-Hola- le saludé incómoda por el silencio, su cara y por toda la situación en general.- ¿Puedo pasar? Hace un poco de frío.
-Si. Digo hola. -me saludo todavía confundido- Claro, pasa. Estaba a punto de salir a buscarte. -me confesó con una sonrisa.
-Ah. Veo que hemos pensado lo mismo los dos.-le conteste sonriendo a mi vez mientras entraba en la casa- Siento presentarme sin avisar, pero no sabía a qué hora era la quedada ni tenía tu número, así que
-No. Tranquila. La culpa la tengo yo. -dijo mientras le cogía el abrigo y lo guardaba- ¿Cómo te encuentras? ¿Te siguen doliendo algo?
-No te preocupes Amoos. Estoy mucho mejor. Solo me quedan unos pocos moretones sin importancia. -respondí nerviosa y sin mirarlo. No quería hablar del tema. No me gustaba.
-Para mi si es importante -me dijo clavando su pupila en la mía- No le restes importancia a algo tan tan-vi cómo a medida que recordaba lo que había pasado, su enfado iba aumentando.
- Si. Te entiendo. Pero mejor no hablemos de ello. ¿Qué ganaríamos ahora pensando en eso y poniéndonos de mal humor? -sin darme cuenta me había acercado a él y le estaba acariciando la mano. Al darme percatarme, intenté apartarla, pero él me devolvió la caricia, me sonrió y cogió mi mano.
-Tienes razón -dijo mientras avanzaba por el recibidor- Si te parece bien, quisiera presentarte a mi familia antes de irnos.
-¿A tú qué? -pregunté asustada. Puede que con la idea de adelantarme esta vez me haya salido el tiro por la culata ¿Yo iba a conocer a su familia con estas pintas? Por dios, si hasta la mota de polvo de la alfombra que estaba pisando tenía más elegancia que yo.- Amos no se yo si es el mejor momento para conocer a tu familia. Mírame. -le explique señalando mi pelo despeinado y mis golpes.
-Créeme que lo hago. Pocas cosas podrían lograr que dejara de mirarla.
-Pero Amos yo no -no pude terminar mi queja porque con un suave empujón me invitó a entrar en una sala decorada con varios cuadros y dos plantas. En ella se encontraban tres personas. Al darme cuenta de que se trataba de Anabel, su marido y su hijo, toda la tensión de mi cuerpo se evaporó.- Hola, soy Débora.
-Hola -me dijo abrazándome con fuerza Anabel- que gusto volver a verte de nuevo Débora.
-Igualmente Anabel.
-No hace falta ser tan formal. Bueno deja que te presente a mi familia -dijo mientras me guiaba hasta su marido y hijo- Este hombre tan serio de aquí es mi marido, David.
-Encantado de conocerla Débora.
-Y este pequeñajo de aquí es nuestro hijo, Thomas. -siguió ella revolviendo su cabello.
-Encantada de conocerte Thomas. -dije de cuclillas mirándole a los ojos.
-El placer es mío -dijo con solemnidad al mismo tiempo que me tendía la mano. Inevitablemente se me escapó una sonrisa.
- ¿Y bien? ¿Cómo es que estáis aquí y no por ahí celebrando vuestra cita? -me preguntó sin tapujos Anabel.- Déjame adivinar te rajas. Bien que haces. Mi hermanito es todo un tostón cuando se lo propone.
-Anabel -noté cierta tensión en la voz de Amos. Casi no parecía su voz. Encogiéndose un poco, ante el tono de su hermano Anabel puso los ojos en blanco y regalándome una sonrisa me agarró del brazo para susúrrame
-Ves. Todo un aguafiestas
-Bueno. Creo que ya ha sido suficiente por hoy. Débora. ¿Nos vamos?
-Si. Claro.
Y tan rápido como había llegado a casa de Amos me fui. Al llegar junto al coche me abrió la puerta, antes de entrar y irnos a la ciudad.
- Bueno. Tenía pensado ir a buscarte a las seis para ir a dar una vuelta por Limerick antes de ir a cenar a las nueve. Me he tomado la libertad de reservar en un restaurante italiano que suelo frecuentar. Espero que no sea ninguna molestia
- En absoluto. En cuanto a la comida, no soy muy quisquillosa. En realidad, me gusta probar platos nuevos. Pero una preguntita ¿es muy elegante?-le pregunte al ver como iba vestido él. Parecía recién sacado de una revista. Camisa blanca conjuntada con unos pantalones negros y una gabardina del mismo color- Y ¿Qué tiene pensado hacer desde las seis hasta las nueve señor Moore? -le pregunté sonriendo al ver la mueca de su cara por haberle vuelto a llamar de usted.
-Débora, no me llames así. Creía que ya habíamos superado esa fase. Es un poco pijo, si. Pero también es precioso y lo más importante, la comida es espectacular. Si no quieres ir llamó y canceló. En cuanto al qué hacer. No tengo ningún plan fijo en realidad. ¿Dónde te gustaría ir?
-No que va. Me apetece mucho ir. Lo único es que... ¿podríamos pasarnos por mi casa treinta minutos antes? -pregunté no queriendo sonar muy consentida o caprichosa.- No sabría decirte donde ir la verdad. No conozco mucho Limerick. No he tenido mucho tiempo para hacer turismo local. -le confesé encogiéndome de hombros.
- Para lo primero, por supuesto. No hay problema. En cuanto a lo segundo... ¡Es inadmisible! ¿Llevas tres años en Limerick y no has visitado nada?
-Efectivamente. Veo que entiendes las cosas a la primera. -dije en tono jocoso.
- Bueno. Menos mal que estoy aquí para remediarlo.
- ¿Me vas ha hacer de guía turístico?
- Veo que entiendes las cosas a la primera
•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••
VIVA EL SARCASMO MAL DISIMULADO ¡VIVAAAA!
¿Qué pensáis de la pareja? ¿A que son perfectos el uno para el otro?
Y para acabar ¿Quién no ama a Nathaniel y su personalidad callada y protectora?
[Votar y comentar si os gusta ¡Son dos segundos!]
YOU ARE READING
La Perdición del Lobo [1] ✔
Werewolf✅Completa y editándola✅ ⚠️Escenas de violencia y +18⚠️ ⛔Primer libro de la saga: Dolor sempiterno ⛔ Débora tras huir de un pasado lleno de maltratos, encuentra refugio en la Academia de Danza Clásica de Limerick. Esta se haya situada en un pequeño p...
Capítulo 20
Start from the beginning