P1: Capítulo 8

Začít od začátku
                                    

—Castiel, aún me siento cansada —me quejé, aunque el verdadero motivo no era ese, tenía más bien que ver con la posibilidad de ser azotada por esas agujas.

Tenía que reconocerlo, el elfo me tenía en un muy buen concepto, porque valiente no era palabra que yo usaría para definirme. Agradecí tener la camisa de Castiel para proteger mi cabello y quité los zapatos de mis pies, al ver que todos permanecían descalzos.

¿Y si cortaba mi cabello? ¿Qué probabilidades tenía de que Eu Sung no me matara o los elfos lo hicieran? Sí, porque había notado el que todos me miraban como si les encantara el hecho que estuviera tan largo. Incluso Cassie podría crucificarme. Bien, no era una opción por ahora, luego vería como solucionarlo.

Fui sacada de mis pensamientos en el momento en que frente a mí se mostró mi primer estadio. Tragué un nudo y puedo jurar que perdí el color de mi piel, aunque no creo que hiciera mucha diferencia. Sentí mis manos temblar, así que lo único que hice lo único inteligente que se me ocurrió, unirlas y tratar de que Castiel no notara mis nervios.

—No es fácil, el secreto es concentración y dominio total de tu cuerpo, ¿sabías que estando nerviosa tu cuerpo se vuelve más pesado? —su pregunta logró dejarme sin palabras, sin duda alguna, él era más consciente de su alrededor de lo que pensaba—. Presta mucha atención Ilora, esos tablones simulan un suelo normal, pero debajo de ellos hay diminutas agujas conectadas por pequeños hilos, un pequeño desnivel y el mecanismo se activará. Debes equilibrar el peso, eso te hará silenciosa en el exterior.

—¡Es imposible! —me quejé, sintiendo las agujas agujerar las plantas de mis pies, sin siquiera haber intentado subir a esa trampa mortal—. El peso del cuerpo hará que el tablón tenga un desnivel. Es casi una locura hacer algo como esto, ¿Quién su sano juicio se torturaría así? —cuestioné, sin percatarme que todos esos "locos" compartían habitación conmigo y parecían no arrepentirse de sus intenciones suicidas.

Podría jurar que vi sonreír a varios, pero que, tan rápido como permitieron una interrupción en su rutina, volvieron a sus trabajos sin omitir palabra alguna o refutar mi comentario.

—No hay imposibles, ¿eres consciente de ello, cierto? ¿Has olvidado que hace más de un mes estabas muerta y hoy no? —iba a replicar, pero su mano me detuvo antes de hacerlo—. Esta tarea no es difícil, solo es cuestión de obtener la ventaja sobre el terreno, Ilora. Te aseguro que Yamato puede hacerlo. Los samuráis y espadachines son entrenados de igual forma, ellos lo hicieron por estrategia, nosotros lo entrenamos por ligereza y silencio, los atributos principales de un elfo. Si quieres tener nuestro respeto, al menos no critiques nuestras técnicas.

—Lo siento —acepté, sabiendo que había sido irrespetuosa, y me permití acariciar el frío suelo, una última vez, con mis pies desnudos.

Avancé hasta la pequeña tarima y me detuve frente a las escaleras de madera oscura que conducían hacia un fino tablón, en donde podía apreciarse una separación de escasos centímetros con la línea de agujas. El instructor, un elfo de largos cabellos negros y ojos azules, me observaba como si quisiera explorar mi mente. Vestido con una túnica blanca, era apreciable la varilla con agujas que utilizaría para azotarme si fracasaba.

—Sube ya, Ilora —musitó Castiel en un tono bajo.

Empecé a resentir a los elfos. ¿Me mandarían allí sin entrenamiento previo? ¿Qué clase de maestros hacían eso? Era tan irreal que no era capaz de procesarlo todo. Era como si en la facultad me hubieran puesto a operar en la primera clase. Aunque podría que admitir, que si hicieran eso, nos evitaríamos muchos años y miles de deserciones luego de ver lo que en realidad era la carrera. Solté todo el aire que no sabía que había estado reteniendo y me obligué a seguir caminando.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Kde žijí příběhy. Začni objevovat