* CAPÍTULO EXTRA *

16.5K 885 196
                                    


DOS AÑOS DESPUÉS.

—¿Entonces, te parece que sigamos adelante con esa propuesta, Mia? —me preguntó Andrés, uno de mis asesores en la compañía.

—Si, creo que es lo más adecuado. Sin embargo, quiero consultarlo con Lucas antes. Él entiende mejor de esas cosas.

—Ok, lo definimos en la próxima reunión —dijo, guardando sus cosas en el maletín—. Buenas tardes a todos.

A continuación, todos los presentes lo imitaron y la sala de reuniones poco a poco fue quedando vacía. Presioné mi sien intentando aliviar un poco el estrés que estaba manejando últimamente.
Hacerme cargo de la empresa no sería fácil, lo supe desde el día que me leyeron ese bendito testamento. Afortunadamente no estaba sola. Tenía un grupo de gente a mi alrededor, expertos y profesionales del rubro, que me asesoraban y enseñaban. Yo, básicamente, era la representante de la compañía; la que firmaba los documentos, la que decía si o no a tal cosa, la que daba la cara en las presentaciones y eventos. Mis estudios me ayudaron mucho, ya no era una completa ignorante del mundo de los negocios y las finanzas. Sin embargo, aún tenía mucho camino por recorrer. Por lo que agradecía inmensamente toda la ayuda que se me ofrecía.

Cogí mis cuadernos de notas y las carpetas con los informes y abandoné la sala. Eran las cuatro de la tarde y acababa de tener la última reunión del día, por lo que podía dar por finalizado mi día laboral. Entré a la oficina de papá... mi oficina, y cogí mi bolso y abrigo del perchero. Aún me costaba sentir este lugar como propio, cuando mirara por donde mirara, había rastros de mi padre. Lucas me sugirió que hiciera una remodelación, para no sentir tanta melancolía, pero preferí mantener todo tal como estaba. Sólo agregué algunas fotos en el escritorio. Incluso había conservado la pequeña cava con todas sus bebidas preferidas.

Apagué las luces y salí. Caminé por el largo pasillo, saludando a todo aquel que me cruzaba. Afortunadamente, los empleados me aceptaron muy bien. Me encargué de asegurarles que todo seguiría igual que cuando estaba mi padre, y eso fue suficiente para ganarme su confianza. Eso y, principalmente, el enorme aprecio que le tenían a papá. Mantener en alto los valores del apellido Tenoglio, se convirtió en mi mayor desafío.

Al pasar por el escritorio de Eva, la saludé con la mano y una sonrisa.

—Hasta mañana, Eva.

—Oh, espera Mia, tengo un mensaje para ti —me dijo, y retrocedí hasta quedar frente a ella—. Llamó tu mamá hace media hora, dijo que no podía comunicarse a tu teléfono y que te mandó miles de mensajes, pero ni siquiera los viste. Le dije que estabas en una reunión, y que seguramente lo tenías apagado o silenciado.

Rodé los ojos al imaginar a mi pobre teléfono explotando cuando lo encendiera nuevamente.

—Quería confirmar que esta noche irán con Lucas a cenar con ella. Y si prefieren Lemon pie o torta brownie para el postre.

¿En serio? ¿En serio mamá molestó a Eva para ESO?

—Lo siento, ella sabe que no debe llamar a la oficina por estupi... por asuntos personales, pero aún no consigo que lo entienda. Gracias de todos modos, Eva. Ya mismo le responderé.

—Por nada, no es molestia para mí. Adiós, señorita Tenoglio, que descanse.

Me dirigí al ascensor, y mientras bajaba encendí mi teléfono. Tal como supuse, no paró de sonar durante casi un minuto con incontables mensajes de mamá. No me molesté en leerlos todos, simplemente le confirmé que iríamos a cenar, y que la torta favorita de Lucas en realidad era el cheesecake con salsa de frutos rojos. Sabía que apreciaría esa información, pues lo adoraba y siempre buscaba consentirlo hasta con el más mínimo detalle.

Beautiful tragedy ©Where stories live. Discover now