Capítulo 30

3.7K 284 24
                                    

3 meses después

Los días pasaron volando y el día más esperado por Carla había llegado, 18 de julio, su cumpleaños número 18. Está muy contenta porque le han prometido muchas cosas para el día de hoy y espera pasarla bien con sus seres queridos.

Hoy es sábado, día perfecto porque Cecilia no trabaja y prepara un desayuno especial para su niña, aunque antes de hacerlo no pudo evitar llorar en su habitación observando al padre de la castaña en una foto, sonriente, tocando la barriga abultada de Cecilia. Estaba cumpliendo 18 años de muerto el señor Martínez.

Trató de no pensar mucho en él, su atención estará en el día que su hija tendrá.

Sandra le llamó y le comentó que haría una pequeña reunión en su casa debido a que es más espaciosa, con comida, bebidas, regalos y su respectivo pastel para cantar los 18 de la castaña.

Obviamente, Cecilia aceptó, le pareció buena idea y su hermana solamente le dijo que ella se encargaría de la comida, a lo que Cecilia no estuvo de acuerdo. Pero Sandra insistió mucho y no le quedo de otra que aceptar, pero con la condición de que ella se encargue de las bebidas, ya que la decoración se encargara Sam.

La mujer termina de preparar su desayuno favorito; su arroz con huevos revueltos, un vaso de jugo y una carta con los sentimientos más puros plasmado en ella, quería expresarlo en voz alta. Sin embargo, estaba segura de que sería interrumpida por su llanto, así que la carta es la mejor opción para ella y así pueda saber lo mucho que la ama. Cecilia entra a la habitación de su hija, observando el lugar tan desordenado, rompa interior en el suelo junto con varias ropas.

La mujer deja la bandeja en la mesa de noche que tiene al lado de la cama y observa a Carla durmiendo en su posición favorita, la cual le hace recordar a su padre, exactamente de esta forma dormía él y siempre discutían porque no la dejaba dormir.

Su rodilla derecha inclinada mucho hacia arriba, casi llega hasta su brazo derecho, su mano izquierda que es ocultada por su cuerpo y descansa en su pelvis, ya que está boca abajo y con la boca entre abierta, que da gracias a que no hay rastro de saliva en ella.

Sube a la cama y sin importarle mucho la comienza a abrazarla fuerte cantándole el cumpleaños hasta lograr despertarla. Carla comienza a sentir un peso sobre ella y sus ojos marrones se abren, logrando sonreír al sentir el peso y la voz que le susurra al oído.

Sabía que este día es alegre, pero también es triste para ella y lo dice de esta manera, por qué lo único que conoce de ese hombre, son las historias que ella contó y las fotos, no más. Luego de cantar, la castaña se acomoda y madre e hija se abrazan fuerte dejando que el silencio ocupe el mayor protagonismo.

— Te amo hija... Feliz cumpleaños — Carla enterró su rostro en el cuello de su madre aspirando su olor suave a coco debido a las cremas que usa en su cuerpo para mantenerla suave e hidratada — te traje tu desayuno favorito y será mejor que lo comas rápido porque se va a poner fría.

La castaña sale de su escondite y le sonríe a su madre acariciando su mejilla con su mano derecha.

— Gracias mama — Cecilia asiente sonriente y se separa de su hija para entregarle el desayuno, pero esta le interrumpe — ¡No! Primero lavaré mi boca no voy a comer así.

Carla se levanta de su cama y entra al baño para realizar sus necesidades mientras que Cecilia comienza a ordenar un poco el desorden que hay en la habitación. Luego de que cepillara sus dientes, entra de nuevo a la habitación y observa a su madre sentada en la cama muy sonriente y le entrega su regalo junto con la carta que le escribió.

La castaña lo recibe, guardando la carta para leerla más tarde, sabe que tiene que hacerlo sola para así evitar llorar delante de ella y viceversa. Una cajita muy pequeña forrada en papel de color rosado con tonos grises es observada por la castaña muy detenidamente.

— Mi regalo de cumpleaños, espero que lo disfrutes con conciencia — el entrecejo de Carla se frunce y su madre le hace señas para que lo abra. Le hace caso y al hacerlo su boca queda en un completo O, observando la llave que está en la cajita. — Recuerdas aquel día que me dijiste que querías tener tu propio auto... Pues ahí lo tienes, está allá abajo, esperándote.

Carla estaba más que sorprendida y no pudo evitar soltar varias lágrimas y con mucha fuerza, abraza a su madre agradeciéndole por ese regalo.

Luego de ese emotivo espacio entre madre e hija, la castaña había desayunado y su madre se llevó la bandeja para lavar los platos mientras que Carla agarra su teléfono y observa los mensajes que hay; de una de sus amigas de New York sorprendiéndola al instante, uno de su amigo Ricardo deseándole un hermoso día y feliz cumpleaños, la cual respondió expresándole que muchas gracias. Uno de su prima, de su tía, Fernanda que le envió mensaje también y por supuesto, no podría faltar el de su chica rubia Andrea.

— Sí, tú eres todo lo que siempre deseé tener en la vida; un sueño hecho realidad. Es por eso que ansío que hoy tu corazón bata de alegría, paz y mucha felicidad. ¡Te quiero mucho, nena!

— Ten un cumpleaños repleto de sensaciones increíbles y memorables. ¡Felicidades, novia mía!

— Ahora tendrás mi regalo, no es la gran cosa, pero sé que te gustara. Te quiero Carla.

— Yo también te quiero mucho, mi rubia — no podía evitar sentir ese cosquilleo en su estómago y su corazón late un poco con fuerzas al leer esas palabras escrita por su novia.

Le respondió el mensaje agradeciéndole mucho y luego entra al baño para así poder asear su cuerpo.

Fernanda había llegado a su hogar con mucha alegría le deseó un cumpleaños feliz y tanto Cecilia como Carla tuvieron que convencerla para que asista a la reunión que tendrá la chica dentro de unas horas.

Tuvieron que llamar a Patricia y esta acepto la invitación de inmediato. Ahora Cecilia junto con Fernanda y Carla se encuentran en el estacionamiento, esta última está con los ojos vendados lista para ver el auto que compró su madre para ella.

— ¿Está lista? — ella asiente con la cabeza.

— Está lindo este auto... Espero no vayas a destruirlo.

— Oye no sé conducir, pero haré el intento.

— De hecho, este auto no lo vas a tocar hasta que aprendas a conducir y tengas la licencia señorita — comenta su madre quitándole la venda.

La castaña se sorprende muchísimo al mirar un auto, marca AR (Autos Rum) año 2022 de color rojo, con vidrios negros y asientos de cuero del mismo color.

— Está hermoso... Mamá esta... Increíble.

— Espero que te guste hija...

— ¿Bromeas? Me encanta. — Carla y Fernanda que, con un poco de recelo, se subieron al auto para observarlo y compartir ese gran momento que estaban viviendo.

Cecilia había ido a Florida a comprar ese auto, le habían recomendado que son una de las mejores marcas y con buen precio. Cuando llegó al lugar, jamás pensó ser atendida por su propia dueña Sofía Rodríguez y lo peor de todo esto fue la sorpresa que se llevó, al mirar el gran parecido que tiene esa mujer con Andrea.

ASÍ TE QUIERO © (Gip) (borrador)Where stories live. Discover now