Capítulo 8: Flechas

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Me he tenido que quedar callada, no puedo actuar como si estuviera saliendo con Ezarel y mucho menos ponerme celosa.

— ¿_____?

— Parece que la perdimos.

Regresé a la realidad después de perderme, miré a Alajea y a Karenn que parecían divertidas. De pronto ellas voltearon a ver a Ezarel y sonrieron aún más.

— Tu distracción tiene nombre. —Karenn rió.

— Si que te gusta. —Dijo Alajea.

— B-Basta, él no tiene nada que ver. —Tengo que saber disimular más.— Además, no estoy en posición de decir algo.

— Él te dijo que no debías encariñarte pero eso te hace quererlo más.— No sé que decir.— Además no tienes la culpa, nadie decide de quien enamorarse.

Tal vez tenga razón pero no estamos hablando de cualquiera, sino de Ezarel, desde un comienzo se había mostrado cretino conmigo.

He vuelto a mirar a Ezarel pero esta vez, parecían complementarse más. Lujuria estaba coqueteandole en frente de mi y yo no podía hacer nada, es un poco frustrante.

— Toma un respiro afuera _____. —Volvió a decir Alajea.— Tal vez así te sientas mejor.

— Tienes razón, gracias chicas, me han ayudado bastante. —Me despedí de ellas y salí del Cuartel.

Me senté afuera en el Quiosco miré el cielo, todo estaba normal, un cielo despejado con pocas nubes y una brisa fresca, necesitaba despejar mi mente, no debo apresurar las cosas. 

Mi avance con Ezarel tal vez ha sido poco pero estoy bien con eso.

— ¡_____!

Volteé la mirada cuando Mery se acercó a mi con una sonrisa pero se detuvo y cambió de expresión.

— ¿Estas bien?.

— Oh si, no te preocupes, es sólo que estoy un poco cansada. —Respondí.

Mery se sentó a mi lado y volvió a sonreír.

— Mi mamá dijo que ser un heredero tiene muchas respon..sabilidades.

— Y tiene mucha razón. —Abrace un poco a Mery.— Estaré muy ocupada estos días pero estaré de vuelta cuando menos lo esperes.

— ¡Que bien!.

Me sentía un poco mejor, no debía dejar que mi mente se enredara por si misma pero a pesar de todo, estar aquí me hizo sentir mejor.

Al día siguiente, me dispuse a buscar a Jamón para que me ayudara a buscar un arma, sin embargo, me he encontrado con muchos que me preguntaron lo mismo.

"¿Estas preparada?"

Siento que algunos estan preocupados de que no gane y eso se debe porque soy mitad humana y de otro mundo, de todas formas, no tenía elección pero esta vez, quiero confiar en mi misma de que puedo hacer algo bien.

Encontré a Jamón horas después en la forja, justo en el lugar donde quería estar.

— Jamón, al fin te encuentro.

— ¿Qué querer?.

— Me estaba preguntando si podrías darme otra arma, necesitaré una buena si quiero enfrentarme en el campeonato.

— Tú no saber usar ninguna.

— Vamos Jamón, sólo tú puedes ayudarme, también podrías enseñarme a usarla, por favor.

Él parecía pensarlo.

— Bien sólo por ser campeonato.

Él se volteó y de todas las armas que se encontraban, tomó una espada y me la entregó pero era tan pesada que sólo la sostuve del mango mientras esta caía al suelo.

Hice un esfuerzo para levantarla y lo conseguí pero tuve que volver a bajarla.

— Jamón, esto es muy pesado para mi.

Me quitó la espada con mucha facilidad y se volvió a voltear, luego de unos minutos, se acercó a mi y me entregó un arco y unas flechas. Eran grandes y pesadas pero podía con ellas.

— Mucho mejor, gracias.

— A entrenar.

Jamón y yo salimos del Cuartel General, él se encargó de explicarme algunas cosas simples pero esa parte ya la sabía, el arco y flecha era usado para largas distancias y se podía lanzar hasta cuatro flechas.

Entrené algunas veces, lanzando las flechas en puntos exactos, logré algunas pocas pero eran rápidas. A medida que pasaba las horas, pude acostumbrarme a esta arma y ahora era sencilla de manejarla.

Comenzaba a hacerse tarde, así que terminé el entrenamiento y me dirigí a mi habitación. A la mañana siguiente, me avisaron que al medio día, íbamos a partir directo a la ciudad de Zimeria.

— No olvides llevar tu arma. —Dijo Miiko.

— Entendido.

— He guardado bien el medallón, había rumores de que algunos ladrones han intentado robarlo en Zimeria. —Dijo Ezarel.

— Es inevitable, todos ansian robarlo. —Nevra sonrió.

— Tiene un alto precio en el mercado, de todas formas, ya se les ha avisado a todos que debe ser bien cuidado. —Valkyon suspiró.

— No le ocurrirá nada. —Dijo Ezarel.— El medallón está en buenas manos.

— Tienes razón, a pesar de todo, iremos mañana a la ciudad, disculpa sino podemos acompañarte todos _____. —Leiftan puso una expresión triste.

— Esta bien, ustedes tienen aún cosas por hacer. —Respondí.

— Bien, esas son todas las indicaciones, será mejor que te prepares, ya falta poco. —Dijo Miiko.

— Nos encontraremos en la puerta del Cuartel. —Volvió a decir Ezarel.

— De acuerdo. —Asentí y todos salimos de la sala de cristal.

Regresé rápidamente a mi habitación y tomé algunas cosas para guardarlas, ahora que tenía una nueva arma, podía tener mucha más confianza. Cuando llegó el medió día, me dirigí hasta la puerta, donde Ezarel ya se encontraba ahí.

— ¿Lista?.

— ¡Muy lista!. —Respondí y ambos partimos.

Mientras caminamos, me era imposible despejar mi mente en otra cosa que no sea la imagen de Ezarel besando mi mano, no sé porqué comencé a recordar esa escena, me puse muy roja con sólo pensarlo.

Además de eso, también estaba siendo coqueteado por Lujuria y no me gustó, para nada.

Ezarel se atrevió a preguntarme si de verdad estaba enamorada de él y creo que si lo estoy pero me es imposible decirle alguna queja, no puedo ni imaginar su reacción si me atreviera a decírselo.

Todo esto es tan confuso.

— _____ otra vez estas en las nubes, ¿quieres caerte al río otra vez?.

Tuve que mover ligeramente la cabeza para aterrizar a la tierra.

— No estaba en las nubes, es sólo ..

— ¿Quieres decirme ya que te ocurre?. —Joder, me estoy poniendo nerviosa ahora.

Escojan
A) ¿Te gustó tocar a Lujuria?

B) Ese beso que me diste en la mano ..

C) (Quedarse callada)

S E C R E T O S [Ezarel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora