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Kaia


Estaba tendida en el suelo. Han pasado cinco días desde que Vicenzo empezó a entrenarme. Solo he peleado a puño limpio, pero contra diferentes tipos de armas. He tenido que evadir balas, cuchillos, espadas y todo lo inimaginable.

No sé si he mejorado, pero de lo que sí estoy segura es que todo esto ha terminado de enterrar mi orgullo. Puede que me haya preocupado tanto por el resto que olvidé centrarme por mí misma. Ahora que caigo en cuenta, he entrenado mucho menos de lo que solía hacer desde que llegué aquí.

Me he estado descuidando y está pasándome factura ahora.

Por suerte, hoy pude dormir hasta tarde. Cuando me levanté, me esperaba un plato de estofado de almuerzo. Hasta ahora no he regresado a casa.

Me pregunto si Hayato estará en las mismas.

—Eres muy fuerte. —me dijo Vicenzo mientras comía.

—Claro que no. —respondí. —Me he enfrentado a ti más de 70 veces estos días y no te he ganado en ninguna ocasión.

—Créeme. —me miró fijamente. —Sé de lo que hablo.

Se levantó.

—Tu vista se parece a la mía. —siguió. —Me habría encantado que formaras parte de Calabria, pero Dino tuvo que llevarte a los Vongola... Jamás le perdonaré el que llevara a una francotiradora innata a otra Familia que no fuera la mía.

—Creo que no sabía en ese entonces sobre mis habilidades. —le dije.

Él solo encontró a una niña al borde de la muerte en ese horror yugoslavo y se la llevó a Italia.

Dino me llevó con los Vongola porque su Familia no tenía suficientes recursos para protegerme en ese entonces. Si no hubiera sido por eso, probablemente ahora formaría parte de los Cavallone...

—Basta de charla. —habló. —Sigamos.

Entrenamos durante un rato a puño limpio y pude ver resultados de este entrenamiento infernal. Esta vez pude golpearlo muchas más veces que antes.

—¡Qué coincidencia! —escuché una voz viniendo de los árboles. Es Dino. —¡Parece que elegimos el mismo sitio para entrenar!

Vicenzo y yo volteamos a verlos. Allí estaban Dino y Hibari.

—¡¿Qué mierda quieres, Caballo?! —exclamó Vicenzo claramente molesto. —¡Estás interrumpiendo un entrenamiento legítimo!

—¡Yo también te extrañé, Vicenzo! —respondió Dino sin prestarle atención.

Los dos están casi tan maltrechos como nosotros. Parece que también han peleado sin descanso por días.

—Solo quería ver cómo estaba mi aprendiz favorita. —vino hacia mí y me revolvió el cabello. Por alguna razón, miró a Hibari justo después de que lo hizo. —¿Cómo te trata Sniper?

—Estoy ocupada ahora. —respondí. —Vete.

A Vicenzo se le escapó una carcajada. Hasta vi a Hibari sonreír.

—Bien. —dijo Dino y dio un gran suspiro. - La razón por la que estoy aquí es para proponerte algo. ¿Qué te parecería una pelea de práctica?

¿Con Hibari?

—¿Por qué? —preguntó Vicenzo. —El Águila es la guardiana más fuerte. No tiene caso hacerlos pelear si ya sé el resultado.

Hibari se ve molesto.

Assassin [Katekyo Hitman Reborn]Where stories live. Discover now