante mis dotes culinarias.

>>Ella ya te ama desde hace mucho tiempo, y tú lo sabes.

—Mmm, no lo sé. Necesitare muchos puntos extra para cuando se entere que yo tome la flor de su pequeño bebé.

Thomas jadeo escandalosamente a través del teléfono.

>>Ella no tiene por qué saber nunca que tú tomaste mi flor ¡Y-Y deja de referirte a mi virginidad como una flor! Mi trasero no es una planta.

—Tienes razón. Es una hermosa y suave masa de carne que me encanta morder y azotar. Gracias por reiterarlo.

>>Oh Dios, no. Cállate. Todo lo que sale por tu boca es mortificantemente vergonzoso. Moriré de vergüenza en serio. Bueno entonces ¿Vendrías hoy? Si no quieres cenar con mis padres podrías, no sé, colarte por la ventana o algo así.

Desaceleré el auto al aproximarme al portón y saque el control eléctrico para que se abriera.

—¿Quieres que sea como el vampiro de esa película que me hiciste ver hace unas semanas?

>>Edward, se llama Edward. Y no es que me gusten demasiado esas películas pero es cultura moderna general y era una abominación que no la conocieras. Pero sí, podría ser emocionante.

—Ya, entonces tu serias mi Bella y te mordería todo lo que quisiese.

>>No me morderías —su voz se escuchaba obstinada y eso me causaba diversión— Edward no la muerde todo el tiempo, solo cuando ella está a punto de morir, lo que es hilarante. Pero nosotros podríamos hacer cosas divertidas.

—A mí me gusta morder mientras hacemos "Cosas Divertidas".

Hubo un ligero silencio en la llamada. Aproveche para estacionarme cómodamente y apagar el auto.

>>Ay, para que miento. A mi también me gusta que me muerdas. Ven a morderme, bebé. Ñau.

Sonreí sin poder evitarlo.

—¿Esto se está convirtiendo en una llamada sexy?

>>Chúpame la sangre.

—Creí que hace solo un segundo estabas muriendo de vergüenza.

>>Y ahora muy avergonzado estoy pidiéndote sexo.

Suspire contento. De verdad lo quería, y aun más que eso, le necesitaba. Pero sabía cuándo debía actuar un poco más conscientemente. Thomas era aún un adolecente y actuaba un poco sin pensarse mucho las cosas. Yo debía colocar ciertos límites para su bien aun si él se disgustaba un poco, si lo hubiera hecho de esta manera tal vez el no estaría castigado en este momento. Oh, pero era tan difícil porque yo deseaba pasar cada minuto de mi día junto a él.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora