Jungkook

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Con apenas cuatro años, experimenté uno de los cambios más significativos en mi vida: nos mudamos a una casa en las afueras de Busan. Era una casa apartada, en el corazón de un bosque espeso, a la que generalmente recurrían familias adineradas o aquellas enfrentando dificultades personales.

Todo era nuevo para mí, mamá se había ausentado todo un año mientras papá se encargaba de cuidar de mí. Cuando volvimos a estar los tres juntos, debíamos mudarnos de nuestra antigua casa, aunque mamá parecía algo deprimida.

El humor de papá se había tornado sombrío, quizás debido al traslado o su nuevo empleo. La idea de tenerlo lejos, constantemente ausente, me desagrada profundamente. ¿Cómo nos las arreglaríamos sin él? La idea de verlo apenas un par de veces al año me resultaba insoportable.

Nuestra llegada a la nueva vivienda fue apenas un preludio a su inminente partida. Con las maletas ya preparadas y vestido con su uniforme militar, se confirmaban mis temores.


—Papá, ¿cuándo regresarás? —le pregunté, acercándome para abrazarlo. Él se agachó para recibirme en sus brazos—. Te voy a extrañar mucho.


—Volveré en unos meses, Jungkook. Sé bueno y obedece a tu madre. Ella me informará si te portas mal —dijo, colocando sus manos en mis hombros y mirándome intensamente, como si quisiera memorizar mi rostro.


—Siempre me porto bien.


Mi madre, con una sonrisa teñida de tristeza, asintió. A pesar de sus palabras reconfortantes, era evidente su pesar por la partida de papá. Sería la primera vez que tendríamos que afrontar su ausencia por un periodo tan prolongado.


—Lo sé, eres un niño excelente —dijo mientras alborotaba mi cabello—. Estaré de vuelta para tu cumpleaños. ¿Hay algo especial que desees?


—Solo deseo que regreses.


—Jungkook, eres un niño muy inteligente y especial. Mereces muchas cosas. Entiendo que mi partida es difícil, pero es por el bien de ambos. ¿Puedes comprenderlo? No quiero que te enojes conmigo.


—Papá —respondí, tomando su rostro entre mis manos—. No estoy enojado contigo, solo estoy triste porque te vas.

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