Capítulo 17

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Nathaniel me miraba con intensidad y una lujuria abrasadora. Y aunque sus ojos estuvieran mirando los míos, sus manos no dejaban de acariciar la porción de piel expuesta de mi cadera. No podía negar que yo quería esto, ni las numerosas veces que me había masturbado pensando en Nathaniel; imaginando como me tocaba y besaba, llegaban ni por asomo a la realidad.

Quería más de él.

Apreté mis labios y asentí cerrando mis ojos.

Sentí como me sacaba los lentes y los coloco en la mesita al lodo de su cama. Me beso ardidamente y luego coloco sus labios en mi oído.

–Sube tu cadera.

Le hice caso y levante mi cadera para facilitarte el trabajo de bajar mis pantalones. Los bajo de un tirón hasta mis rodillas, con una de sus manos tomo mi barbilla y me comenzó a besar lentamente. Un beso que me hizo olvidar mi casi total desnudes. Tomo mis labios, succionando el labio inferior para luego morderlo con algo de agresividad. Sin reparo metió su mano bajo mi ropa interior, haciéndome jadear y abrir mis ojos por la sorpresa. Tomo con fuerza mí ya muy duro miembro, y me hizo mirarlo.

–Quiero que me mires, piccolo –su vos era ronca y demandante. Comenzó a mover su mano, lentamente de arriba hacia bajo. Gemí y me aferre con una de mis manos a su brazo, el que mantenía firme mi barbilla, y con el otro tome en puño la sabana a mi lado. Nathaniel me miro complacido– Eso es. Gemere per me.

Mordí mi labio inferior, sintiéndome más excitado de lo que había estado es mi vida. Mi mirada dejo su rostro, bajando por su pecho y abdomen increíblemente fuerte y marcado. El mayor soltó mi barbilla y tomo mi mano, le dio un beso antes de colocarla en su pecho, deslizándola por toda su piel, complaciendo mi deseo silencioso de tocarlo.

–Tócame. Quiero que me toques –seguía con el movimiento tortuoso de su mano– ¿Quién diría que un niño como tu podía prenderme tanto en solo un segundo? Que me rogarías... –dijo en un gruñido lleno de excitación– Ruégame más Thomas. Voglio vederti implorare.

Me sentí muy pequeño bajo su mirada y su profunda voz. Cuando dijo la última frase en italiano, no entendible para mí, me estremecí bajo una corriente casi eléctrica, que se desplego en todo mi cuerpo y termino en una descarga caliente dentro de mi ropa interior. Nathaniel callo mi alto gemido con un beso. Fue duro, arrasador y delicioso. El tipo de orgasmo que no se acumula, solo llega repentino e incontrolable y te consume en un momento, dejando tu mente en blanco.

No me percaté de que Nathaniel seguía en movimiento, hasta que sentí algo húmedo y caliente en la punta de mi pene. Jadié y mi cabeza voló hacia esa dirección. La boca de Nathaniel estaba sobre mi glande, lamiendo el líquido lechoso que ahí se encontraba.

–¡N-Nate! –dije horrorizado. Lleve mis manos a su rubio y desordenado cabello y tire de él intentando alejarlo, sin éxito– N-No. Para.

Sus ojos se alzaron hasta los míos, y me sorprendió ver que ya no tenían casi nada de miel, estaban casi negros. Chupo fuertemente mi glande, diciéndome claramente "No me voy a detener" antes de meter mi pene totalmente en su boca y succionar. Pase de estar algo flácido por mi reciente orgasmo, a estar a punto de correrme otra vez. Mis gemidos eran agudos y desenfrenados, mientras veía como mi miembro entraba y salía de su boca. Sentí una vergüenza tan grande que tenía ganas de llorar, pero aun así no podía apartar la mirada.

–P-por favor N-Nate... ah-aah –no sabía exactamente lo que le estaba pidiendo, el que se detuviese o que siguiera. Pero no tenía mucha cabeza para pensarlo, porque el placer me estaba cegando de nuevo. Lagrimas corrieron por mi rostro– Por fa... Ah-aah ¡Ah!

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora