Capítulo 43

2.6K 109 11
                                    

Hola, solo quería avisar de que quedan aproximadamente cinco capítulos para el final ¡¡Ojalá os guste!! ¡¡Dejad vuestro apoyo y opinión en los comentarios!!

—¿Me vas a explicar quién es el chico de ayer?

—Ay, Andrew, no seas pesado...

—Es que no me gustaba un pelo para ti, Gin.

—Déjalo estar, te guste o no, no sería decisión tuya.

—Pero...

—Nada, ya basta —digo y cambio de tema.

Seguimos comiendo entre diferentes temas de conversación. Cuando terminamos, decidimos ir a pasear un rato. Cuando nos cansamos de dar vueltas sin rumbo, vamos a mi casa ya que es la que más cerca está. Al llegar a allí, abro la puerta y los ojos de mi amigo recorren el lugar analizando.

—Espero que lo que hay sobre la mesa sea azúcar glas —dice.

—Tú no lo pruebes, por si acaso...

—Así no vamos a ninguna parte. Dime, ¿de dónde estás sacando el dinero para esta mierda, Ginger? —me dice cabreado.

—No vas a controlar mi dinero, no se qué te hace pensar que eres quién para decirme como gastar lo que yo gano por mi misma —digo alzando un poco la voz.

—No voy a controlar tu dinero, vamos, jamás se me ocurriría controlar las cuentas de alguien que no sea yo, pero mirando lo que ganas en esa cafetería y lo que cuesta el alquiler, alimentarte y todo lo demás, no me cuadra que te sobre dinero para comprar mierda.

—Pero déjame en paz, Andrew. No es tu puto problema.

—¿Te acuerdas hace meses, cuando llegaste a mi casa llorando pidiendo que te ayudara, que no podías perdernos también a nosotros? Espero que lo recuerdes porque cuando veo que haces esto, no solo te estás haciendo mierda a ti, también a mi porque desde ese día sentí que, de una manera u otra, estaba en mis manos poder sacarte de aquí. Pero es como si no quisieras dejarlo —hace una pausa pasando una mano por su pelo—, como si no pudieses hacerlo...

—¡Qué no soy adicta, joder! —grito interrumpiéndolo y con la voz rota.

—Hace meses te lo creí, ahora no puedo hacerlo.

—Te lo digo en serio, para —pido mirándolo a los ojos.

—Deja de negártelo, no consigues nada con eso.

—Vete, Andrew.

—¿Me echas de tu casa por decirte la puta verdad a la cara? —pregunta con cara de asombro.

—Que te vayas, joder.

—Espero que te arrepientas de esto —dice para luego salir del apartamento dejándome sola.

Muy bien, Gin. Ahora tenemos que preparar todo para cuando venga Kian.

Recojo vasos y cosas que han quedado de ayer y, cuando termino guardo los polvos que había sobre la mesa. Decido preparar la cena y después de repasar mentalmente aquello que le gusta a Kian, recuerdo que adoraba los spaghetti con verduras y salsa de tomate. Una vez todo preparado, tomo una ducha, me maquillo y me visto¹.

Un rato después, alguien llama a la puerta y los nervios me invaden al pensar en Kian. Me levanto de la cama,  me miro en el espejo e intento estar lo más perfecta posible. Cruzo el pequeño pasillo hasta la entrada y abro la puerta encontrándome al chico más guapo que alguna vez he visto. Lleva unos jeans negros,  una camiseta del mismo color de manga corta y unas Nike Air Force negras.

—Hola, pasa —digo dejándolo entrar.

—Estás preciosa —dice mirándome— y el piso es muy bonito —continua, esta vez, observando lo que lo rodea.

Tras agradecer, le propongo sentarnos a cenar y entre ambos terminamos de poner las cosas en la mesa.

—La semana que viene es la inauguración, ¿no? —le pregunto mientras le sirvo un plato con la pasta.

—Sí, no te haces una idea de lo nervioso que estoy, de verdad... —dice levemente sonrojado.

Oi, me muero de amor...

—Uy, ¿por qué? —pregunto curiosa.

—No sé, o sea, por el momento todo va genial pero me da miedo.

—Es normal que te dé cierta cosa, al fin y al cabo, llevas esperando este momento mucho tiempo y te da miedo que salga mal pero tú piensa que nosotros vamos a estar dándote nuestro apoyo. Además, seguro que luego sale todo genial y es una auténtica pasada.

—Ojalá que sí...

Seguimos cenando entre anécdotas, recuerdos y momentos que vivimos cuando estábamos juntos y, sin quererlo, ambos sentimos como si nada nunca hubiese pasado. Como si no le hubiera ocultado nunca aquello, como si jamás hubiese estado conotra, como si nunca nos hubiesemos roto el uno al otro.

—¿Te apetece ver una peli? —pregunto cuando acabamod de cenar para evitar sumergirme de nuevo en unos pensamientos que únicamente me destrozarán.

—Claro —dice sonriente.

Entre los dos recogemos lod vasos, cubiertos y platos que hemos utilizado y cuando terminamos vamos al sofá. Se sienta y, sin saber muy bien porqué, me acurruco junto a él con la cabezaensu pecho y una sonrisa implantada en la boca de ambos. Su brazo me rodea por la espalda dejando su mano descansar en mi cintura y unos segundos después sus labios besan mi coronilla.

—Te echo tanto de menos —susurra con la intención de que no lo oiga.

Pero lo hago y mi corazón se acelera hasta el punto de hacerme creer que tendré otra arritmia pero no sucede, solo no soy capaz de esconder esa curva formada en mi boca mientras sigo buscando una película para ver.

—Yo también —susurro casi inaudiblemente pero se que lo ha escuchado al notar como bajo mi cabeza su corazón palpita más enérgico que segundos atrás.

Y es que, puedes buscar el calor en muchos cuerpos, los besos en muchos labios, las miradad en muchos ojos pero jamás lo encontrarás si alguien ha llegado a tocarte el alma conla punta de los dedos.

——————————————————
1.

——————————————————1

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The middle of the chaos. [TMC#1] Where stories live. Discover now