27

73 15 0
                                    


Kaia


Vicenzo me pasó el desayuno muy temprano. Aún tengo sueño. Sigo sin dormir bien, pero trato de disimularlo lo mejor que puedo para que él no lo note.

—Hoy vamos a abrir esa caja.— me dijo.

—¿En serio? —pregunté emocionada.

Asintió.

Terminé rápido de comer y fui directo a nuestra área de entrenamiento en el bosque.

—Hazlo. —me dijo.

Encendí la llama de mi anillo y la introduje en la caja. Salió un águila de tamaño mediano que vino a posarse en mi brazo. Es completamente blanca y emite llamas.

Observé la inscripción en la caja.

—"Aquila della Aurora". —leí.

Traía una armadura puesta. Le alcé las alas y vi cuchillos debajo. Cada ala producía una llama de magnetismo diferente.

—Es obediente. —dije asombrada. Nada parecido a Uri. —¿Le puedo poner nombre?

—Haz lo que quieras. —habló Vicenzo. —Es tuya.

—Mirko... —le dije mientras le acariciaba la cabeza. —¿Te gusta?

Hasta parece que asiente con la cabeza.

—Es un buen compañero. —me dijo. —Creo que se adaptará bien a ti.

—¿Y qué puede hacer? —le pregunté.

—Eso tendremos que averiguarlo hoy. —me dijo.

Mirko empezó a volar. Había un árbol al frente nuestro. Lancé un cuchillo hacia allá.

—¿Puedes darle a eso? —le pregunté señalando a lo que acababa de lanzar.

Movió ambas alas y formaron un círculo de cuchillas alrededor del mío. Es bueno...

—Ahora, ve a dar una vuelta. —le dije. —Quiero ver qué tan rápido vuelas.

Fue hacia el cielo y cayó en picada hacia nosotros. Se elevó antes de estrellarse con muchas precisión. Empezó a dar vueltas alrededor y sus llamas se extendían.

—Genial. —dije sin poder contener mi asombro.

—Pero, aún no regresa. —habló Vicenzo.

—Ya lo hará. —respondí.

Esperamos unos diez minutos y no volvía. Ahora sí me estoy preocupando.

Vicenzo dio un gran suspiro.

—Ve a traerlo. —me dijo.

Asentí.

Lo busqué por todas partes hasta que, finalmente, encontré un rastro lleno de llamas blancas. Ha de estar por aquí. Seguí caminando y lo vi posado en el brazo de nada más ni nada menos que Hibari. Estaba allí junto a Dino.

Le silbé y regresó a mi hombro.

—¡Kaia! —me dijo Dino en cuanto me notó. —No sabía que también andabas por aquí. ¿Esa es tu ave?

Aquila della Aurora. —respondí. —Se llama Mirko.

Él voló hacia Hibari de nuevo. Empiezo a creer que él atrae a las aves.

—¿Y en dónde está Vicenzo? —preguntó Dino.

—Se quedó por...

—¿Por qué tardas tanto? —me interrumpió Vicenzo, quien recién llegaba.

Assassin [Katekyo Hitman Reborn]Where stories live. Discover now