Cap. 41

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Me sentí, descarada y mala, yo más quizá que él, había sentido todo mágicamente hermoso, sé que soy una ingenua que no sabe lo hace, pero... ¡Yo quiero a ese idiota! Y no podía resistirme más. Yo hubiera querido como lo "normal" ser una pareja normal, poder decirle que me estoy volviendo loquita por él, y todo lo demás que él dijo, hijos, perrito, casa...

Sí, cualquiera me dijera que es demasiado rápido, para pensar algo así con Kendall, hasta yo me sigo regañando por ser tan fácil, pero cuando eres una persona sin amor, como yo, cualquier loco te toca el corazón. Aunque por ahora tenga que mentirle, no puedo amarle libremente, Roger me torturaría como aquella vez.

-4 meses después-

Estos últimos cuatro meses, han sido realmente un gran cambio drástico en mi vida, de buena y de mala manera.

La buena: He sido reconocida en toda mi High School, por mi excelentes calificaciones, hasta pase a Casandra, la nerd más nerd que puede haber en el mundo mundial, deberás. Y todo gracias a mi amor imposible: Kendall. Como dijo, me cumplió, todo un mes, hasta tuvo que aprender a hacer la letra igual a la mía. ¡Estudia en Harvard era obvio que me haría sacar buenas calificaciones! Bueno y yo eh estudiado igual...

Y la mala: La peor, y más grande que la buena, Roger seguía con sus amenazas y maltratos, todos los días, un día casi me rompe un costilla, y a las 12 de la madrugada tuvo que llamar a emergencias, ¡Obvio! Sin que mi hermano se diera cuenta. Fue doloroso, y por suerte me curaron y no hicieron preguntas, de quien me había atacado.

Pensándolo bien, hay otra mala: Kendall. Aparte de que tendríamos que estar unidos para que me hiciera la tarea, se muestra indiferente cuando estamos solos, desde que hicimos aquello, no quiere hablarme formal, ni hablar de eso. Al principio se preocupaba mucho, iba a buscarme a cada rato, y exigiendo que me hiciera un ecografía, ya que él seguía entusiasmado con la idea de un "bebé". Un día me cansé, y con el dolor de mi corazón, lo mande a volar, desde ese día, esta como dolido, y no hablamos, más que para fingir, delante de Roger y Pedrito.

-¡Por fin! ____, ¡mi padre nos dejó!- susurro mi hermano, estábamos en el sofá viendo una película aburridísima, como era Domingo, en la tarde, le dije que le preguntará a Roger si nos dejaba ir al centro comercial.

-¡Genial! Vámonos - dije corriendo a traer mi cartera, luego se cinco minutos partimos, en la camioneta del hombre ese -¿Te ha dado dinero Roger?- pregunte viendo por el retrovisor a mi hermano.

-Sí, son ochenta dólares, por suerte, dijo que nos divirtiéramos ¿Qué haremos? - dijo tomando mi hombro, mientras veía la calle.

-Bueno, iremos a comprar ese libro que tanto quieres de química -pude sentir como sonreía feliz - Luego iremos a comprar un helado, y creo que después a tomarnos fotos a la fuente, y por último a cenar.

-¡Que genial! Es súper, tener una hermana como tú, y lo mejor...

-¡Ochenta dólares para gastar! - dijimos al unísono. Esa tarde fue maravillosa, como para mí, como para mi hermanito del alma. Se pasaron las horas, y nos tomamos miles de fotografías en la plaza del Mall, mientras yo compraba el helado, Pedrito leía eufórico su nuevo libro. Había escuchado como Kendall y él charlaban sobre ese bendito libro. Ambos, por una extraña razón lo querían. Y como estoy tan perdidamente enamorada del compañero de mi hermano,que le compre uno a Kendall, aunque tuviera que esconderlo de Pedrito.

-¿Qué cenaremos? - dijo Pedrito mientras me abrazaba, ambos veíamos las luces de todos los restaurantes, si él fuera unos diez años mayor, pareciéramos una pareja de enamorados, jajaja, que tonta soy...

-Yo quiero unos tacos, de esos con frijolitos fritos, con curtido picante, chicharrones, carne, pollo, salsa picante, aguacate maduro, queso derretido...- se me hacía agua la boca.

-¡Hasta a mí se me antojaron!- dijo lamiendo sus labios. Fuimos a un restaurante de comida mexicana, para mí era la mejor, y eso que no soy mexicana, pero amo su comida.

-¡Otro más por favor! - Pedí al camarero - ¡Otro! ¡Sí mejor dos! ¡No, tres más! ¡Otro! ¡De nuevo! ¿Otro? ¡Otro!

-¡Por Dios ____! Vas a explotar, es tu decimo taco - dijo mi hermano preocupado.

-No explotaré, solo tengo mucha hambre... - extrañamente ese día comí lo que hubiera comido un ejército de 30 hombres. Hubiera seguido comiendo, pero la cuenta saldría altísima, y no quería quedarme lavando platos.

-¿No te duele la panza? -pregunto Pedrito mientras nos subíamos al auto.

-No, aun muero de hambre ¿No tienes más dinero? ¿Un dólar? ¿Un caramelo? Algo.

-¿Por qué tienes tanta hambre? - dijo riéndose, yo encendí el motor, y me empezó a doler horrible el estómago, demasiado picante pensé. Cuando llegamos a casa, ya se me había quitado, por suerte, porque con Roger nunca se sabía, hubiera pensado en la tonta y ridícula idea de que estaba embarazada ¡Obviamente eso es imposible! Ya pasaron cuatro meses...

-Jones, por favor no le digas a Roger, que me comí treinta dólares en tacos- dije acariciándome el estómago, él rio y negó. Ambos entramos.

Yo directo a saludar hipócritamente a Roger delante de Pedrito, me fui a dormir, estaba muy cansada, y de nuevo apareció ese dolor de estómago, siempre había sido glotona, pero ese día me pasé. Me queje toda la noche, quería dormir como oso hibernando. En la mañana lo lamente mucho, me desperté tarde, retrasando a mi hermano, y recibiendo un golpe de Roger, me sentía peor que el día anterior, hasta me estaban dando ganas de demandar al restaurante por dar alimentos sucios a sus clientes.

Al final de la jornada, pasé por mi hermano a cerebritolandia, y el dolor aún no se iba, no quería que hiciera preguntas, así que no me mostré débil. Pero no pude evitarlo. Siempre cuando lo iba a recoger me fijaba si había chicas cerca ofreciéndose ante Kendall, aunque nunca lo había visto entrar ni salir de Harvard.

-____, hermanita, deberías ir con un doctor, puedes tener parásitos - dijo mi hermano acomodando unos papeles en la mesa, mientras Kendall venía, él ya estaba adelantando.

-No tengo parásitos, me calló pesada la comida de ayer, eso es todo- dije mordiendo una manzana, en ese momento tocaron el timbre, Kendall. Fui corriendo a abrirle, y ese día parecía estar contento.

-Buenas tardes- dijo sonriente, le devolví gesto dejándolo pasar.

-Hola- dije cerrando la puerta detrás de él -¿Cómo estás?- se giró a verme, sorprendido, ambos solíamos ignorarnos últimamente.

-Estrenando novia- dijo aún con una sonrisa, lo miré enojada, y se empezó a reír, que estúpida broma.

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Si gustarían que les dedicara el siguiente capitulo responde:

¿Cúal es tu personaje favorito de esta novela? ¿Porque?

Mejor respuesta gana.

El compañero de mi hermano (Kendall Schmidt y tú) Terminada √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora