Capítulo 56

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Alba


—Joder, Alba... es que no puedes estar más guapa, de verdad.

—Me lo has dicho como tres cientas veces ya, cariño —reí.

—Pero ¿tú te has visto? En serio.

—He estado delante de un espejo durante casi dos horas, ya me he visto lo suficiente, ahora pues prefiero mirarte a ti porque dices de mí, pero... —silbé asombrada.

—¿Te gusta?

—Madre mía, nena, písame la cara.

Escoger un look para un evento siempre se convierte en algo complicado, pues es tu carta de presentación, la imagen que van a ver miles de persona y de la que recibirás demasiadas críticas, o elogios si has tenido suerte de entrar con buen pie en la tendencia de la moda actual.

La elección en mi caso no había sido muy difícil, más bien bastante típica: un traje negro con detalles de color gris perla en los acabados de la americana, la cual llevaba obligatoriamente abrochada por no llevar nada debajo, dejando una abertura en mitad del pecho que ocultaba lo necesario y dejaba el resto a la imaginación. Un outfit clásico y sin riesgo.

Todo lo contrario a Natalia.

Ella había pensado completamente diferente y se había presentado con un look de lo más atrevido que había acaparado la mirada de todos: la parte de arriba consistía en un traje que le quedaba más bien holgado, muy propio de ella, y la parte de abajo sus peculiares mallas de ciclistas junto a unas botas print animal por encima de las rodillas. Todo muy extravagante, pero cautivador a la vez.

Un atuendo que sólo ella podía llevar y que le quedara escandalosamente bien.

—Me parece una injusticia que no tengas que presentar algún premio. El mundo merece ver este monumento.

—Igual la que deberías dejar de hacerlo eres tú ¿no crees? —dije levantándole cuidadosamente la barbilla con el dedo para que me mirara a los ojos y no aquello en lo que llevaba perdiéndose desde que nos habíamos encontrado.

Mi escote.

—Déjame admirarte un ratito, por fa, que luego no voy a poder.

—Si a mí no me importa que lo hagas, pero entiéndeme, me está suponiendo un castigo no caer en la tentación.

—¿Me lo dices o me lo cuentas? A que mala hora te hiciste ese tatuaje, Alba Reche, de verdad te lo digo.

—Pero si te encanta —vacilé pícara.

—Pues por eso mismo —dijo mientras volvía a dirigir su mirada al mismo punto y se pasaba la lengua por los labios, relamiéndose.

—Qué difícil me lo estás poniendo.

Mi penitencia se vio reducida gracias a la aparición de Miki y Carlos, que al llegar prefirieron quedarse con nosotras en la puerta de atrás para entrar juntos después, teniendo un rato de tranquilidad íntima entre los cuatro.

Poco después nos tocó entrar a la cena y por desgracia, tal y como sospechábamos, no nos habían sentado en la misma mesa, sino que, sorpresivamente, estábamos bastante alejadas la una de la otra. Esa distancia entre nosotras no nos había gustado a ninguna, desde el momento en que nos enteramos nos invadió la tristeza y, tras un abrazo de despedida que se me hizo corto, la vi marcharse con un puchero en los labios.

La cena se me estaba haciendo eterna. Al ser una gala para determinar los nominados de los próximos 40 Music Awards, no había ninguna entrega de premios, sino que ésta se basaba en revelar los nombres de los seleccionados a la par de la interacción del público y alguna que otra actuación, que siendo honesta eran más bien pocas. Además, a excepción de Miki, que al menos tuve la suerte de tenerlo a mi lado, estaba rodeada de gente que apenas conocía, con conversaciones cero interesantes o incluso nulas, lo que aumentaba considerablemente mis ganas desorbitantes de escapar de allí.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now