Capítulo 8

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Sakura había tenido que ir a una lavandería para poder quitar todas las manchas de su uniforme, tuvo que regatear el mejor precio posible dado su corto presupuesto, había tenido que rogar para que lo tuvieran en el menor tiempo posible para que su familia no se diera cuenta de lo que estaba pasando en el exclusivo colegio, pero lamentablemente las manchas dentro de su corazón por la humillación no quitarían tan fácilmente. Cada día el rencor hacia Sasuke Uchiha crecía mientras que guardaba en un cajoncito de la mesa de noche el pañuelo de un chico que a veces llenaba sus pensamientos.

Al llegar a casa con una excusa del por qué llevaba una sudadera se le estrujaba el corazón al ver a su madre sacar una caja para comida que notaba como la más lujosa que hubiera visto.

—De ahora en adelante llevarás aquí el obento.

—Yo no puedo llevar eso al colegio, es muy fino y...

—Me lo regaló tu abuela el día en que me casé —la interrumpió Mebuki mientras miraba ensoñadora la madera color café oscuro con decoración de flores de cerezo— Con ella no te dará pena sacar tu almuerzo.

—A mí no me da pena —Sakura hizo un gracioso mohín.

Kizashi extasiado hacía planes de un menú especial para mandarle a su "chica maravilla".

—Yo llevaré la comida igual a la que lleva Konohamaru, no es necesario que gasten más por mí.

—Claro que es necesario, eso te ayudará a rendir mejor en tus estudios —para su padre todo tenía lógica.

—Además si no comes bien te pondrás fea y será más difícil conseguir un buen marido —razonó ahora su madre con el asentimiento de Kizashi.

—Estoy tan orgulloso de ti, hermanita —hasta su pequeño hermano la miraba con ojos diferentes.

Era todo un dilema: Sabía que el bullying de parte del Uchiha apenas había iniciado pero no quería decirle nada a su familia para no preocuparlos.

También recordaba las veces que tuvo que defender a su mejor amiga con la fuerza de sus puños, pero igualmente recordaba las veces en que la reprendieron en su antiguo colegio.

Esa noche se rindió al sueño tratando de dilucidar el camino que debería tomar.

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Un día fueron serpientes en su casillero, otro un baldado de agua fría a cargo de Karin y sus secuaces. El día en que todo iba mejor encontró sus cuadernos en la caneca del salón, el peor día al llegar a su amada piscina, en donde sacaba todas sus tristezas, la encontró llena de basura y le tocó meterse así para sacar vasos, bolsas, empaques y todo lo que se les ocurrió echarle.

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En un sótano el pelinegro cada día estaba de peor humor al comprobar que hiciera lo que hiciera (o mandara a hacer porque él no era el autor material de nada) una chica de ojos verdes no iba a pedirle perdón. Se volvió para él en una obsesión, a cada momento la pensaba y hasta llenaba sus pesadillas.

—Ya Sasuke, cálmate un rato y ven a jugar con nosotros —decía un rubio sonriente con el control de una consola de videojuegos en la mano.

—Tsk —fue la única respuesta.

—Ya sabes que Sakura lo está volviendo loco, que fastidio.

—¡Cierto! Creo que ha sido la única chica que se nos ha opuesto, ¿no? —asintió el Nara— ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Ya ha resistido más de una semana?

Shikamaru fijó sus ojos en Naruto quien con una risita de triunfo celebraba la apuesta que habían hecho.

—Eres un niñato —declaró.

—Y tú un mal perdedor —el rubio le pasó a su amigo el teléfono celular— Ahora ponme allí los números de las amigas de Temari.

—Hpm... esa niña es más resistente de lo que pensé —se quejó Shikamaru mientras cumplía lo prometido.

—Sí, pero luego de hoy ya no será más una molestia —hasta a sus amigos la voz helada de Sasuke logró sorprenderlos.

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Ya era la tarde cuando Sakura terminaba su práctica diaria de natación, ese era el más poderoso motivo para seguir allí, su sueño de ser nadadora olímpica.

Estaba en frente del espejo en la total afonía del polideportivo donde se encontraba la piscina terminando de vestirse cuando notó unas sombras a su espalda, eso era a lo más extraño porque ningún otro estudiante se interesaba por el solitario lugar.

Mientras terminaba de abotonar su blusa se volteó para comprobar que no era su imaginación la que le estaba jugando una mala pasada, cuando vio entrar a dos alumnos, ella desde un primer instante avizoró sus malas intenciones así que rápidamente trató de escapar pero al intentar salir por la otra puerta del vestier se encontró de frente con otros dos que querían atraparla.

Ella gritó y luchó desesperada pero eran demasiados para poder hacer algo útil. La arrastraron por el suelo hasta la piscina, allí entre dos aprisionaron sus manos y brazos impidiéndole moverse mientras otro se sentó a horcajadas encima. El cuarto muchacho grababa sonriente el terrible espectáculo en el que la chica se retorcía y lloraba pidiendo a gritos la ayuda de alguien.

El que estaba arriba de Sakura de un solo tirón desgarró su blusa dejándola expuesta cuando unas manos poderosas agarraron al muchacho por la espalda y lo botaron a la piscina. Tanto los atacantes con la pelirrosa quedaron estáticos observando al que lo había hecho.

—He intentado terminar de leer este libro por semanas y siempre me encuentro con algo molesto que me lo impide —Sai miró enojado uno a uno a los jóvenes.

—Este... Sai-sama, no sabíamos que estaba aquí —se miraban unos a otros sin saber cómo reaccionar a la intromisión del F4.

—Pero ahora lo saben... y siguen aquí.

—Esto... esto es algo que nos encargó el señor Uchiha —balbuceó uno de los que agarraban a la muchacha.

—¿Tengo que decirles que se vayan? ¿O son tan listos para simplemente hacerlo? —y sonrió, no el gesto que a veces hacía por Sakura si no uno que tenía promesa de problemas.

Los atacantes fueron saliendo mirando hacia Sai y haciendo reverencias mientras caminaban hacia atrás.

El pelinegro fue hasta una de las bancas cercanas, a donde estaban algunas toallas, recogió una y cubrió a la chica que seguía en el suelo temblando. Ella inmediatamente tapó su cuerpo apenada.

—Gra-gracias Sai-sama.

—No lo hice por ti, en donde siempre leo estaban haciendo limpieza y yo me pongo de muy mal humor si hay ruido cuando estoy con un buen libro.

Después de que el muchacho abandonara el lugar Sakura dio rienda suelta a su llanto.

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Sasuke miraba un video en el teléfono de un joven mientras otros tres esperaban su veredicto.

—Todo iba bien hasta que apareció el señor Sai.

—¿Bien? —hasta para el Uchiha era demasiado observar ese tipo de violencia contra una mujer— ¡¿Bien?! ¡¿Quién les dijo que le hicieran eso?! —enojado terminó estrellando el teléfono del muchacho contra una pared.

—Us-usted nos dijo que le diéramos un buen susto.

—¡Un susto para que viniera a pedirme perdón, no que la...! —el Uchiha bajó su voz mientras apretaba violentamente sus puños— Salgan de aquí.

—Pero Sasuke-sama...

—Salgan de aquí A-HO-RA.

Inmediatamente obedecieron los asustados jóvenes.

‹‹De ahora en adelante yo me encargaré de ti personalmente, Sakura Haruno››.

BOYS OVER FLOWERSWhere stories live. Discover now