El Duque montó descalzo y apenas se vistió el saco y acomodó los pliegues. Ubicó las botas en la parte trasera de la montura y miró a su amante.

─ ¿Nos pasamos con el tiempo? ─ preguntó Erik con complicidad y sonrió.

Charles le devolvió la sonrisa y alzaron las riendas para ponerse en movimiento.

Logan los aguardaba suspicaz y ya preparado. Miró a Magneto a los ojos y sin saludarlo siquiera, dio media vuelta para emprender el galope hacia la casa. Le molestaba que Peter se hubiera preocupado por él. Era un joven que se estaba recuperando y no merecía sufrir problemas. Si no hubiera sido porque Sharon le suplicó que saliera a buscarlos, Howlett se habría quedado en la casa a consolarlo. No entendía por qué le molestaba tanto que el muchacho sufriera. Podía ser empatía, aunque todavía no lo definía completamente.

Erik quedó desconcertado con la reacción de Logan y Charles le hizo un gesto para que lo siguieran.

Media hora más tarde, se adentraron en la avenida de la mansión. Los mozos de cuadra los estaban esperando para llevar los animales a la caballeriza.

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Sharon estaba ansiosa pero como la dama que era, ocultó sus nervios y aunque no pudo comer bocado alguno porque la boca del estómago se le había cerrado, ordenó un poco de té y se encerró en su salón privado para esperar a Logan. Desde el ventanal advirtió los movimientos de la servidumbre cuando vieron que los jinetes se acercaban y pronto divisó a los tres cabalgando. Suspiró. No quería sacar conclusiones precipitadas pero que su hijo, tan responsable, se hubiera olvidado del paso del tiempo cuando estaba con su huésped no la consolaba. En la casa de los Xavier existía la costumbre centenaria de sentarse a la mesa cuando el reloj marcaba las doce para almorzar. Ya diez minutos de atraso sin aviso previo eran una falta que había que excusar, quince eran un desagravio y para ese tiempo Charles ni siquiera había aparecido. Consternada, Sharon le había pedido pasada media hora a Logan que saliera a buscarlos. Además les habían avisado que Peter estaba preguntando por su padre y Laura subió a acompañar al joven.

Lady Xavier se sentía angustiada por su hijo y por el muchacho porque le daba pena y valoraba el esfuerzo que estaba haciendo por superar su tragedia. Terminó de beber el té unos minutos antes de notar el movimiento y desde su salón vio que Charles y Erik regresaban sanos y salvos. Se alivió porque no les había pasado nada malo pero la alegría de su hijo, apenas disimulada con la sonrisa cuando desmontó para entregar su caballo, su vestimenta desarreglada y el hecho de que estuviera descalzo, la tensó. En Erik se notaban los pantalones mojadas y el pelo revuelto con los rizos llenos de hierbas. ¿Dónde habían estado? Dejó la taza sobre una mesita y salió a recibirlos. No iba a mostrarse severa pero quería que Charles notara su presencia.

Para cuando llegó a la puerta, los tres estaban entrando. Logan le asintió respetuoso, Erik la saludó correctamente y Charles se disculpó y le pidió si podían almorzar juntos. Una manera torpe de excusarse para un adulto.

Sharon hizo a un lado su enojo y aceptó. Logan se les unió con Laura, cuando bajó de estar con Peter, y esta fue una de las pocas veces que el almuerzo se sirvió en la casa dos horas después del mediodía.

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Charles se dio cuenta de que su comportamiento no había sido el correcto y a partir de aquella mañana, tomó recaudos para que su relación con Erik no lo hiciera olvidar sus funciones y las reglas de la casa. Aunque Sharon no emitió sermón alguno, su hijo pudo notar en su mirada la amonestación y le dolía que el abismo siguiera existiendo entre ellos. Se dio cuenta de que su madre tenía razón y desde ese día eligió la tarde para que jugaran él y Erik al ajedrez, y la noche para amarse. El resto de la jornada la empleaba en encargarse de sus labores. Los dos amantes congeniaban de una manera increíble y más allá de la atracción sexual se daban cuenta de que tenían puntos en común. A pesar de su condición humilde, Magneto era un hombre instruido. Los dos mantenían largas pláticas filosóficas y discutían de temas de actualidad. Tenían puntos de vista enfrentados como el tema de la violencia que por nada del mundo Charles aceptaría, pero había muchos en los que estaban de acuerdo como la protección de los mutantes y la implicancia que tendrían en el futuro de la especie humana. Erik afirmaba que más adelante dominarían los estados, las colonias, el mundo entero; Charles pensaba que con sus poderes deberían prepararse para ayudar a los más débiles, veía a los mutantes como salvadores para la Humanidad mientras que Magneto los veía como los próximos dueños del planeta. Sostenían estas pláticas mientras se disputaban partidas, o bebían un poco de whisky en la antesala. Por las noches, otros asuntos los ocupaban, más trascendentes que el porvenir de su especie.

El Misterioso Visitante. (Cherik - Wolvesilver)Where stories live. Discover now