Cap. 29

1.7K 89 7
                                    

Traté y traté de imaginarme que ya estaba en el cielo, con angelitos y todo feliz ¡Yay! Pero no podía hacerme la muerta el resto de mi patética vida. No es que ignore todo lo que antes había narrado sobre mí y sobre mis sentimientos hacia mi hermano, Roger, James o Kendall. Pero sabía que iba a ser todo distinto. No sabía si me habían violado o no.

Sabía que ya no estaba tirada en el suelo, como recuerdo antes de caer desmayada, me encontraba en una cama, sintiendo los resortes de esta, me dolían las muñecas, iba a levantar las manos, para verme, cuando sentí como si me las estuvieran curando. Enrollando en ellas, gazas. Tomé aire lentamente y me recosté, por suerte ninguno de aquellos hombres estaba, un chico moreno, con una bata blanca me curaba las muñecas, al verme me sonrió.

-Hola- dijo con una inmensa sonrisa el chico -¿Cómo te sientes? - me quede atónita, ¿Quién era él? ¿Acaso estaba al tanto que había sido víctima de tortura?

-Bien, eso creo- dije en un susurro apenas audible - Nombre...

-¿Disculpa?- Dijo el chico, terminando de curar mis muñecas.

-Tu... tu nombre - dije con miedo.

-Carlos Pena- dijo con cierta coquetería. - ¿Tu eres ____, cierto?

-¿Cómo lo sabes? - dije sentándome en la cama, no estaba en aquel horrible cuarto, si no en una habitación grande, color crema, y con una mesa enfrente con platos y en ellos comida.

-Eres la hija del patrón, oye querida, me dijeron que no preguntara nada pero ¿Qué te paso? Estabas muy sangrada y golpeada, que bueno que estoy a punto de recibir mi doctorado, porque hubieras muerto ¿eh?

-Si te dijeron que no preguntaras, mejor no lo hagas - digo, tenía miedo de que por decirle algo a este chico, me hicieran daño de nuevo.

-Bueno...- suspiro fuertemente - levántate, tienes que comer algo.

-¿Qué hora es? - dije levantándome con dolor.

-Las tres de la tarde, vamos, te necesito viva para que el jefe no despida a mi madre, del único buen empleo que ha conseguido.

-¿Qué? - dije sin entender, rodo los ojos, y me ayudo a levantarme.

Mientras me obligaga a comer, me decía que su madre, trabaja para el imbécil de Roger, que es su "ama de llaves" no en la mansión que yo vivo, obvio no, si no en otra, en tantas que posee ese desgraciado; y Carlos, es su único hijo, quien estudiaba para ser un prodigio de doctor.

-¿Tienes novio? - me pregunto Carlos, a cada una de sus respuesta y de su conversación tan larga, me mostré, tímida ¿Desde cuándo era yo así? Tal vez, desde que hace apenas unas horas, sufrí de una posible violación y tortura.

-No, no tengo novio - respondí tomando un poco de leche, Carlos abrió sus ojos como platos, y casi se le cae la mandíbula al suelo, por así decirlo -¿Qué? ¿Es muy extraño que no lo tenga? - pregunte obvia.

-Pues sí, lo primero que esperas en una chica, es decir- estiro los brazos hacia mí - como tu es...

-¿Cómo yo?

-Tu sabes...- suspiro leve- linda, que tenga novio, o novios...

-Pues no...- digo tirando un pedazo de pan en el plato ya vacío. Recién me había terminado un almuerzo de los que comen los reyes ¿Roger tal vez sintió algo de culpa? No. -¿Sabes en donde está tu jefe? - dije mientras me estiraba, dándome cuenta que traía la misma ropa, pero ¿Limpia? ¡OMG! Me dolió hacer tanta presión en mis muslos.

-No, pero no tarda en llegar - dijo viendo su reloj - estará muy feliz de que ya estés mejor, se nota que te quiere mucho - dijo sonriendo, mientras en mi interior deseaba golpearlo por la estupidez que acababa de decir.

El compañero de mi hermano (Kendall Schmidt y tú) Terminada √Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum