Capítulo 19

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Ocho pares de ojos estaban fijamente puestos en Shikamaru Nara quien tras un análisis de la situación había anunciado la única salida que tenían.

Naruto asintió, miró su perfecto reflejo en un espejo, arregló su camisa tirando de las solapas y salió de la habitación de Sasuke.

Cuando llegó al gran salón de la mansión fijó la vista en la jefe de protocolo la cual organizaba eficientemente lo relacionado a la subasta. Sus azules ojos la recorrieron de arriba abajo deleitándose de que su misión fuera coquetear con tan deliciosa belleza.

—Hola preciosa —a sabiendas de que su atractiva sonrisa siempre surtía efecto en las féminas fue invadiendo el espacio personal de la ex modelo sin dudarlo.

A la mujer definitivamente le gustaba lo que veía, no todos los días uno de los famosos F4 se acercaban con una clara vibra seductora.

—Naruto Uzumaki, es un placer conocerlo.

—Oh, no querida, el placer va a ser todo mío —con el mayor descaro se acercó a darle un beso en la mejilla demasiado cerca de los labios— Necesito pedirte un enorme favor —reforzó su pedido recorriendo descaradamente el brazo desnudo de la chica quien enarcó una fina ceja y sonrió.

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Media hora antes de que empezaran a llegar los invitados se encontraba Mikoto Uchiha con su fiel asistente Kakashi aun revisando algo de las peticiones que usualmente le llegaban a la oficina.

—El ministro de educación le hace una petición para ayudar con fondos para becas que se entregarán a estudiantes sobresalientes.

—Recházala —su voz era severa y no admitía objeción.

—Y por último un hospital pediátrico le pide una donación para comprar un equipo médico que necesitan los niños con cáncer.

—Recházala —el peligris hizo una ligera reverencia con la cual daba por terminada esta labor.

—¿Sasuke está en su habitación? —se quitó las gafas y dejó su pluma en el puesto.

—Sí, señora.

Se levantó del escritorio y salió rumbo a la habitación de su hijo.

Mientras tanto cuatro jóvenes miraban a una pelirrosa asegurándose de que todo funcionara como iba en su plan.

—No te toques el cabello —la voz del rubio sonaba preocupada, eso era muy extraño— Vas a terminar arruinando el peinado.

—Esto no parece un... peinado... se siente como si tuviera un nido de pájaros en la cabeza.

—Aun así no te lo toques y no mires al suelo, debes estar erguida como si fueras la dueña de la casa—la instruyó el Nara.

Sakura suspiró e hizo caso... sabía que los chicos sólo trataban de ayudarlos a salir de este lío pero el nerviosismo no ayudaba a su carácter.

—Y al menos siéntate bien —la voz irritada del azabache resonó fuerte y seca, como de costumbre.

Sakura volteó su rostro emitiendo un resoplido poco elegante justo en el momento en que la puerta se abría bruscamente y los ocupantes de la habitación dejaban de respirar.

En el momento en que la implacable mujer entró ellos se irguieron como si les hubieran pinchado el trasero con una aguja.

—Buenas tardes —dijeron casi al unísono seguido de una respetuosa reverencia. Sakura los imitó pero ellos silenciosos le instruyeron para que se volviera a sentar.

BOYS OVER FLOWERSWhere stories live. Discover now