13 💜 Dejado de lado.

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No es un simple sentimiento

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Ambos sentados uno frente al otro no dejaron de mirarse en ningún momento. ___ comenzaba a ponerse inquieta, no sabía por qué su subconsciente le dijo que aceptara a hablar con el de rojo.

—Primero, ¿qué te dio por aceptar? —preguntó con interés.

—Bueno, yo no quería... pero ella sí —respondió sabiendo que tendría que profundizar en ello luego.

—¿Ella?

—Lo que pasa es que yo tengo una hermana... amiga... otra yo, está en mi mente pero no es producto de mi imaginación —se explicó adoptando una postura defensiva a las palabras, sabia lo loca que sonaba.

—De verdad pareces una loca si lo dices de esa manera —dijo con una sonrisa—, Pero no estoy aquí para hablar sobre tus problemas, todavía —sentenció.

—¿Entonces?

—Me gusta jugar un poco con la cordura de mis hermanitos, ¿cuál de ellos te gusta? —preguntó logrando que el rojo se fuera apoderando lentamente del rostro de ___—. ¿O soy yo el que te gusta y por eso aceptaste venir? —añadió con una sonrisa coqueta.

—Demasiado coqueto para mi gusto —comentó su subconsciente.

—¿P-por qué crees que alguno me gusta? —preguntó siguiendo a su subconsciente.

—Conozco a mis hermanos lo suficiente para saber que absolutamente nadie estaría más de dos segundos a su lado sin creer que algo les falla —respondió con tono obvio.

—¿Está diciendo que él no es así? —volvió a comentar, ya se estaba arrepintiendo de su idea, era un hermano mayor demasiado extraño.

—Yo... bueno... —tartamudeó— ¿Para qué quieres saber?

—Simple curiosidad-

—¿De hermano mayor? —interrumpió.

—¡Tú si sabes! Hago tantas cosas por ellos pero son unos tacaños con su dinero, no reconocen el amor que les da su querido Onii-chan, malagradecidos —gruñó exagerando sus gestos, aunque parecía hablar bastante en serio.

—No creo que sea así, puede que no lo demuestren mucho pero Ichimatsu y Karamatsu-kun me han hablado de ti como un buen hermano —le dijo notando como el chico no se la creía—, Puede que sea difícil imaginarlo, especialmente de Ichimatsu, pero te doy mi palabra —añadió riendo, colocando su mano en su corazón y levantando la cabeza en una firme postura.

Después de unos segundos de silencio en los que definitivamente creía que la chica era igual o peor de loca que ellos, como para estar diciendo eso; se acomodó en el cojín.

—Y aunque así fuera, seguirá siendo igual —murmuró Osomatsu, dejando sin palabras a la mayor, no sabía cómo seguir la conversación y el silencio era realmente incómodo para ella, todos lo eran.

—Así que no intentarás nada raro... —comentó ella evitando seguir en ese incómodo silencio.

—No quiero arriesgarme a que Ichimatsu se enoje conmigo, puede ser bastante aterrador si se lo propone —comentó ganándose una risa de ___.

—Eso es verdad —añadió a las palabras del de rojo.

—¡Así que si era Ichimatsu! —exclamó Osomatsu sorprendiendo a la chica—. Te delataste sola —añadió al verla tartamudear.

—¿D-desde cuándo lo sabes? —preguntó avergonzada, el chico rodó la mirada divertido, al menos le había atinado a la primera, ojalá tuviese esa suerte en el juego.

—Desde que le diste el té —mintió.

—¿¡Entonces!? —preguntó levantándose.

—Solo quería que lo admitieras —respondió burlón.

Se sentó de golpe tratando con todas sus fuerzas de no mostrar que le dolía la pierna, no quería que supieran nada mas ¿Acaso era tan obvia? No le gustaba la idea, dos ya sabían sobre lo que sentía. Tendría que vivir con ello hasta donde se pudiera.

—Bien, ya lo admití, ¿ahora qué? —preguntó cruzándose de brazos imitando a su subconsciente.

—*★*—

Pasaban los minutos y ninguno de los dos daba señales de vida a los que estaban en la sala, haciéndoles crujir la cabeza de tanto pensar en qué estaría pasando. No podían confiar en que su hermano mayor estuviera tranquilo frente a una chica, con las manos quietas o la boca cerrada como mínimo.

Sin poder aguantar más fueron a ver a escondidas que era lo que realmente estaba pasando entre los dos, dejando al de morado con las peras que quedaban. Al llegar a la puerta no escucharon ningún ruido, ni siquiera una pequeña respiración que delatara algo. Nada.

Guiados por la curiosidad abrieron un poco la puerta corrediza para poder quitarse la duda sobre qué ocurría exactamente dentro de la habitación. Al abrirla vieron como ambas personas dentro se miraban fijamente sin pestañear ni mover algún músculo, rodeados de un silencio que no parecía ser incómodo en absoluto. Pronto los ojos de Osomatsu fueron los primeros en ponerse llorosos mientras hacía una mueca de dolor.

—¡Ah, demonios! —exclamó llevándose una mano a los ojos y dejando caer su cabeza hacia atrás.

—¡Ja! Perdiste ¡Ay, ay, ay! —gritó ___ cerrando los ojos para aliviar un poco el dolor, tosiendo un poco en el proceso.

Karamatsu aguantó una risa ante tal escena, sabía que ellos se llevarían bien pero no podía negar que igual estaba preocupado de que Osomatsu se pasara de listo con la chica. Mientras el de azul intentaba no delatarlos con su risa los otros tres miraban la escena sin poder creérselo. En eso ___ soltó una risa malvada.

—Ahora paga como debes, perdedor —rió con la frente en alto.

Todos vieron como Osomatsu se levantaba y salía del cuarto en dirección a la cocina, Karamatsu entró y se sentó en un cojín al lado de ___.

—¿Por qué estaban haciendo algo así? —preguntó divertido, la escuchó reír ante el recuerdo.

—Estábamos tratando de que ella saliera, pero terminamos apostando a quien duraba más tiempo con los ojos abiertos —dijo con una sonrisa.

—¿Qué ella saliera? —preguntó curioso el de azul.

—¡___-chan, ___-chan! Yo también quiero jugar —llegó Jyushimatsu sentándose al otro lado de la chica.

—Parece que descubrimos como hacer que ella vuelva a... salir —susurró a Karamatsu en el oído.

—¿Y cómo se supone que harán eso? —preguntó bajo.

—Por el momento no tenemos nada, ella no quiere hablar tampoco —añadió.

—¿Quién es "ella"? —preguntó Choromatsu tratando de entrar a escena.

___ miró los rostros confundidos de los hermanos para luego mirar a Karamatsu, este se encogió de hombros: "decisión de ustedes", les decía. Suspiró esperando escuchar alguna queja de su subconsciente por hacerlo, pero no llegó. No quería hablar del tema puesto que no era muy agradable, pero si iba a convivir con ellos con tal de ver a Ichimatsu otros días tendrían que estar al tanto, al menos a grandes rasgos, de lo que pasaba.

—Matsuno-kun, ven —dijo al de rosa. Este al ser llamado por la chica caminó con una sonrisa hacia ellos.

Después de aclarado el asunto, todos —menos Karamatsu— estaban más que confundidos y algo emocionados, pero no quitaba el hecho de que la miraran con un poco de lastima. Les regaló una sonrisa para que supieran que no se tenían que preocupar por nada, ya que como había mencionado en su relato, todo ya era parte del pasado para las dos.

—¡Llegué! —anunció Osomatsu desde la entrada, venía con una bolsa en mano y un delicioso aroma proveniente de ella.

—¡Osomatsu-san llegó con mi premio! Vamos —exclamó.

Ellos se levantaron y salieron de la habitación esperando a ver qué era lo que traía su hermano mayor, que para sorpresa de todos le había hecho caso a alguien. Karamatsu ayudó a ___ a levantarse y luego a caminar por el pasillo hacia la sala, al llegar lo primero que hizo fue ir hacia Ichimatsu que estaba con la cabeza gacha sin Gin en brazos.

—Ven Ichimatsu, vamos a comer juntos —dijo con una sonrisa mientras se acercaba para tomarlo del brazo, pero este la alejó bruscamente.

—No me toques —masculló con un tono amargo que petrificó a ___, hace mucho que no la trataba con hostilidad.

—¿Ichimatsu...? —preguntó confundida por su actitud, acercó su brazo nuevamente hacia él pero recibió otra evasiva.

—¡Dije que no me toques! —gritó llamando la atención de todos, lo que menos quería.

—¿Q-qué es lo que pasa? —preguntó ella con los brazos recogidos sobre el pecho, nunca comprendía por qué el contrario perdía los estribos de un momento a otro.

¿Será por qué venia del brazo con Karamatsu?, ¿por qué había aceptado hablar con el mayor de todos?, ¿por lo que había dicho Jyushimatsu?, ¿o por qué el ya no era el único que sabía de ella? Sí, lo es, pero resulta ser mucho más que eso, y era algo que no podía evitar sentir.

—Como si te importara ¿Ya te mejoraste, no es cierto?, ¡entonces vete! —elevó la voz haciéndola saltar del susto en su lugar.

—Ichimatsu... —el de azul trató de decir en reproche, sin embargo sonó más como un murmullo al estar igual de sorprendido que la mayoría.

—¡Vete! —volvió a gritar haciendo que la chiquilla ahogara sus preguntas.

—I-Ichimatsu-niisan, discúlpate —suplicó Todomatsu, temeroso de hablar. La chica que parecía no reaccionar inhaló profundo, haciendo notar por el temblor en sus labios que se aguantaba unas pocas lágrimas.

—Bien, me voy —interrumpió con la garganta obstruida—, Adiós —añadió para luego girarse con la cabeza en dirección al piso.

—___-chan, espera —dijo Matsuyo desde la entrada a la cocina.

—No se preocupe, estaré bien —contestó de espaldas mientras buscaba sus zapatillas en el mueble de la entrada.

___ salió de la casa con el corazón en las manos, palpitando a penas debido al dolor de las palabras tan amargas que había escuchado, sintiendo el sabor salado de las lágrimas que se mezclaba con el de la humedad que había afuera. Siendo rodeada por el clima gélido de invierno dio pasos temblorosos para alejarse de la casa, con suerte pudiendo ver el camino con la vista borrosa que le proporcionaban las lágrimas.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora