Capítulo 13

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Eran cerca de las diez y media de la noche cuando el jeep negro se estaciono frente a mi casa. Las luces de esta ya estaban apagadas. Mi madre me había llamado, interrumpiendo el momento tan agradable que estaba teniendo con Nathaniel, y me recordó que no llegara tan tarde porque mañana era día de escuela. Fueron casi treinta minutos de camino a mi casa donde los temas de conversación entre el mayor y yo nunca acababan.

Me saque el cinturón de seguridad y tome la mano derecha de Nathaniel que estaba en su lugar habitual.

–Muchas gracias por todo Nate. La pase genial.

–Yo también lo pase muy bien Thomas –me sonrió pícaramente, con sus labios un poco más rojos de lo habitual, y me dio un leve apretón en la mano que sostenía la suya– Y se repetirá muchas veces más.

Me sonroje levemente pero le devolví la sonrisa, claramente emocionado. Una promesa de que tendríamos muchas otras citas era algo por lo que cualquiera estaría emocionado también. Pero había algo que tenía que hablar con él.

–N-Nate. Sabes que nadie puede saber de esto ¿cierto? Y-y no me puedes b-besar frente a otros –intente cerciorarme, estaba nervioso al respecto– N-no es que no me gusta que me beses, p-porque me gusta mucho, pero sería algo muy sorpresivo para ellos y-y puede que se molesten...

–Hey, Thomas –me callo Nathaniel con vos amable– Yo no tengo ningún problema pero, sé que es tu primera vez en algo así ¿no? –asentí ruborizándome levemente– No te preocupes, seré discreto frente a todos. Pero sabes bien que soy muy afectuoso ya por defecto –dijo bromeando, reí levemente– Así que no te preocupes de más si te abrazo o te toco, nadie sospechara nada por algo así ¿está bien?

–Está bien –repetí obedientemente asintiendo.

Me alegaba que al menos lo pudiera tocar sin levantar sospecha en los demás.

–Pero me tienes que compensar por portarme bien –siguió diciendo con un aire angelical– Y como no te podre besar frente a otros, tendrás que darme muchos besos cuando estemos solos. Yo también te daré un montón, ya que admitiste que te gustaban tanto...

–Ya me voy.

Él y sus descaradas insinuaciones. Totalmente rojo abrí la puerta del copiloto para bajar.

–Hey hey hey –tomo mi brozo y me acerco a él– Quiero mi beso de despedida.

Avergonzado como estaba le mire con reproche. El mayor me miro con su picara y divertida mirada y cerró los ojos esperando que lo besara... y ¿para qué hacerme el duro? Me encantaba besarlo. Me incline besándolo suavemente durante unos dos segundos y cuando me estaba por apartar el tomo mi barbilla y presiono más nuestros labios, dándome un beso que me quito el aliento.

–Te veo mañana mio piccolo.

***

Después de reportarme con mi madre me dirigí hacia mi habitación. Abrí la puerta y al encender la luz me lleve el segundo gran susto de la noche.

–Aaahh –grite por la impresión y me abrace a la puerta.

–Te estuve esperando –dijo mi hermana gemela Hanna.

La pelinegra estaba sentada en el centro de la cama al estilo indio, vestía un holgado pantalón de dormir y un top deportivo como pijama. Me sonreía misteriosamente desde su posición.

–Que rayos tienen todos con asustarme –susurre para mí, la mire molesto y cerré la puerta de la habitación– ¿Qué haces en mi cuarto Hanna?

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora