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—¿Has tenido alguna vez una cabeza decapitada en tus manos? Dicen que es tan pesada como una bola de boliche.


Jungkook se recostaba sobre el bajo barandal del techo del hotel, aburrido, pero sin quitarle el ojo a su objetivo, un infectado que merodeaba cerca del edificio, mientras apuntaba con su arma.


—No, y no tengo interés en averiguarlo —respondió Yoongi, lanzándole una mirada de desacuerdo mientras exhalaba el humo de su cigarrillo, esperando la señal de los otros.


—¿Cuánto crees que pesa tu cabeza?


Yoongi se tomó un momento para pensar, llevando el cigarrillo a sus labios y llenando sus pulmones de humo antes de exhalarlo de un soplido, agradecido por no haber olvidado el paquete en sus bolsillos.


—No lo sé, quizás unos siete kilos.


—Yo diría que seis, tu cara es muy delgada.


—Da igual —apagó el cigarrillo contra el suelo—. Concéntrate, pronto empezará todo.


Jungkook eligió mantenerse en silencio, enfocando su atención hacia abajo mientras esperaba que el resto del grupo iniciara el plan. Este consistía en que él y Yoongi empezaran a disparar a los infectados desde su posición en el tejado, al cual había sido difícil acceder, pero lograron llegar con esfuerzo mutuo y un tubo que les facilitó la subida. Con la llegada de la noche, la visibilidad se reducía, pero estaban decididos a no dejar que eso los detuviera; no podían aguantar más tiempo en ese lugar.

Desde su ubicación elevada, observaban una camioneta estacionada en la calle, merodeada por tres infectados que se tambaleaban erráticamente cerca de ella. La elección de convertirse en francotiradores se debió a la habilidad de Yoongi con el rifle, heredada de las enseñanzas de su padre durante los veranos en un campo abierto.

El plan era simple pero crítico: Jungkook y Yoongi eliminarían a tantos infectados como fuera posible desde el tejado, atrayéndolos hacia una ventana donde sus compañeros los esperarían para acabar con ellos uno a uno. Esto reduciría el número de infectados, creando la oportunidad de escapar hacia la camioneta. Una vez a salvo en el vehículo, Seokjin tomaría el volante para alejarse lo máximo posible antes de que los problemas mecánicos comenzaran.

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