16 💜 No te engañes.

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No es un simple sentimiento

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Ya arriba, incómoda por cojear, pisó con fuerza un par de veces para ver si podía caminar un poco mejor. Con mejor postura caminó por el pasillo rozando las paredes de madera y papel, al encontrarse con la puerta corrediza se detuvo mirándola fijamente, si Karamatsu le había mentido era muy probable que cierto chico estuviera ahí dentro, y encontrarse con él de esa manera podría ser bastante incómodo, más aún después de lo que había pasado entre ellos.

Armándose de coraje abrió la puerta de un tirón examinando la habitación con la mirada decidida, relajando todo el cuerpo suspiró de alivio al solo encontrar a Gin estirándose cerca de la ventana. Con una sonrisa se acercó al minino para ver si este le permitía acariciarlo, después de maullarle sobre la piel se acurrucó en su mano ronroneando. El ronroneo era algo nuevo para ella, Gin solo le ronroneaba a Ichimatsu. Extasiada por la repentina simpatía que le tenía el felino, jugó con él un rato diciendo boberías varias con voz infantil.

—Tienes hambre, ¿verdad? —preguntó acariciando el estómago del felino que movía sus patitas y maullaba.

Buscó con la mirada el plato de comida y lo encontró junto al del agua en el marco de la ventana. Dejó a Gin tranquila y se levantó en dirección al armario, lo abrió de par en par y buscó minuciosamente entre la ropa que ahí había, encontrando una que otra revista porno y algo que parecía ser un cartel con Choromatsu en toalla, se tapó la boca para no reír demasiado fuerte al leer lo que tenía escrito. Ahora sabía por qué el sobrenombre, aunque no lo entendía por completo.

—Dime qué viste eso —comentó riendo, no recibió respuesta todavía.

Adentrándose un poco más en un cajón, se reencontró con la prenda que había adquirido hace un tiempo, con tristeza rozó la tela de la sudadera unos segundos, tomó el kit de emergencia que estaba al fondo del cajón y lo cerró suavemente igual que el armario. La comida no estaba ahí, pero al menos las vendas estaban.

Se giró hacia el sofá al otro lado de la habitación y su rostro fue un premio al encontrar el saco de la comida de Gin escondido al lado de este, lanzó el kit a los cojines del mueble y tomó el plato de la comida de la ventana, con Gin pisándole los talones fue a llenar el plato.

Con Gin comiendo a gusto a su lado, tomó el kit entre sus piernas y prosiguió con la idea de cambiar los vendajes, para su sorpresa la herida ya no sangraba pero no quitaba el hecho de que tendría que limpiarlo, ¿pero con qué? Intentó recordar qué había hecho Karamatsu con sus manos y creyó estar en lo correcto al tomar una pequeña botella blanca y una bolsa con algodón.

Se levantó con ambas cosas en mano y tomó el plato del agua de Gin. Salió de la habitación camino al baño, así podría renovar su vendaje y llenar el plato, le agradecía nuevamente a Karamatsu por haberse tomado la molestia de curarle las heridas, si no, no tendría idea de cómo curarse ahora.

Al caminar dos pasos fuera de la habitación, despegó su mirada del minino y volvió al frente para buscar la puerta al baño, encontrándose de frente con el que se suponía no debía estar en casa esa fresca mañana, conociendo lo perezoso que podía llegar a ser la sola idea de que hubiera salido era un poco estúpida.

Ambos sorprendidos al verse cara a cara se quedaron estáticos unos segundos. El primero en desviar la mirada fue Ichimatsu, que con el ceño fruncido pasó por su lado para entrar a su habitación y cerrar la puerta detrás de él con las mejillas infladas y el ceño fruncido la chica entró al baño para lograr su cometido.

Luego de haberse vendado la herida —y atendido algunos asuntos de suma importancia—, salió del baño con el plato lleno de agua y caminó hacía la puerta de la habitación de los ninis. Tomó la puerta pero se arrepintió. Abrió la boca para hablar, pero se volvió arrepentir. Quiso dejar el plato y el kit en el piso, de nuevo se arrepintió a medio camino.

Se retorció un momento buscando algo de coraje en su interior y luego se paró firme ante la puerta, su decisión flaqueó un poco al elevar la mano para golpear la madera de la puerta, golpeó dos veces.

—¿Ichimatsu? —preguntó con voz temblorosa. No hubo respuesta, nuevamente el silencio le atormentaba—, Voy a entrar... —avisó en voz baja abriendo lentamente la puerta.

Ichimatsu estaba sentado sobre el sofá abrazándose las piernas, una postura bastante frecuente en él, miraba hacia la ventana escondiendo la mitad de su rostro. Nerviosa, ___ caminó hasta el minino y le dejó el plato con agua a un lado, curiosa, Gin lo olfateó un poco juzgando lo que le habían traído, pronto tomó agua.

Sin muchas ganas, y completamente nerviosa, se sentó de golpe en el sofá donde estaban sus medias, sin darse cuenta del pequeño pero importante detalle de que no las había dejado ahí, se las coloco rápidamente liberando lo último de coraje que le quedaba, quedándose estática al igual que una estatua.

—¿No te había dicho que te fueras? —la voz de Ichimatsu sonaba mejor molesta, pero de todas formas lograron entristecer a la chica.

—... No era mi intención volver hoy en la mañana.

—Tu voz me molesta.

—¿Qué te hace estar tan molesto de la nada? —espetó ___ mirándolo a la cara, con lo que había pasado Ichimatsu logró que todos en el barrio se preocuparan por ella y quería saber el por qué.

—No es de tu incumbencia —replicó volviéndose a mirarla también.

—¡Claro que lo es! ¡Dímelo!

—¡No tengo que hacerlo!

—¡Tienes qué!

—¡Cállate!

—¡Suéltalo! ¡De la nada ayer estabas furioso solo conmigo, ni siquiera hice algo malo!

—¡Mientes! —gritó levantándose del sofá, esperando en el fondo dejar la discusión de lado ya que se estaba dejando llevar

—¡No lo hago! —gritó imitando al chico—, Tú eres el que siempre se enoja de la nada.

—¿Tienes algún problema con eso? Tengo mis razones —respondió con sorna.

—¡No te creo nada!

—¡Estaba...

—Ichimatsu, ___-chan, ¡vengan a desayunar! —escucharon desde el primer piso.

Ambos se detuvieron en seco, con las bocas abiertas, mirándose el uno al otro recuperando el sentido; se habían perdido tanto en su discusión que no se dieron cuenta que todos en la casa podían escucharlos.

En silencio, bajaron hacia la sala para comer sin mirarse siquiera, se sentaron separados al llegar a la mesa, donde el único que comía con tranquilidad era Osomatsu.

___ estaba increíblemente irritada mientras masticaba unas verduras que le sirvió Matsuyo, por otro lado se podía ver extrañamente tenso a Ichimatsu en su puesto. Se había dado cuenta de que todos escucharon su discusión, y aunque estaba muy agradecido de que los interrumpieran eso no disminuye sus deseos por irse al infierno de la forma más dolorosa posible, ahí y ahora.

Con todos comiendo en silencio ___ comenzó a tranquilizarse, pero solo duró unos momentos al no escuchar nada tampoco en su cabeza, el silencio que su subconsciente mantenía la ponía de los nervios, y más ahora que había explotado hace unos minutos. Se preguntaba por qué ella guardó silencio cuando descubrieron algo tan importante para las dos.

—No estoy de acuerdo con la idea —escuchó a penas en su cabeza, se detuvo en seco con los palillos en la boca.

—¡Hablaste! —exclamó mentalmente sin darse cuenta de ello.

—Se me salió —confesó con un tinte de molestia.

—No te preocupes, me alegra escucharte de nuevo.

—Lo sé.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Where stories live. Discover now