Capítulo 24

3.2K 119 0
                                    

Su respiración es lenta y se mezcla con la mía. Cuando menos lo pienso ya tengo sus labios sobre los míos, moviéndose. Nos separamos por falta de aire y vuelve a juntarnos poniendo su mano en mi nuca y acercándome a él. Su lengua pide acceso a mi boca y yo, contenta, se lo concedo dejabdo que explore cada rincón. Me siento a horcajadas encima de él y paso mis manos por su nuca. Me besa el cuello, lo muerde y lo lame y ahí se que ha dejado marca.

Claro como él lleva todo tatuado si lo marcan no se ve.

Echo mi cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso y un jadeo sale de mi cuando su mano se cuela por dentro de mi sudadera cogiendo mi pecho. Con la otra agarra mi culo y lo aprieta.

—Joder —digo cuando lame mi mandíbula sin parar sus movimientos.

Le quito la camiseta y él a mi la sudadera. Comono tengo nada debajo me quedo únicamente en un tanga negro. Sus ojos me recorren y muerde su labio. Sus manos se pasean por mi cuerpo, explorando cada centímetro.

—No deberíamos... —digo tras un gemido.

—Lo se, pero ninguno queremos parar —me contesta entre besos.

Su miembro lucha por salir de sus pantalones y yo me restriego para hacerlo sufrir.

—No seas mala, joder —dice para luego morder mi cuello.

Desabrocho el botón de su pantalón y saco su pene del bóxer, muerdo mi labio al verlo.

Es mejor de lo que había pensado.

Lo masturbo con mis manos, buscando darle el mayor placer posible, jugando con el ritmo, la manera, etc y él hace lo mismo conmigo, introduciendo dos dedos y frotando mi clítoris.

—¿Quieres seguir? —pregunta jadeante sacando un condón de su cartera y yo asiento.

Se lo pone y, tras levantarme un poco, cogiendo su pene con la mano, lo introduce dentro de mi. Entrelazo las manos detrás de su nuca y él me coge por el culo mientras que ambos nos movemos al compás. Boto encima de Kian, cada vez con más intensidad notando como poco a poco ambos llegamos al clímax entre besos, jadeos y gemidos.

Cuando ambos llegamos al orgasmo, me quito de encima de él y apoyo mi cabeza en su brazo. Al cabo de un par de minutos, me levanto del sofá y hablo:

—Voy a darme una ducha, ¿te vienes?

—Vale —me contesta para luego levantarse.

Ambos nos metemos en el baño y, tras besos y caricias que nos recorren, nos duchamos. Cuando salimos, Kian decide irse ya que mañana vuelve Max y no quiere ningún encontronazo así que se despide cálidamente y se va.

Tras un rato viendo redes sociales caigo en brazos del morfeo en el sofá donde acabo de estar con Kian.

(...)

—Gin, despierta —oigo que habla Max moviéndome.

Tras un rato  más de dar vueltas por el sofá, me levanto para ir en busca de mi hermano.

—Buenos días —dice mirándome.

—Sí, eso —repito cogiendo mis pastillas.

Debería ponerme un recordatorio porque nunca me las tomo.

—Me voy ahora luego y volveré después de comer —informo.

—¿Y eso? ¿Con quién te vas?

—Tengo que cuidar a una niña, voy a ganar un poco de dinero —le digo y él me mira.

—Solo ten claras tus prioridades y si necesitas dinero, pídemelo.

—Max en en algún momento tendré que dejar de vivir de ti.

—No hay prisa, Ginger. No quiero que te quedes sola ¿y si pasa algo? Nadie se entera, joder.

—Max, no empecemos...

—No empecemos, no. Asume que tienes una puta enfermedad de una puta vez. Que no puedes hacer todo lo que la gente de tu edad pueda hacer.

—¿Crees que no lo se? ¿Crees que si no hago deporte es porque no quiero? Sé que me puedo morir hoy mismo, se que quizá mañana mismo estés convirtiendo mi puto cuerpo en putas cenizas. Soy yo quien tiene asumida la realidad, eres tú quien tiene que asumir que no voy a vivir todo lo que te gustaría —digo para salir de la cocina.

Me encierro en mi cuarto y me doy una ducha para despejarme. Al salir, me lavo los dientes y me maquillo mientras sigo con una toalla en mi pelo y otra envuelta al cuerpo. Cuando estoy lista, termino desecar mis piernas y suelto mi pelo lo peino y salgo del baño para vestirme. Me pongo la ropa¹ y tras meter lo necesario en un bolso salgo de mi habitación, paso por el salón, donde Max está sentado en el sofá con los codos en sus rodillas y su cabeza en sus manos cubriendo su rostro. Lo miro y luego salgo de casa dando un portazo.

Bajo hasta la calle y empiezo a andar hasta la dirección que Danielle me mandó, donde su jefa vive. Al llegar, llamo al timbre y una mujer de unos treinta y tantos años, rubia y con cara amable, me abre la puerta después de unos segundos.

—Hola, soy Ginger, la niñera —digo con una sonrisa falsa.

—Claro, cielo. Pasa. Yo soy Madeleine.

Entramos en su casa y veo en el sofá a una niña rubia también, con el pelo en dos coletas, un vestidito de flores y mirando la tele que no tendrá más de siete años.

—Chloe, ella es Ginger, la chica que te cuidará mientras yo me voy hoy a trabajar —dice mirando a su hija quien se gira y viene hacia mí.

—Soy Chloe Winslet, tengo seis años y me gustan las princesas y dibujar —me dice con una voz dulce extendiendo su brazo.

—Yo soy Ginger, me gusta dibujar y las películas —digo estrechándo su pequeña mano.

Su madre, tras dejarme algunas indicaciones sube a prepararse para irse y yo me siento en el sofá con la niña.

—¿Podemos ver una peli? —me pregunta haciéndome ojitos.

—Tu mami me ha dicho que tienes que hacer los deberes que te mandaron para vacaciones —digo.

—Pero es que no quiero hacerlos —me dice.

—Mira, hacemos una cosa, ¿vale? Tú haces los deberes y yo voy a hacerte algo para comer, si hay algo que no sepas como hacer, me avisas y te ayudo y, cuando acabes, ponemos una peli y jugamos todo el tiempo que nos quede, ¿qué te parece? —le propongo.

Era lo que siempre hacía mi padre con mis hermanos y conmigo cuamdo éramos pequeños. Nos proponía hacer los deberes y luego pasarlo bien, siempre nos ayudaba en lo que necesitábamos.

—Está bien —me dice ella.

—Bueno, chicas, me voy. Volveré esta tarde —dice su madre bajando las escaleras.

—Adiós, mami —dice Chloe sonriente.

—Adiós, Madeline.

—Adiós, chicas. Ginger, si pasa cualquier cosa, no dudes en avisarme.

Ella sale de casa y yo me quedo con la pequeña.

Espero no morir... O matarla a ella...

——————————————————
1.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The middle of the chaos. [TMC#1] Where stories live. Discover now