Cap. 48

1.1K 61 8
                                    

-¡Basta!- grite apartándome -Siempre, siempre vienes a mi diciendo, "Oh es el último beso" Y no acaba bien, y hasta este día cuando empezamos así... ¡Ahg! - retrocedí enojada.

-¡Ya está bien! Fue un impulso- respondió Kendall -No entiendo por qué nunca estas de buen humor, te eh visto reír una vez en mi vida, y ni siquiera recuerdo cuando, no seas tan amargada, no te estoy...

-¡Cállate y vete de aquí!- dije, el rodo los ojos y se fue caminando hasta la puerta- No quiero que estemos así...- agregue.

-Tampoco yo- se dio la vuelta para mirarme- Sabes, somos las personas más bipolares existentes en este mundo- rio - Si te hace feliz, no volveré a acercar mis labios a los tuyos ¿Y todo feliz?- sonrió sarcástico.

-Ojala y entendieras porque lo hago...- susurre.

-¿Qué _____?

-Nada, nada, ya puedes irte- dije, Kendall me tomo por la cintura y me abrazo- Nos vemos en dos días- nos separamos.

-Hasta en dos días, y esta vez prometo no volver a besarte- rio con una sonrisa pícara, y salió.

-¡Espero que esta vez sí lo cumplas!- le grite y cerré la puerta. Me mordí el labio recordar su aroma, y sus labios.

Me fui directamente a la cocina a preparar la cena, el hombre ese no tardaba en llegar, y cuando no encontraba lista su comida, me iba muy mal. No podía borrar la sonrisa de estúpida que tenía en la cara, Kendall sabía cómo hacer el peor día de mi vida el mejor.

Escuche la puerta abrirse, y como siempre me daba escalofríos, sabía que era Roger, pero extrañamente no llego a la cocina, escuche unos pasos subiendo las escaleras, y en cuestión de minutos bajo mi hermano corriendo de las escaleras muy feliz hacía mí.

-¿Ya lo sabes?- pregunto con felicidad, e incluso se formaron los pequeño hoyuelos en sus mejillas.

-¿Saber qué?

-Mañana mi padre me llevara a la granja de mis abuelos ¡Los que tienen petróleo! ¡Al fin podre experimental con él!

-¡Espera, espera, espera! ¡Detente un segundo! En primer lugar...- me cruce de brazos- ¿Tienes abuelos? ¿Cómo es que nunca lo supe?-el corrió a sentarse en la mesa, mientras le servía.

-Una vez fui, pero hace tiempo, tú estabas en la escuela.

Toda esa situación se me hacía muy extraña, mi hermano no iba a estar en casa para ¿Ver a sus abuelos? Me sonaba a mentira de Roger. Si Pedrito se iba, me dejaría sola con el hombre, y eso no era nada, nada bueno. Empecé a recordar si había hecho algo malo, para que me castigara, pero luego de pensar un buen rato, no encontré nada. Tal vez me estoy imaginando todo.

-Su comida esta lista señor- dije temblorosa sirviendo el plato con comida frente a él.

-¿Qué es esto?- hizo mala cara viendo la comida.

-Es salmón a la bougetti ¿No le gusta? ¿Quiere algo más?- me miro con ganas de matarme y negó con la cabeza. Me senté lejos de ellos dos, donde pertenecía, y en la distancia pregunte -¿Puedo ir con Pedrito a visitar a sus abuelos?

-Ni lo sueñes, tu y yo nos quedaremos en casa, necesito trabajar y tu limpiar mi casa- de nuevo me dio un escalofrió, ya me había traumado de que él atentaría contra mi vida, y otra vez estaría sola con él.

Fue la noche más horrible de mi vida, y lo más extraño fue que a media noche sentí unos pasos por él pasillo. No creí que fueran fantasmas, no creo en ellos, pero sabía que era algo peor. Roger, preparándome una trampa ¿Pero qué digo? ¡Contrólate ____! Él no quiere matarme, aun.

Aunque fuera sábado, me levante muy temprano para hacer el desayuno, Pedrito se fue en una limusina de Roger, llevaba una mochila muy gorda, y una caja de madera, donde guardaba su microscopio óptico.

Trate de evitar al hombre en todo el día restante, le serví su desayuno y almuerzo, y no volvimos a cruzar palabra hasta la tarde cuando me llamo para limpiar su habitación. Cuando por fin entre pude notar cada detalle del cuarto, nunca había entrado, la cama era gigante, las cortinas de un color frio, y tenía muchas cosas más, lujosas.

En pleno mediodía se empezaron a asomar unas nubes grises en el cielo, el clima estaba pesado y frio, aún enceraba el piso de su habitación cuando escuche un fuerte trueno venir del cielo. Y me tire al piso asustada. La lluvia estaba por caer. Ya no tenía ánimos de seguir limpiando, me dolía la espalda y mis pensamientos eran ocupados por una sola persona: Kendall.

Sentí unos pasos llegar a la habitación de Roger, me dio escalofríos y el escenario fúnebre de afuera no ayudaba. Él entro, sin mirarme, cerró las cortinas, yo lo mire de reojo y seguí trapeando sin levantar el rostro.

-¿Qué tal si dejas de hacer eso?- me pregunto, me admire por su pregunta, él jamás detendría un sufrimiento mío. Escuche como cerró la puerta, sin poner llave. Levanto mi rostro con sus manos, y nos miramos, su mirada reflejaba odio, y esto no saldría nada bien. Empezó a acariciarme el cabello que corría por mi hombro, cuando de la nada, me pegó un puñetazo en la cara, arrodillándome frente a él. Sí, no iba por buen camino.

-¿Desde cuando sales con Kendall?- dijo furioso, me cubrí él rostro con las mano, mientras lo veía desde el suelo, me pateo y siguió- ¡Habla!- grito

-Yo no salgo...- dije entre sollozos- Con nadie...- concluí. De nuevo volvió a enterrar sus pies en mis costillas, causándome mucho dolor, y gritos salir de mi boca.

-¡Sabes, estoy harto de ti! Te lo advertí miles de veces, ¿Crees que soy idiota? ¡Ayer los vi!- las lágrimas emergieron de mi rostro. ¡Oh Dios! Otra tortura.

-Tal vez vio mal- susurre entre el llanto -él me odia.

-¡Levántate!- grito cogiendo mis muñecas, y de brinco me levanto- ¡Eres tan estúpida!- carcajeo -Yo en tu lugar, jamás me hubiera metido con él, porque meterse con él es meterse con mi hijo, y a mi hijo ¡Nadie le impide nada!

-No lo haga por favor- dije aun sin mirarlo -No más torturas, se lo ruego.

-No, claro que no ¿Cómo crees?- rio irónico - Hoy te mueres- me apunto con una pistola, mi cuerpo se tensó, y sentía que me daría un paro cardiaco ahí mismo. Estaba a punto de morir.

-Por favor, piedad- suplique, pero sabía que él no la tendría conmigo -Jamás tuve nada que ver con Kendall.

-Si como no- sonrió poniendo la pistola en mi cabeza - Te van a salir caro los acostones- me miro nuevamente con furia y se alejó un poco.

-Jamás tuve relaciones con él, ni con nadie- solloce de nuevo.

-Eso lo vamos a averiguar- me tomo del brazo y me tiro en su cama- ¡Quítate la ropa!- grito.

-No, por favor, no...

-¡Haz lo que te digo!- volvió a gritar apuntándome con el arma- Te pondré las cosas así- decía acercándose a mí -Si es verdad que sigues virgen, te dejo viva, si no sangras, es porque ya te revolcaste con alguien, sé que nunca quisiste con James, entonces sigues virgen... no tienes de que preocuparte.

-Está a punto de violarme...- afirme temerosa y él asintió.

-Si se te ocurre chillar, o gritar de dolor, hare que mi amiga...- dijo refiriéndose a la pistola- Entierre sus balas en tu cabecita hueca, y en cada parte de tu inmundo cuerpo, así que haz lo que te digo ¡De una vez!

El compañero de mi hermano (Kendall Schmidt y tú) Terminada √Where stories live. Discover now