41 💜 El invierno es cálido.

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Deseo egoísta

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Se había quedado sin cena, sin cama, y sin una pobre alma que le prestara atención desde que la pareja había salido en un escándalo. Chibita no tendría su puesto abierto, el Pachinko no estaba abierto y no podía entrar a la tienda de vídeos por un problemilla, por ende, se quedó recostado en el tejado en silencio y sin cigarrillos.

«—¿Qué hiciste qué? —preguntó severa la madre, sus lentes brillaban tenebrosamente haciendo que tragara grueso—. ¡Al fin había logrado que uno de mis ninis tuviera una vida! La familia florecería rápidamente, ellos tendrían su propia casa y me dejarían cuidando de mis lindos nietos, ya me podía imaginar los miles de piecesitos recorriendo la casa llamándome "Obaa-chan", tendrían el cabello de Ichimatsu y los lindos ojos de ___-chan —fantaseó con una brillante mirada.

La mujer tenía todo bien pensado, no había podido evitar proyectarse tan a futuro con lo bien que había visto a la pareja. Sin dejar su postura fulminó con la mirada al mayor, el espontáneo cambio logró sobresaltarlo.

—Y tú, ¿acaso tienes idea de lo que acabas de hacer, maldito idiota? —gritó golpeándolo con el cucharón.

—Pero Kaa-chan...

—¡Ni "Kaa-chan" ni nada! ¡Eres el mayor de los imbéciles!

—Le estas dando muy suave —susurró Todomatsu simulando ser el subconsciente de su madre.»

Luego de eso había terminado afuera de la ventana, quizás indefinidamente ya que su madre no le había informado más o tal vez era porque no se había dado la molestia de escuchar todo lo que le dijo. Afuera hacía mucho frío, después de todo estaban en diciembre.

¿En serio querías eso?, recordó el cuestionamiento de Choromatsu. Elevó el brazo con su vista fija en la palma de su mano, las pequeñas quemaduras ya no estaban ahí, pero esa maldita sensación persistía. Aquel sutil roce cuando intercambiaban las fichas de «Mahjong», ese breve contacto que tenían al pasarse los cigarrillos, el vaivén sobre su espalda, la sensación cuando enredaba sus dedos en su cabello; todo seguía ahí.

—Endemoniada ___, ¿no podías encontrar otra manera? —masculló al viento.

¡¿Preferirías que yo me hubiera ido en vez de ___?!

Suspiró frustrado, desquitarse por ello con Ichimatsu le había costado algo de sangre, comida y una cama caliente. Pero no había otra alternativa, había sido él el que rompió su propia palabra, ver su cara había sido suficiente castigo. Bajó el brazo posicionándolo en su nuca.

—Después de todo, no has vuelto... 

Recordaba el rostro preocupado de ___ la mañana del martes cuando fue a verlo, lo reconfortante que había sido abrazarla y su dulce aroma mientras la tranquilizaba. Hablar con ella le quitaba los nervios, ver sus reacciones a sus bromas e insinuaciones de alguna manera le llenaba el pecho, estar junto a ella al fumar por poco y le nublaba el escaso juicio que tenía, estaba sorprendido de no haberla atacado en cualquiera de esos momentos en los que su voluntad le fallaba al verle el rostro.

Moduló unas pocas sílabas, intentado que el dolor en su mandíbula disminuyera un poco, la verdad, le habían dado una verdadera paliza entre Ichimatsu y su madre, y aunque se esperaba algún golpe de parte de Karamatsu cuando le dijo todo, este solo suspiró con desaprobación y desapareció de la habitación. Estaba contento sobre cómo había crecido su hermano, con uno que otro detalle por ahí, pero estaba bien. Aunque no es como si los hubiera entrenado silenciosamente para tratar a personas desagradables como él, él era así y punto.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Where stories live. Discover now