Cap. 39

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-No me respondas, sobre lo que te pregunte de nosotros, pero por favor dime que me perdonas - suspiro fuertemente- No quise hacerlo, perdón, no quiero ser como el grosero, patán e infiel de tu ex, por favor ¿Si? - dijo con una mirada suplicante, ni modo, tendría que perdonarlo.

-Te perdono - dije enojada y el lanzo un gritito de alegría -Pero... solo porque ya tienes demasiado con hacerme la tarea de Ciencias naturales un mes...

-Bueno, eso no me molesta, ¡Al fin! Logre lo que quería...- abrió la puerta y salió del auto. Desde adentro lo observe curiosa, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo, cada día era más y más raro, entro de nuevo luego de unos minutos -¡Bien! ¡Nos vamos! - dijo arrancando la camioneta.

-¡Hey! ¿Qué hiciste? Se suponía que no tenías gasolina- dije confundida, luego de una curva en el camino, respondió muy feliz.

-No te iba a dejar ir, hasta que de tus hermosos labios saliera la frase, te perdono...

-Ósea, que... ¡¿Fingiste que se te acabo la gasolina, para hacerme llorar, gritar, morirme de hambre, angustia, a las tres de la madrugada, para escucharme decirte "te perdono"?!

-Sí, algo, así, ¡Oh! Y también logre que me besaras... - sonrió victorioso, de nuevo me estaba enfureciendo - Pero, para que veas que soy muy honrado, la gasolina si se acabó, pero mientras estuvimos peleando, recordé que traía tres galones atrás- trate de respirar, calmarme, respirar de nuevo, inhala exhala ____, tranquila... - ¿No dices nada ____?

-No- dije con una voz chillona, por lo menos me llevaría a casa, en el camino todo fue silencio, hasta cuando al fin logre calmar mi humor, dejé de pensar en sus estupideces, me tranquilice y relaje, le hable - ¿Cuántos años cumples? ¿Eh?

-24 - sonrió ampliamente -¿Muy mayor? - dijo en una mueca.

-Muy mayor- afirme, ya sabía, Pedrito me lo había dicho, pero de ahí, rompí el hielo- ¿Tus padres estaban en ese relajo?

-¡No! ¡Gracias a Dios! Nunca nos dejaron ni a mí, ni a mis hermanos hacer fiestas así, ellos están en Oklahoma, luego van a Missouri, luego a las Bahamas, luego no sé dónde- rio sin gracia- Y luego vienen, en una semana.

-¿Para qué tanto viaje? ¿No son ancianos? Tú lo eres, imagina tus padres... sin ofender...

-Viajes de negocios ____, mi padre está a punto de jubilarse, y a mi madre le falta unos tres años más...

-¿Por qué estudias? ¿Por qué trabajan? ¡Son millonarios por Dios! - dije fastidiada

-Porque mis padres dicen que si algún perdemos todo, no importa cuanto sea, no tenemos que quedarnos inútiles, oye ¿Por qué tanto interés en mi vida?

-No sé, perdón por preguntar- dije ofendida.

-No, está bien, puedes seguir preguntando...

-No, no, ya se me acabaron las preguntas y la saliva, solo quiero llegar a casa, y dormir todo el día, hasta la noche - si, como si Roger fuera a dejarme.

-Pedrito me dijo que tenías 17, estás muy joven ¿No crees? - negué con la cabeza mientras reía.

-Hablando de mi hermano, no le digas nada de esto, él debe pensar que la fiesta estuvo bien, genial, y hermosa, no le digas que fue una locura, y mucho menos que nos estuvimos besando toda la madrugada...

-No te preocupes, no diré nada, ¿Pero por qué no quieres que sepa lo que hicimos? Él te apoya ¿No? Se ve que son muy unidos.

-Por qué no sé cómo reaccionaría, es muy listo, lo sabes, mi padre puede darse cuenta, y no, por favor, que nuestras intimidades se queden en "intimidades" - dije haciendo énfasis en la última palabra.

-¿Tendremos intimidades de ahora en adelante? - dijo alzando una ceja.

-Eso depende de ti - dije seria.

-No entiendo... explícate - sonrió alegre.

-¡Oh mira! Llegamos... - él se estaciono, y rápidamente intente bajarme, pero me tomó el brazo deteniéndome- ¿Qué? - pregunte fastidiada.

-¿Qué depende de mí? ¿Qué intimidades? ¡Dime! - suplico.

-¡Era una broma! ¡No seas clavado! Jamás lo menciones a nadie - dije en susurro, intente salir pero me detuvo con el mismo gesto - ¿Y ahora qué?

-Dijiste que jamás nos volveríamos a besar ¿Podría haber un último? Por favor ____, lo necesito, en verdad- me miro con sus ojos dulces, y cristalizados ¿Estaba llorando? Se estaba obsesionando más bien, conmigo, y eso no era bueno, pero de alguna manera yo también lo quería besar...

-Bien - cerré la puerta, y me fui con cuidado a los asientos de atrás -¡Ven! - dije abriendo los brazos. Él sonrió feliz y se pasó a los asientos de atrás, mientras yo lo recibía en mis brazos, nos abrazamos unos segundos. Me tomó del mentón, y me miró tiernamente, pero con mucho deseo. Lo mire igual, en realidad yo estaba nerviosa -¿Qué tienes?-pregunte acariciando su cabello.

-No sé, es que todo volverá a la normalidad... tú serás fría conmigo, seguiré siendo solo el compañero de tu hermano, sin algún espacio en tu vida, yo no quiero que... - de inmediato lo callé con un beso desesperado, él me respondía, lentamente nos acostamos en el corto asiento.

Para mí, fue un momento especial, porque... seguro pensaran que soy una tonta en este momento, pero me sentí única, especial, porque... era la primera vez que me sentía amada por alguien, y no porque íbamos a tener sexo, sino porque no vi una sola gota de lujuria en su mirada, porque sentía sus caricias reales, y no sé, había algo diferente en él...

-Kendall, no...- dije agitada, al ver que la situación iba en enserio - No puedo...- casi se me salían las lágrimas- Entiende yo nunca... nunca.

-Lo sé - dijo divertido -Tranquila, sé que tal vez no sientes nada por mí, pero yo sí por ti, y estoy a punto de entregártelo todo, no te preocupes si nunca lo has hecho, te voy a cuidar, lo prometo - concluyó, nos despojamos de todo, me sentía feliz, aunque me diera algo de pena después.

Cada vez que llegaba a esta parte en todas las novelas que había leído me ponía nerviosa, sabía que a mí jamás me iba a pasar, y ahora lo estaba haciendo por primera vez, y con una persona especial para mí, que empezaba a querer día con día.

Por unas horas pude olvidar todo, a Roger, a mi hermano, mis responsabilidades, las amenazas, todo, ya era hora de ser un poquito feliz.

No puedo olvidar cada minuto de lo que pasaba, sus besos, sus caricias, su aroma, sus gemidos, su cuerpo moviéndose contra el mío. De una forma especial y única, era salvaje y pasional, pero también lo sentía real, y cuidadoso de no hacerme daño. Jamás lo había hecho, solo leído miles de veces, si me dolió, pero con el nada era tanto dolor.

Era incomodo, pocos movimientos, porque estábamos en el asiento trasero de su camioneta. Me ofreció ir a su casa, me negué. A un motel, me negué igual, no quería apartarme de su cuerpo, ni del placer ni del amor que me estaba entregando...

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Hola chicas, quiero preguntarles ¿Del 1 al 10 cuanto les gusta la novela?

Es muy importante que las que leen, me den su opinión, a la mejor respuesta le dedico el siguiente capitulo. Las quiero...

Paolitha10

El compañero de mi hermano (Kendall Schmidt y tú) Terminada √Onde as histórias ganham vida. Descobre agora