-¿Es por aquí por donde sales de la ciudad? -Asiento y le cojo de la mano arrastrándolo.

Después de todo el camino cuando llegamos a la ventana rota que lleva a fuera, me paro y Evan hace lo mismo.

-¿Quieres hacerlo? - Cuestiono y él asiente con el ceño fruncido.

Paso por la ventana con cuidado y Evan viene detrás de mí.

Salimos al patio que rodea la fábrica caminando hasta llegar al muro más alejado de los soldados, Evan intenta ayudarme a subir pero antes de que pueda ya me he subido.

Con el vestido es un poco más complicado, pero nada por lo que necesite ayuda.

-Vaya con la princesa. -Comenta él sonriendo.

-Llevo años haciendo esto. -Me encojo de hombros.

Él también con facilidad sube el muro llegando a mi lado.

Paro especial atención por si aparece algún soldado y cuando estoy segura de que no hay ninguno que se encuentre cerca salto hacia abajo, segundos después tengo a Evan a mi lado.

No perdemos el tiempo y salimos rápidamente de allí, Evan no conoce nada de esto, pero supongo que no hace falta decirle que en esta parte de la ciudad los soldados abundan.

Y no es hasta que estamos lo suficientemente alejados y dentro de la urbe que no me tranqulizo del todo. Y aunque lleve haciendo esto muchos años, la responsabilidad de mis actos solo recaía sobre mí.
Si me pillan es a mí quien ejecutarían, pero ahora si nos cojen, si pillan a Evan en la ciudad y saben que no es de aquí, no solo me matarían a mí, sino que a él también.

Intento tranquilizarme mientras noto que Evan entrelaza nuestros dedos. Ya estamos fuera de peligro, no hay de que preocuparse.

Le miro y me lo encuentro mirando a su alrededor con curiosidad.

-Buena vida, la que tenéis aquí. - Comenta mirando como la vida se desarrolla a su alrededor, vida totalmente diferente a la que ha conocido durante todos sus años de existencia.

-No te creas. -Replico con amargura. Esto no es vida. Pero evito comentarlo, porque Evan no tiene porque escuchar mis pensamientos cuando yo lo he tenido todo y él no.

Él me mira con curiosidad, arqueando las cejas, pero no añade nada más.

Hace rato que ha dejado de llover, lo habrá hecho cuando estábamos bajo tierra, pero sigue haciendo frío, Evan parece darse cuenta porque se saca la chaqueta de cuero y me la pone sobre los hombros.

-Gracias. -Le digo con una sonrisa.

-No se merecen, mi lady. -Dice haciendo una reverencia cómica.

-Deja ese rollo de Romeo. -Le doy un leve empujón mientras me río.

-¿A caso a Julieta no le gusta? -Dice arqueando las cejas.

-No tengo nada de Julieta. -Digo señalándome. Voy con su chaqueta puesta, el vestido que un día fue blanco, está empapado y con el borde embarrado y roto, y seguramente tengo la cara roja, y el maquillaje corrido después de llorar, además de tener el pelo empapado y totalmente estropeado por la lluvia.

Él se ríe y pasa su brazo por encima de mis hombros.

-¿La verdad? Te prefiero a ti por encima de Julieta-Me susurra en el oído.
Su voz y tono envían escalofríos por todo mi cuerpo, y apusto a que tengo la cara roja.

Llegamos a mi calle, de lejos no veo el coche de mis padres, por lo que sé de seguro que ya no están en casa.

Deben de ser las once de la noche.

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