49 💜 De vidrio.

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Deseo egoísta

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Unos cuantos días pasaron con normalidad, Ichimatsu asistía a la universidad y volvía bien entrada la noche; Choromatsu cada vez adquiría más papeleo dándole la oportunidad a Todomatsu de molestarlo sobre que cada vez se veía más viejo y era posible que muriese pronto; ___-chan enviaba fotos del avance que llevaban los mininos a las chicas mientras asistía con normalidad al trabajo; mientras Jyushimatsu... hace cosas de Jyushimatsu... cosas extrañas.

La mañana del día viernes Osomatsu iba de camino hacia la salida, cambiándose los zapatos Karamatsu apareció bajando la escalera, no requirió siquiera mirarlo para saber de quién se trataba, era el único que había intentado hablar con él toda la semana.

—¿A dónde vas? —preguntó el de azul mirándolo varios escalones arriba.

—Por ahí.

—¿Dónde es "por ahí"? —inquirió agudizando la mirada, el contrario se levantó acomodando sus zapatillas.

—¿No es obvio? —lo miró con una leve sonrisa la que solo le llevó una idea a la cabeza, como mínimo, no estaba durmiendo bien; suspiró con resignación al hacerle caso a su niño interior.

—¿Comiste? —preguntó viéndose más relajado.

Seguía enojado con él, vaya que si, pero le era casi imposible dejar de lado esa vocecita interior que lo hacía sacar a relucir el cariño que le tenía a sus hermanos; él, ni nadie, había desayunado todavía en la casa y el mayor repetía la misma rutina desde la pelea. Osomatsu enarcó las cejas ciertamente ofendido.

—¿No confías en las habilidades culinarias de tu hermano mayor?

—Como digas —se cruzó de brazos burlón, el de rojo desvió la mirada en un gesto brusco, bufando.

—Solo perdí un poco la practica —caminó hasta la salida y cruzó la puerta sin mirar atrás, escondiendo su sonrisa—. No me esperen —avisó antes de cerrar la puerta. Karamatsu rodó los ojos, hacerse el duro era difícil y ya no estaba seguro de que fuera lo correcto o si había alguna otra manera de solucionarlo.

Caminó hasta la cocina al escuchar algo de ruido, ___-chan revolvía el contenido de una olla en silencio y como si supiera que Karamatsu la estaba mirando se giró hacia él.

—¿Huele bien? —preguntó levantando la cuchara de madera. Al parecer seguiría actuado como si el de rojo no existiera, comenzaría a preocuparse cuando se dirija hacia él como el mayor de los cinco.

—Delicioso, ¿te ayudo? —se acercó a la estufa para abrir una de las ollas.

—Sí, solo no viertas brillantina en la comida —el menor le dedicó una mirada tristona y bufó ofendido por sus palabras, tomó un cuchillo para los vegetales que estaban en el mesón con otra idea en mente—, Oh, y no les pongas tu cara —advirtió, esta vez Karamatsu se giró dramáticamente hacia ella con el ceño fruncido y los ojos llorosos.

—¡No me dejas ser! —reclamó cubriéndose los ojos con el antebrazo, la chiquilla rio al verlo actuar así a esa hora de la mañana y bajó la llama de la estufa.

—Está bien, solo no le hagas nada al de Ichi.

—Anotado —la chica volvió a reír ante el gesto militar que imitó el de azul.

Cuando Karamatsu terminó de cortar las verduras ayudó supervisando un par de ollas. Revolviendo el contenido de una sartén, miro a la chica llenar de agua la tetera.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Where stories live. Discover now