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Kaia


Me quedé junto a las otras chicas los siguientes días esperando a que el resto sanara sus heridas. A su vez, Reborn hizo que entrenara junto a Lal Mirch, quien es una maestra del CEDEF. Ella colocó un pequeño dispositivo en el centro de mi anillo. Eso hizo que pudiera encender por mí misma unas llamas de dentro de él. Era como un catalizador.

Empecé a preguntarme en qué momento empezarían a masificar estas cosas. Sé que hay más Familias que usan anillos. Creí que las llamas solo se podían activar con las balas de la voluntad. Nunca esperé que fuera algo que se pudiera activar por sí solo con algo como esto.

Mientras descansaba un poco de mi entrenamiento en solitario, me senté en el suelo. Saqué los cuchillos de la caja. Emiten una llama completamente blanca.

—Tú eras muy buena usando esas cosas. —oí a Hibari desde la puerta.

Vino a sentarse a mi lado.

Qué raro... Este es el mismo Hibari que detesta las multitudes y a las personas que no le llegan a su nivel. A mí me soporta en la escuela por esa pelea cuerpo a cuerpo que tuvimos, pero aquí ha de ser mucho más poderoso.

—¿Qué? —preguntó debido a que me quedé mirándolo un rato.

—Es solo que me acabo de dar cuenta de que has cambiado un poco... —respondí.

Le examiné más la cara.

Él la volteó de inmediato para que dejara de verlo. Creo que lo estoy incomodando, así que volví a mis cuchillos.

—Oye... —lo llamé. —¿Cómo era yo en esta época?

—Llevabas el cabello algo corto. —me dijo. —Te hiciste más tatuajes. También, estabas más alta.

—¿En serio?

—Creciste mucho. —siguió. —Tu cuerpo era...

Se sonrojó y empecé a reír.

—¿Era atractiva? —le pregunté burlonamente.

—Sí. —respondió. —Mucho.

Él es mucho más tolerante y está abierto a responder mis intentos de molestarlo. Su personalidad es completamente diferente a la del Hibari de hace diez años. Siento que con él no tengo que cuidar mis palabras.

Me cae bien.

En ese momento, vino su ave y se posó en mi cabeza.

—Hasta este amiguito me recuerda. —dije y le acaricié la cabeza. —¿Ya tiene un nombre?

—Hibird.

Empecé a reír.

—¿Hibird? ¿En serio? —dije. —¿Quién le puso un nombre tan tonto?

—Tú.

¿Yo?

Ahora, el que se reía era él.

—¿Por qué dejaste que lo llamara así? —pregunté.

Me miró con una expresión cálida.

—Lo entenderás más adelante. —dijo mientras me revolvía el cabello.

Aún no logro acostumbrarme a esto...

¿Qué tan cercanos éramos? ¿Por qué te afectó tanto mi muerte? ¿Cuánto de mí te conté...?

Estaba a punto de hacerle esas preguntas cuando Reborn entró a la sala.

—Así que aquí estabas. —habló.

Assassin [Katekyo Hitman Reborn]Where stories live. Discover now