Capítulo 46

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Natalia


—¿Puedes alegrar esa cara de una vez? Estará ocupada, preparándose y toda esa movida que tenéis los artistas. Deja de ponerte en la peor situación, Natalia, lo digo por tu bien.

—Es raro que no me conteste, Ici, joder...

—Igual simplemente no tiene el móvil a mano.

Estaba atacada y ninguna de las alternativas que me llevaba diciendo mi amiga desde hace un buen rato para tratar de convencerme me servía.

Cuando se trataba de Alba Reche no me valía cualquier cosa.

Al poco de aterrizar mi avión a Pamplona me había impactado el drama de lleno en la cara, pues enterarme que Alba había sufrido un ataque de nervios hacía escasas horas me había afectado demasiado. Al parecer estuvo a punto de quedarse en Málaga por culpa de la compañía, que había vendido más pasajes de los disponibles y le había ocasionado un problema bastante grande. Encima le había venido todo este percal justo el día que tenía que estar sí o sí en Madrid por el tema del orgullo, me partía el alma que haya tenido que pasar por ese mal trago ella sola.

Si hubiera hecho lo que de verdad quería igual la podía haber ayudado. Si hubiera sido una buena amiga, no me hubiera dejado influir por las circunstancias y hubiera actuado según mis impulsos, ahora mismo no estaría en Pamplona, estaría esperándola para verla actuar y esta mañana habría estado consolándola, acompañándola y protegiéndola.

Sin embargo, aquí estaba, sin saber nada de ella desde nuestra llamada, la cual había sido por la mañana, y yo ya estaba completamente desesperada. Había conseguido escuchar su voz y calmarla un poco más, pues el disgusto aún lo tenía en el cuerpo, pero aunque me había dicho que iba a tener la mente ocupada y que no me preocupara yo seguía sin estar tranquila.

Si todo estaba bien, ¿por qué no me contestaba a los mensajes?

—¿La llamo? —pregunté por cuarta vez.

—¿Qué te hace pensar que si no le llegan los mensajes te vaya a coger el teléfono?

—Tienes razón, seguro que le ha pasado algo...

—¡Natalia! ¿Puedes parar de una vez? —gritó cansada mi amiga—. ¡Deja el maldito móvil! Ya te contestará cuando pueda, tía, me estás poniendo de los nervios.

—¡Estoy preocupada! Solo quiero saber si está bien, Icíar.

—Lo sé, pero es que no puedes hacer nada más que esperar. Si tratas de hacer la espera amena, ganaremos todos.

—¿Y si le pregunto a Famous? Seguro que él ya está allí, aunque estoy pensando que es un bocazas... igual la lía.

—¿Me estás escuchando, Natalia?

—¡La Mari! —exclamé al momento—. ¿Cómo no he podido caer en ella?

—Paso.

—Paso

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¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now