Capítulo 19

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Decido salir a la terraza de la discoteca y me apoyo en la pared mientras me lío un porro. Cuando está listo, lo prendo y me lo llevo a la boca para luego ofrecerle a Izan quien asiente.

—Si mi hermano me ve, me mata —me dice dándole una calada.

—Creo que a mi ya me quiere matar. No es el primero, ¿no? —le pregunto refiriéndome al canuto y él niega.

—Empecé cuando tenia quince años y aún no lo he dejado.

—¿Cuántos tienes? —pregunto curiosa dándole otra calada.

—Veintidós, ¿y tú?

—Diecinueve —contesto y me quita el porro para darle una calada.

—Pero si eres un bebé —me dice apretándome los mofletes.

Ais, Izan, para —digo apartándome y sacando un cigarro de la caja.

—Deja de fumar —dice Andrew apareciendo—. Y a ti te busca tu hermano —habla esta vez mirando a Izan quien me da el porro y entra corriendo.

—A dos manos —digo riéndome.

—Ginger, deja el porro —me dice serio.

¿Y a este que mosca le ha picado?

—¿Eres poli o algo? —pregunto irónica.

—Estoy en proceso de serlo —dice.

—No me jodas, no me jodas. Quieres ser policía. Joder.

—No es para tanto.

Ay, Jesusito, me voy a morir de un infarto.

Cuando me acabo el cigarro vuelvo dentro y me acerco a la barra donde pido un gintonic, después voy a la pista de baile donde una chica se me acerca y empezamos a bailar pegadas. En cuestión de minutos, tengo sus labios sobre los míos, su lengua y la mía enrolladas, mis manos en su culo y las suyas envolviendo mi cuello. Poco a poco y sin ser conscientes acabamos en el baño. Me sube a su cintura y mete la mano por debajo de mi jersey/vestido, acaricia mi monte de venus por encima de la fina tela de mi tanga y luego introduce dos dedos en mí, a la vez me estimula el clítoris haciendo círculos. Cuando llego a mi orgasmo, me pongo de rodillas y, tras bajarle los pantalones y su tanga, lamo entre sus labios mirando como su cara cambia. Gime y me coge el pelo manteniéndome con la cabeza pegada a su zona íntima y yo empiezo a lamer con intensidad y penetrarla con mi lengua mientras ella solo gime. Juego con la velocidad y, cuando veo que está cerca de su orgasmo, dejo lo que estoy haciendo y vuelvo a su boca donde cojo su labio inferior con mis dientes mientras que la penetro con dos de mis dedos hasta que alcanza el clímax.
Tras eso, ambas salimos del baño como si nada hubiese ocurrido y nos perdemos entre la gente. Encuentro a Blake y a Dylan en la barra y me acerco a ellos.

—Hey, desaparecida, ¿dónde estabas? —me pregunta Blake.

—En el baño.

—Es bollera —dice alguien a mi espalda y al girarme veo a Kian, ruedo los ojos.

—No, cariño, no soy bollera —digo.

—Pues yo te vi ahí —señala la pista de baile—, comiéndote con una pibita.

—¿Estás celoso o algo? —le pregunto sonriendo de lado.

—¿Celoso? Ya quisieras, niñita. Me la sudas bien poco.

—Ya veo, Kian —digo y suelto una carcajada.

Me voy de allí y salgo a la terraza otra vez. Enciendo otro cigarrillo y veo una de las pastillas que le compré a K. Me la tomo y sigo con mi cigarro notando como poco a poco hace efecto en mi.

Un rato después vuelvo a la barra pero cuando estoy con la bebida en mis manos, el corazón empieza a dolerme demasiado. Salgo del local buscando aire fresco para ver si se me pasa pero veo como poco a poco va doliendo más. De lejos veo a Izan que está hablando por teléfono pero no me encuentro en condiciones de moverme hasta él. Un chico y una chica se me acercan en el momento me caigo al suelo y veo que no tengo fuerzas para si quiera levantarme de allí.

—¿Estás bien? —pregunta el chico y yo niego con la cabeza.

—¿Quieres que llame a emergencias? —habla esta vez la chica y yo niego frenéticamente con la cabeza.

Señalo a Izan y ambos giran sus cabezas en esa dirección. Él se levanta de mi lado y se dirige al chico quien enseguida me mira preocupado y viene hacia mi.

—¿Ginger? ¿Qué ha pasado? Voy a llamar a Kian... —dice agobiado y coloca el móvil en su oreja para luego colgar. Veo que teclea algo y me mira fijamente.

—No quiere llamar a emergencias —le dice la chica y yo niego ante la idea.

—Entonces necesito que me digas que hacer, Gin, mi hermano está viniendo pero mientras dime que hacer.

Antes de que pueda hacer nada, un Kian alarmado sale por las puertas de la discoteca y nos busca con la mirada hasta dar con nosotros. Poco a poco la gente se va juntando a nuestro alrededor pero por suerte, Kian pasa sin ningún tipo de problema.

—Coge su teléfono y llama a su amiga. Desbloquealo con la huella de su dedo —habla Kian serio y vagamente noto como alguien coge mi mano y la apoya en lo que intuyo que es mi móvil.

Interiormente lucho por no cerrar los ojos pero cada vez el dolor es más insoportable y solo quiero descansar.

—Eh, Ginger, necesito que me mires, ¿vale? Tú solo no despegues tus ojos de mi —me dice cogiéndome por la mandíbula y yo asiento débilmente.

Noto como estoy en un coche y oigo de lejos a Izan hablar y a Kian meterle prisa.

—Eh, Ginger, mírame —dice moviéndome pero yo solo apoyo mi cabeza en su pecho y me dejo llevar.

The middle of the chaos. [TMC#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora