En las sombras de un mundo devastado, surge una crónica electrizante, envuelta en los susurros del fin de los tiempos: la saga SURREAL. Sus páginas encierran un amor que desafía la desolación, el romance pos-apocalíptico que susurra entre ruinas y e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La marcha incansable del grupo estaba cobrando su precio. A pesar de su fatiga extrema, el miedo y la necesidad de sobrevivir los mantenían en movimiento, sin permitirse el lujo de mostrar debilidad o fatiga. La situación se había vuelto crítica cuando un infectado intentó atacar a Jimin, quien tambaleándose del cansancio y con los pies adoloridos, apenas podía mantenerse en pie. Gracias a la rápida intervención de Jungkook, quien lo salvó de ser mordido, pudieron continuar.
Todos compartían el mismo estado de agotamiento, excepto Jungkook, que parecía tener una resistencia sobrehumana frente a los infectados. Al encontrar un callejón libre de peligros, el grupo aprovechó para hacer una pausa y recuperar el aliento.
—Ni siquiera hemos llegado al centro de la ciudad y ya estamos al límite de nuestras fuerzas, es imposible seguir así —comentó Jongsuk, mientras sacaba una botella de agua de su mochila para beber.
—Podremos hacerlo, solo necesitamos descansar un momento —respondió Jimin con optimismo, secándose el sudor de la frente.
—No, esto no es viable. No vamos a llegar así. Necesitamos encontrar un vehículo si queremos seguir adelante sin arriesgarnos a perder a alguien —expresó Seokjin, cediendo a la desesperación.
—La ciudad está inundada de vehículos abandonados, Seokjin. Mantén la calma, encontrar una salida no es imposible —trató de tranquilizarlo Yoongi, sujetándolo firmemente de los hombros en un intento por reconfortarlo.
—Debemos movernos ya —urgió Taehyung, alerta al percatarse de que Jungkook acababa de eliminar a otro infectado que había irrumpido en su refugio temporal.
Corrían con todas sus fuerzas, zigzagueando por calles laberínticas que parecían extenderse hasta el infinito. Afortunadamente, estos caminos estaban menos plagados de infectados, permitiendo un breve respiro. Sin embargo, la responsabilidad de luchar contra los pocos que aparecían recayó sobre Jungkook y Hoseok, este último casi alcanzando su límite de resistencia.
—Okey, okey, ya paren... —Jongsuk suplicó, deteniéndose abruptamente, su desesperación palpable—. No puedo más, deberíamos descansar.
Jungkook asintió con gravedad, reconociendo la necesidad de una pausa.
Tiene razón. Llevamos más de una hora corriendo sin parar, y el cansancio los está haciendo bajar la guardia. Un descanso nos vendría bien.
