Capítulo 32

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Por qué cojones te fuiste anoche?
11:23

Dejo el móvil sobre la cama y voy en busca de mi pelinegra. Tras recorrerme parte de la casa, la encuentro en la cocina.

—Buenos días, nena —dice sin girarse.

—Buenos días, amor —digo dejando un beso en su mejilla.

—He preparado algo de café, está en el microondas, ya sabes donde están las aspirinas y todo lo demás —dice mientras se sienta en la mesa y empieza a comer galletas.

—Podríamos hacer algo para distraernos, ver películas, ir al gimnasio...

—Alto ahí, nada de deporte —dice ella.

—¿Jugamos al Call Of Duty? —le propongo y ella asiente emocionada.

Desayunamos hablando de cualquier cosa y me alegro al ver que no está hundida por lo de Michael. Cuando terminamos, vamos a por la Play Station que se encuentra en el salón y empezamos a jugar. Cuando nos queremos dar cuenta, es mediodía y decidimos preparar unos spaghettis con tomate. Después decidimos salir a dar una vuelta y acabamos en el centro comercial, allí pasamos horas y horas mirando ropa, paseando, mirando música, etc. Luego acompaño a Dani a casa y decido ir a ver a Kian porque lleva evitándome los mensajes todo el maldito día.

Conecto los auriculares a mi teléfono, cojo un cigarro y camino sumida en mis pensamientos.

¿Se habrá enfadado por como soy con Derek?

Kian no, no es así, nunca ha sido celoso...

Cuando me quiero dar cuenta, estoy frente a su edificio y aprovechando que un chico sale, entro yo. Decido subir las escaleras de dos en dos, una vez frente a la puerta, los nervios me invaden y tocar el timbre es más difícil de lo que pensaba. Antes de poder hacerlo, la puerta se abre dejándome ver a Izan.

¿Qué cojones...?

—Me estaba cansando de esperar a que llamases —dice encogiéndose de hombros.

—¿Está Kian? Necesito hablar con él...

—Creo que es mejor que vengas en otr... —dice pero se ve interrumpido por un alto gemido.

No, no, no, no.

Mis ojos se llenan de lágrimas y por un momento mi corazón deja de funcionar como debería.

—Izan dime que no... Por favor, dime que me estoy montando una película o qué se yo, pero dímelo, por favor...

—Creo que deberías irte, Gin —me dice mirándome con tristeza.

Necesito comprobarlo, necesito ver por mis propios ojos que realmente está follándose a una chica donde a mi me hizo el amor.

Casi involuntariamente aparto a Izan y corro por el pasillo hasta pararme delante de la puerta cerrada de mi chico. Sin esperar más, abro la puerta de golpe.

—Izan, te he dicho que...

—Kian, creo que no es Izan —habla la chica separándose de él.

Kian se gira extrañado, mirándome mientras la chica simplemente se tapa con la sábana y me mira pidiéndome disculpas. Él me mira asombrado por mi presencia, supongo, y yo lucho por no llorar frente a él.

—Prometiste arreglarme, Kian.

Salgo de allí pasando por al lado de Izan quién está con la cabeza gacha. Bajo corriendo las escaleras mientras las lágrimas esta vez si salen de mis ojos. Cuando salgo del edificio, lo primero que hago es pegarle un puñetazo a la pared ahogando un grito. Ando sin rumbo aparente hasta casa y allí me encierro en mi cuarto, suerte que mi hermano no está.

Emily🐢
Tu hermano se ha tomado genial lo del bebé!!!!!
20:38
Joe,en verdad no se como no se ha dado cuenta antes...
20:38

Es idiota JAJAJJAJAJJA
20:51
Me alegro un montón, tía!!! 💛💛💛
20:51

Bloqueo el teléfono sintiéndome mal por haberla engañado con mi estado de ánimo y una idea ronda mi mente.

No lo hagas.

Antes de si quiera pensarlo, me encuentro rebuscando por todos los cajones de mi cuarto hasta que encuentro una bolsita de plástico con una pastilla rosa dentro. La saco y me la meto en la boca para después tragarla.

Me tiro en la cama de nuevo, intentando calmarme y poco a poco me noto mas relajada, no se si por la pastilla o porque realmente he conseguido tranquilizarme.

—Ginger, abre la puerta —oigo de lejos.

¿Andrew? ¿Qué coño hace aquí?

Me levanto de la cama lo más rápido posible y abro la puerta. Allí esta mi mejor amigo, que al verme abre sus brazos y me meto en ellos rompiéndome de nuevo.

—Ya está, mi vida... —dice dejando un beso en mi coronilla mientras me acaricia la espalda.

—Es-estaba c-con otra —digo pero él me hace callar.

Entramos en casa, aún abrazados y vamos al salón. Me tumbo en el sofá hecha un ovillo y apoyo mi cabeza en sus piernas mientras me acaricia el pelo hasta que dejo de llorar.

—Llevabas un mes y medio limpia, Gin...

—Lo siento —susurro llorando de nuevo.

—Hey, ya está, no llores —dice cogiéndome en brazos.

—¿Por qué lo ha hecho? ¿No le gusto? ¿No le parezco suficiente? —pregunto con la voz entrecortada— Es porque he engordado, ¿verdad? Por eso se ha ido con ella, porque ella tenía un cuerpo de escándalo y yo no...

—Créeme, eres mucho más de lo que Kian merece, Gin. No he visto a esa chica pero no vuelvas a infravalorarte así y menos porque el inútil ese no haya sabido mantener la polla guardada dentro de la bragueta —me dice.

—Lo quiero —digo acurrucándome en su pecho.

—Lo se, pequeña, lo se —dice acariciándome el pelo hasta que caigo en brazos del morfeo.

Cuando despierto, veo que estoy en mi cuarto y ya es de día. Sobre mi teléfono hay un post-it de Andrew diciendo que se ha ido y que le hable cuando me despierte. Tras mandarle un simple "buenos días" decido ponerme las gafas y salir de mi cuarto. En la cocina está Max sonriente junto a una Emily en el mismo estado.

—¿Como están los papis? —digo sonriéndoles.

—¿Lo sabías? —pregunta mi hermano desconcertado.

—Desde hace un mes —digo guiñando un ojo y luego los abrazo—. Enhorabuena, familia.

—Te quiero, pequeñaja —me dice Max.

The middle of the chaos. [TMC#1] Where stories live. Discover now