CAPITULO 21

15.8K 705 79
                                    

LUCAS


¿Conocen esa famosa frase que dice: "El no ya lo tienes, ve por el sí"?

Debo confesar que, esta mañana, cuando me dirigí a la oficina de Franco, fui con la frase inversa en mi cabeza. Estaba tan convencido de que me diría que sí, que entré con muy bajas probabilidades de obtener un no. ¿Por qué pensaría lo contrario? Si ese hombre siempre me apoyó y concedió todo lo que le pedí.

Obtener una negativa, fue como un baldazo de agua fría. Claro que no fue porque no estuviera dispuesto; Franco se deshizo en disculpas por no poder ayudarme, pero al parecer no había ningún otro custodio disponible para esa fecha, y ya no había tiempo para reorganizar nada. Le dije que lo entendía y que haría ese viaje, pero estaba tan decepcionado y molesto.

Mi cara de culo debió ser muy evidente, porque cuando pasé por el sector administrativo, Brian no dudó en salir a mi encuentro.

—¡Hey, desaparecido! ¿Todo en orden?

Me detuve a saludarlo, hacía tiempo que no hablábamos. El era mi mejor amigo, dentro y fuera de la empresa. Hizo su ingreso poco después que yo, y rápidamente entablamos relación. Compartimos un breve período en la oficina, hasta que yo finalicé el curso que me formó como guardaespaldas, y él decidió quedarse en la seguridad de su escritorio, tras un monitor.

—He tenido tiempos peores.

—¿Quieres hablar? Estaba por tomar mi descanso, si quieres podemos ir a almorzar a ese lugar de hamburguesas al que íbamos siempre.

Si bien mi humor no era el mejor, tal vez lo que necesitaba era un oído amigo con quien desahogarme. Brian siempre estuvo para mí, y últimamente sentía que también había descuidado nuestra amistad.

—Yo invito. ¿Aún siguen siendo las mejores de la zona?

—Las mejores del condado.

Quince minutos más tarde, y con la hamburguesa triple con chédar en mi plato, tuve que estar de acuerdo con mi amigo. Eran malditamente buenas.

—Parece que hace mucho no comías una de estas —dijo, entre risas, al verme devorar mi comida.

—Este cuerpo y la comida chatarra no van de la mano, amigo —bromeé, en realidad no me cuidaba tanto—. Pero hoy necesito un poco de grasa y colesterol en mi sistema.

—¿Problemas en el paraíso? 

—Nunca estuve tan lejos del paraíso, como en estos momentos.

—¿Tan malo es?

—¿Por dónde empiezo?

Opté por ir directo al grano y le hablé sobre el engaño de Érica. No se lo esperaba, y quedó atónito.

—¿Es una broma?

—Eso quisiera.

—Mierda, amigo, si te engañan a ti, ¿qué nos queda al resto de los mortales?

Le lancé una patata frita a la cara.

—Fue horrible ver eso. Creo que nunca se me borrará de la mente.

—¿Y por qué no me llamaste? Yo habría ido a hacerte compañía, para que no pasaras ese momento de mierda solo.

—Era muy tarde, y además no estuve solo. Mia se quedó conmigo.

Su cara se transformó, y me arrepentí de haber dicho eso.

—Ahhh, bueno, ahora entiendo por qué no me llamaste. Yo tampoco lo habría hecho.

Beautiful tragedy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora