Capítulo 114: Negociando

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Me quedé en silencio ante sus palabras.

— T-Tu no eres así, debes alejarte de esos pensamientos. —Ezarel hizo un esfuerzo por tomarme de los hombros y hacerme mirarlo de frente.— Las personas que pasan por nuestras vidas, son como una luz y cuando se desvanecen, siempre resplandecen en nuestra alma, por la eternidad.

Aquellas palabras hicieron vibrar mi corazón, ¿Que estaba haciendo? ¿Por que dejé que el dolor se apoderara de mi cuerpo?. La muerte de Nali, Peter, de todos los que alguna vez conocí, sentía que estaba perdiendo a la poca familia que tenía aquí en Eldarya. La sola idea de perder a Ezarel, se me encogió el corazón, por lo que, me relaje y decidí abrazarlo, comencé a llorar todo lo que podía, como si me estuviera desahogando. Dejando todos esos sentimientos que me impedían pensar con claridad. Mientras tanto, Ezarel se encargó de abrazarme con fuerza. Era todo lo que necesitaba, un abrazo reconfortante. Después de unos segundos, he sentido que la ira acumulada dentro de mi, comenzaba a dispersarse, mis alas que se teñían de un color negro profundo, comenzaron a disiparse, mostrando un blanco puro y luego, mis alas comenzando a esparcirse por toda la sala de cristal, con un brillo que parecía traer un nuevo mañana. Un cálido ambiente se formaba alrededor de nosotros.

Casi de sorpresa, Miiko, Nevra y Valkyon, comenzaron a despertarse, como si mi pureza hubiera sanado sus heridas. Me sentía más calmada y no podía negar que estaba muy cómoda en los brazos de mi novio. Pronto, levanté la mirada hacia Ezarel, que no dijo nada, solo sentí sus labios depositarse sobre mi frente.

— Si, esa dulce mirada, es la única que me fascina.

Mis mejillas se pusieron muy rojas ante su comentario, sin embargo, aterricé a la realidad cuando alguien entró a la sala. Era aquel tipo, Leviatán, quien caminaba mientras traía arrastrando a Leiftan del brazo, inconsciente. Intenté moverme pero Ezarel no lo permitió, entendía muy bien que no era rival para él.

— ¿De que me perdí?. —Preguntó Leviatán, quien soltó a Leiftan, dejándolo en el suelo.

— No mucho. —Volví a escuchar la voz de Nikolas, mientras volvía a colocarse los lentes.— Hemos perdido mucho tiempo.

Mientras Miiko se levantaba y los otros jefes de guardia, trataban de recordar lo que había sucedido, Nikolas caminó hasta llegar en medio de la sala, cerca del cristal. Pronto, Leviatán le lanzó dos libros y yo los reconocía muy bien, uno de ellos era el libro de Memorias, el que ocasionó que Ezarel y yo tuviéramos un vacío en nuestros recuerdos, y el otro, el libro prohibido, aquel libro que una vez usó Ezarel para enviar a Emilia a la tierra. Un libro que puede ser peligroso en manos equivocadas, ¿era suyo?.

— Seamos breves. —Murmuró Nikolas.— Tengo suficientes hechizos para hacer que cada uno de ustedes, se convierta en polvo, en menos de dos segundos, en un radio de 30 kilómetros. Si quieren evitar eso, deben escucharme.

Miiko, quien se sostenía sobre su bastón, comenzó a caminar hasta estar frente a él. Su mirada no podía decirnos nada y ante la amenaza, no teníamos muchas opciones, más que obedecer. Quien iba a pensar que para ser un ser humano, tendría tanto poder. Debe tener algún punto débil.

— No tenemos opción, ¿No es así? ¿Que es lo que quieres?. —Preguntó Miiko.

En ese momento, me señaló.

— Solo necesito llevarmela.

Mi corazón se detuvo, es cierto que había mencionado algo sobre ser contenedor. El miedo me invadió. Los brazos de Ezarel seguían sin soltarme, sabía muy bien que me aterraba esa idea.

— Si vas a llevártela, ¡Yo iré también!. —Ezarel gritó.

Lo miré fijamente, aunque tenía miedo, no quería que arriesgara su vida por mi, no podía permitirlo.

— De ninguna manera, solo me estorbarías.

— Quizá no sea tan mala idea. —Respondió Leviatán y a su vez, se acercó a Nikolas para entregarle los medallones que estaban en mi habitación. Era el mío y el de Ignofia.— Con esto, ya tenemos todos los medallones y en teoría, ya nadie puede arruinar tus planes.

Nikolas los tomó y sonrió.

— Espero que así sea y no me entierres un cuchillo en la espada, Leviatán, te recuerdo que mi hechizo fue lo suficientemente fuerte para encadenar a Leiftan, siendo un demonio. —Volvió a decir Nikolas. Estoy segura que habla de la franja que lo ata en el cuello.— ¿No querrás ser mi enemigo, verdad?.

— No, por supuesto que no. —Le contestó.

Sin embargo, noté algo de enemistad en sus ojos, como sino estuviera del todo, de su lado. ¿Quizá tengan objetivos diferentes?. De cualquier forma, Nikolas terminó aceptando eso y le indicó a Miiko que quería llevarnos a Ezarel y a mi.

— Claro que n.. —Interrumpí a Miiko.

— Esta bien, Miiko. —Respondí, esta vez ya no estaba aterrada e iba a buscar respuestas para resolver todo esto.— Deja que vayamos, solo así podremos salvar al resto del refugio que están dormidos.

Apreté mis manos a los costados de Ezarel, esperando que entendiera mi plan de infiltrarnos allá. Luego me miró, como si lo hubiera entendido.

— Por favor Miiko, nosotros no valemos tanto. Hay muchas personas afuera que esperan volver a casa. —Respondió Ezarel.

Miiko pareció reconsiderarlo, era claro que no estaba del todo de acuerdo pero era la única manera de encontrar un punto débil de Nikolas, siendo un humano, debía haberlo.

— De acuerdo. —Aceptó después de unos segundos.

— Estoy tan contento de que la negociación haya ido mejor de lo que esperaba. —Dijo Nikolas, quién sacó de su bolsillo, un gran frasco, cuyo contenido era de un color amarillo espumoso.— Como agradecimiento, les entrego esta pócima que ayudará a los aldeanos a recuperar la cordura. Hacerlos dormir de una manera profunda, tiene sus consecuencias.

— Espera un momento. —Dijo Nevra.— ¿Como sabemos que eso no es algún tipo de veneno?.

— Vaya, ¿De verdad me crees así de mentiroso?.

Todos lo hemos visto con una mirada fría. Engañó a todo el Cuartel General sobre su identidad e hizo creer a muchas personas, de otras ciudades, que era un simple alquimista.

— Tomaré eso como un halago. —Volvió a decir y luego, abrió el frasco para darle un trago. Después de cerrarlo, se lo lanzó en dirección a Valkyon, quien por fortuna, lo agarró a tiempo.— ¿Ven? No me hizo daño, ahora creanme.

Es un poco extraño que nos dé ese antídoto después de amenazarnos. No sé que es lo que les pasa por su cabeza. Después de unos momentos, salimos de la sala de cristal, no sin antes que Miiko nos mirara y asintiera, como si creyese en mi plan. Los dejamos atrás y yo, mientras me aferraba al brazo de Ezarel, caminamos detrás de Nikolas y Leviatán, que parecían estar muy tranquilos. Mientras caminabamos por el kiosko, me di cuanta de las personas que estaban en el suelo, bajo  un profundo sueño. Al menos me alegra que no correrán peligro.

— Espero que cumplas tu palabra y no los lastimes. —Dije de manera muy severa.

— Solo sé buena chica, y obedece. Si haces eso, a ellos no les tocaré ni un pelo. —Respondió sin siquiera mirarme.

No tenía idea de lo que iba a ocurrir, sólo podía aferrarme a Ezarel, quien era mi único soporte en este momento. Caminamos hasta salir del cuartel y luego nos dirigimos a la playa, al parecer, nuestro viaje iba a ser en barco. Lo que más me sorprende, es que ya estaba preparado y había se encontraba la gente que trabajaba para Nikolas. Después de unos momentos, subimos y el barco partió.

Nikolas no temía que Ezarel y yo saltaramos del barco, es decir, no había nada en el océano más que una muerte segura. Por lo que no nos dejó encerrados, mucho menos atados, podíamos caminar con toda la libertad posible. Sin embargo, permanecí sentada junto a Ezarel, quien acariciaba mi cabello de manera delicada. Me agradaba mucho.

— ______ ... —Ezarel me llamó.— Nikolas está por allá, ¿Por qué no hablas con él? Quizá logres sacarle algo de información.

Escojan
A) No, seguro no querrá verme

B) ¿Por qué crees que hablaría conmigo?

C) De acuerdo, hablaré con él

S E C R E T O S [Ezarel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora