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Kaia


Luego de un rato, nos llamaron a todos a la sala de entrenamiento común.

—He escuchado algunas cosas del Tsuna de esta época sobre sus cajas Vongola, así que, basándome en ello, planeo que ustedes sigan regímenes de entrenamiento individuales. —nos dijo Dino cuando estuvimos todos. —Debo mencionar que Hibari Kyoya ya empezó a entrenar conmigo, así que, dejando eso de lado, comenzaré asignando los programas.

Todos lo mirábamos expectantes.

—Primero, Tsuna. —habló. —Tienes que permanecer solo hasta que logres abrir tu caja.

Supongo que es por lo del problema de ayer.

—El siguiente es Gokudera Hayato. —nos dijo. —Tú te encargarás del principiante, Sasagawa Ryohei, y de Lambo.

Como supuse, Hayato explotó.

—¡¿Qué?! —exclamó.

Lo agarré del hombro.

—Tranquilo. —le dije calmadamente. —Respira.

Se calmó luego de eso. Eso siempre funciona.

—Chrome Dokuro. —la llamó Dino. Ella es la guardiana de la Niebla. La verdad, he estado tan concentrada en lo mío que casi no la conozco bien. En general, le gusta estar sola. Reborn me explicó un poco su situación hace tiempo. En sí, era una fachada para el verdadero guardián, Mukuro, quien aún no salía de la prisión en la que lo confinaron luego de su fallido intento de derrocar a la nueva generación Vongola. Todos sabíamos quién le movía los hilos, pero nadie hablaba de eso explícitamente. —Para fortalecer tu caja de arma, la mitad del tiempo lo pasarás entrenando con el método del Arcobaleno, Mammon, el resto del tiempo lo usarás para tus habilidades de combate con esas dos...

Señaló a Bianchi y a I-pin.

—Tú, Yamamoto Takeshi, estarás en espera por ahora. —habló Dino. —No puedo decirte nada porque, si te enseño mal, Squalo me mandará a volar.

Me preparé para recibir indicaciones.

—Lo mismo va para ti. —me dijo Dino. —Vicenzo llegará más tarde.

Siempre llegando tarde... Un clásico.

—Creo que avanzaré por mi cuenta. —suspiré.

Dino me lanzó unas llaves.

—Kusakabe dice que puedes entrenar en la Fundación cuando quieras.

Sonreí. Fui directo allí y empecé a entrenar sola. Vicenzo llegó al cabo de unas horas.

—Así que es verdad... —dijo en cuanto me vio. —Alguien volvió de entre los muertos.

—¿Cómo has estado? —le pregunté.

—No tan bien considerando que mi mejor alumna perdió la vida. —respondió. —Eso fue una verdadera lástima...

—Perdón. —le dije. —Sé que siempre quisiste entrenar al guardián más fuerte, pero parece que no cumplí con tus expectativas.

—Eso no es cierto. —habló y me enseñó su colgante de soldado. Él me contó que había servido durante la guerra irlandesa hace tiempo. —El que hayas muerto joven no significa nada. Para personas como nosotros, pasar de los veinte años ya es un logro, ¿no?

Se me acercó y colocó una mano en mi hombro.

—Bien. —dio un gran suspiro. —Creo que ya fue suficiente charla por hoy.

Assassin [Katekyo Hitman Reborn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora