Capítulo 31

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—N-no puedes hacer eso —dijo sin ninguna convicción Sakura mordiendo nerviosa su labio inferior y sin despegar los ojos de los dedos de Sasuke que seguían haciendo una excelente labor con los botones de la camisa.

El pelinegro la miraba complacido y burlón, ella por fin pudo regresar la vista a su cara y decidió taparse la suya con las manos.

La pelirrosa abrió un poco los dedos para echar un vistazo pequeñito pero los volvió a cerrar al ver un torso desnudo, y todo empeoraba porque ahora esos dedos abrían el botón de la pantaloneta.

—Esto no está pasando... esto no está pasando —repetía bajito.

La risa de Sasuke baja y divertida resonó en el silencio de la isla.

—Sí que tienes una mente perversa, molestia.

La ojijade bajó las manos para encontrarse a una escultura humana con una pantaloneta de natación y un rostro socarrón que lo hacía lucir como un niño travieso (un niño muy caliente).

—¡Uchiha!

Sasuke empezó a retroceder mientras ella avanzaba furiosa pero cuando ya lo iba a alcanzar fue él quien la atrapó, con facilidad la levantó para ponerla en su hombro, avanzó unos pocos pasos en el mar y la arrojó en el agua.

—¿¡Pero qué te pasa Sasuke Uchiha!?

Él rió a carcajadas un buen rato hasta que ella hizo su mejor cara de indefensión y sacó su voz más dulce.

—Si ya te divertiste un rato, al menos ayúdame a levantarme.

Él pasó saliva al observarla tan tierna y le dio brindó su mano. Sakura lo tiró con toda su fuerza haciéndolo caer en el agua, ella sabía que el azabache no sabía nadar pero estaban a escasos pasos de la orilla y el agua apenas les cubría las piernas. Ahora era ella la que estallaba en sonoras carcajadas.

Sasuke le tiró agua terminando de empaparla, ella le siguió el juego encantada. Sasuke se acercó más para embadurnarla de arena, ella no podía defenderse por culpa de la risa, apenas si lograba retorcerse debajo de su cuerpo masculino mientras él le untaba arena mojada en los brazos, los hombros y... Sakura dejó de reírse cuando Sasuke también lo hizo, pareció detenerse todo en el momento en que fueron conscientes de la posición en la que estaban, él tenía en la mano un puñado de arena y lo deslizó por el cuello de la chica lentamente. Sus ojos chocando en todo momento.

Sin comentar nada el pelinegro miró hacia otra parte, se levantó y alejó.

—Hay una ducha portátil detrás de esos arbustos, si quieres anda a nadar un rato pero luego ven a comer.

Sasuke se giró, ella quería decir algo pero no supo qué exactamente, con sus ojos verdes clavados en la ancha espalda del pelinegro descartó la idea.

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Para la tarde ya se habían reunido todos en una playa más cercana a las cabañas.

Temari sentada en una banca disfrutaba de tener a su novio detrás de ella colocándole bloqueador solar. El serio Nara parecía doblegado a la voluntad de la rubia; doblegado y feliz.

La pelirroja Fūka, más atrevida, gozaba de las manos de Naruto acostada boca abajo en una silla playera con la parte superior del bikini desabrochada. Los ojos de Hinata se quedaron un momento fijos en la pareja cuando se topó con los írides azules del chico que volteó a mirarla.

Ella se volteó rápido, dándoles la espalda intencionalmente, sacó su protector solar y empezó a aplicárselo en los hombros. El rubio se sonrió de medio lado, le dio un beso en el cuello a su invitada y fue hasta la silla donde estaba la pelinegra.

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