Capítulo 37

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En toda la noche no pudo dormir pensando en la aparición de Sofía; su primer amor, al que juró amor eterno en el altar, la que le dio unos hermosos hijos y la que destruyó ese amor que tenían al tener a Andrea. Jamás creyó que le diera asco su propia hija, a la que tuvo 9 meses en su vientre.

Estaba contenta cuando el doctor le dijo que tendría una niña, pero cuando nació, todo cayó en picada.No sabe qué hacer para convencer a sus chicos de que hablen con ella, sabe que están molesto y los comprende, pero también merecen saber lo que tenga que decir esa mujer.

Solo espera que esta visita no traiga algo malo en la vida de sus hijos.

— Hola, papá — sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de su hija que llega a la sala y se sienta a su lado en el sofá.

— Dime que no lloraste — sus ojeras son notables y ni hablar de sus ojos, están opacos, no tienen ese brillo hermoso que tenía hace unas horas atrás.

— Si... Lloré — su padre la abraza fuerte acariciando sus brazos mientras unas cuantas lágrimas salen de nuevo — ¿Por qué volvió? Vino a recordarme lo que soy. ¿Qué hace ella por aquí?

— No sé... — sus sollozos comenzaron hacerse notar y él le acaricia su cabello dorado — pero por lo que mencionó, es importante que hablen con ella.

La rubia corta el abrazo de su padre mientras niega con la cabeza. No quiere ni siquiera verle la cara de nuevo.

— Yo no quiero hablar con esa señora... No ahora que las cosas marchan bien en nuestras vidas, para que ella venga y con una sola palabra arruine todo... Pues no. No hablaré con esa mujer.

— ¡Yo con esa señora no voy a hablar papá y no insista! — Andrés entra a la sala y toma asiento frente a su padre y hermana.

— Yo tampoco, así que no pierdas tu tiempo papá... Estamos bien así.

— Hijos no les estoy diciendo que la perdonen y la llamen mamá. Créanme que ella no se merece ni una pizca de amor de ustedes. Solo les pido que la escuchen. Andrea, hija, esta es tu oportunidad para decirle las cosas y preguntarle por qué hizo lo que hizo.

— No lo merece papá.

— Lo sé hija. Nada más escuchemos que tiene que decir y ya, se irá de nuestras vidas, háganlo por mí ¿Sí? — Andrew coloca su mejor cara de cachorro arrepentido para convencer a sus hijos.

— Está bien... Lo hago por ti — lo señala — ¿Andrea?

— ¡Está bien! Lo hago por ti papá, que ni piense que tiene derecho a venir aquí con su cara de yo no fui, a tratarnos de hijos y con cariño. Porque no le creo, la odio papá, como no tienes idea. Y que no sea hoy... Otro día, pero no hoy.

Andrew asiente algo más tranquilo, las ganas de saber que le dirá esa mujer a sus hijos le carcomen a cada segundo.

2 horas después.

— Podrás creer que mañana tengo una cena con el nuevo pretendiente de mi madre y su hija, en un lujoso restaurante — comenta Carla a su prima mientras observa a su novia junto con Fernanda y Andrés comprar unos helados en el centro comercial.

— Mi mamá ya lo conoció, me habló de él pero no sé... Dice que la trae mala vibra.

— Andrea mencionó que también lo conoció... Fue esta mañana — su prima sonríe y Carla la observa con el entrecejo fruncido — ¿Qué?

— ¿Andrea te dio como cajón que no cierra? — el rostro de la castaña se torna rojo y decide ignorar las carcajadas de su prima.

— No hemos tenido intimidad — miente, aunque eso logra que su prima sonría mucho más.

— ¿Sabes que es lo peor de todo? Que yo sé cuando mi mejor amiga miente.

Carla rueda los ojos y suspira observando de nuevo a su novia, que sonríe hablando con Fernanda.

— Ay no puede ser... Mírale las nalgas a ese chico... Están como para apretarlas fuerte y... ¡Oye, tú el de camisa roja! — el hombre musculoso se gira algo confundido y observa a Sam. Carla también tiene la misma cara del hombre desconocido — Cuando te pierdas, búscate en mi lista de deseos — le guiña un ojo y él sonríe negando con la cabeza siguiendo su camino.

Carla hace lo mismo.

— Espera... — mira mal a su prima — No te da vergüenza... tu pareja está aquí, respétalo.

— Ay vamos, solo bromeo... Andrés me tiene muy enamorada.

Luego de ir al cine y seguir paseando, pasándola bien entre ellos. La hora de despedirse llegó y mientras Andrés lleva a Sam a su casa Andrea se queda en el apartamento de Carla para pasar un momento a solas con su novia. Cecilia la había saludado y se encontraba en su habitación mirando su programa favorito y disfrutando de helado sellado que le había comprado su nuera.

— Amor... Tengo miedo de lo que sea que vaya a decir esa mujer — anteriormente le había comentado lo que sucedió temprano en su hogar — no sé... Pero siento que algo va a cambiar, que ya no será lo mismo.

Ambas se encuentran en el sofá abrazadas y la castaña tiene su cabeza en el pecho de su chica.

— No digas esas cosas cielo... Nada va a cambiar, te estaré apoyando en todo y sobre esa señora... Es raro que ahora se aparezca por aquí y tenga interés en ti ¿No crees?

— Es lo que pienso... Nada bueno saldrá de esto, pero tengo que escucharla, aunque no lo quiera... Tengo que hacerlo por mi papá, por él lo hago.

— Si me necesitas, no dudes en llamar ok... Estaré ahí en cuestión de minutos. Y sé fuerte, no muestres debilidad y no pienses en las cosas malas que te dijo, no deje que te afecte, que se entere y se dé cuenta de que has cambiado y que sus palabras ya no pueden hacerte daño.

Andrea hace contacto visual con su chica y sonríe al escucharla mencionar esa cosa. Se inclina un poco y conecta sus labios, en un beso tierno y delicado.

— Te amo demasiado... No tienes ni idea.

— Yo también lo hago.

Disfrutaron un rato en silencio, ambas mentes en su mundo hasta que Carla decidió hablar y fija su mirada en la gris que le devuelve la mirada y sonríe.

— Le hice un ultimátum a mi madre — la rubia frunce el entrecejo.

— ¿Qué paso?— Sabes que te dije que conocí al pretendiente de mi madre ¿Verdad? — asiente con la cabeza prestándole atención a su chica — Entonces ellos organizaron una reunión en un restaurante para conocernos mejor... Mi madre, su hija, él y yo. Yo como toda buena hija, tú sabes, le dije que no quería ir a esa reunión. Ella me insistió e insistió hasta que le dije que sí, solo porque es importante para ella, pero le dije que iría con una condición.

— ¿Y cuál es esa condición?

— Que me acompañes... Ven conmigo a esa cena.

— Ay no... No quiero observar a tu madre con su cara de enamorada mirando a ese hombre, que por cierto me miró extraño ese día que lo conocí.

— Oye... Vamos, no me dejes sola, por favor...

— No castaña hermosa, no iré.

Carla se acerca a su chica y le da unos besos en el cuello para lograr convencerla, sabe que puede excitarse y su madre se encuentra en su habitación, imposible de tener relaciones en su habitación, al menos hoy.

Está jugando sucio.

— Ay no, por favor... — un pequeño jadeo sale con la boca entre abierta al sentir la lengua de su chica recorrer algunas partes de su cuello — no me hagas esto.

— Acompáñame a esa cena y prometo darte un regalo a cambio... — lleva su mano a la entrepierna de su chica y logra apretar la zona que se encuentra un poco despierta luego de esos besos.

— Eres una tramposa... Está bien, pero suéltame, que no podemos hacer nada aquí en este momento. Te acompaño a esa cena.

— ¡Si!

Si fuese sabido que esa cena sería el comienzo de muchos problemas a futuro, le fuese hecho caso a Andrea, para que ella no fuera. 







ASÍ TE QUIERO © (Gip) (borrador)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα