Capítulo 24

3.6K 90 5
                                    


Alba 


Sin palabras.

Ver el WiZink Center totalmente repleto e inundado de gritos mientras cantábamos era algo que se me iba a quedar grabado toda la vida. No solo es que habíamos logrado sold out en nuestro primer concierto, sino que además esas 15.000 personas que habían asistido se habían emocionado, habían disfrutado y habían compartido este momento único con todos nosotros. Estaba emocionadísima. 

Desde el momento en el que hicimos el ensayo completo, supe que el concierto iba a ser una auténtica locura, pero nunca podría haberme imaginado lo que fue en realidad.

Uno de mis momentos favoritos fue cantar She used to be mine, parada delante de la pasarela y viendo a absolutamente todo el recinto con los flashes de los móviles acompañando el tema. Entre el significado que tenía para mí, que mi familia estuviera en una de las gradas, la escena que tenía ante mis ojos y ver a gente llorar mientras la cantaba, no pude evitar emocionarme yo también. Sin embargo, impedí que me condicionara y terminé de cantar la mejor versión de esa canción que jamás había hecho, haciendo que el WiZink se cayera en aplausos.

No fue el único momento en el que Wizink explotó, pues con el turno de Toxic el nivel fue mucho mayor. ¿Lo mejor de todo? Que ni Natalia ni yo estuvimos pendiente de eso, vivimos esa actuación prestando atención únicamente la una de la otra, tal y como prometimos. No nos sentimos expuestas en ningún momento, todo lo contrario, actuábamos con naturalidad, libres de hacer lo que quisiéramos sin tener que seguir ningún papel. Sin lugar a duda fue uno de los mejores momentos de la noche.

Si antes hablaba de cómo el público se volvía loco, ahora toca hacer referencia al momento más emotivo de la noche, uno de los más impactantes y con el que se me había puesto la piel de gallina: la actuación de The scientist al piano de Natalia. En esta ocasión, todo el mundo se mantuvo en silencio, no se escuchaba nada que no fuera la melodía que acompañaba su voz. Consiguió crear tal burbuja que no exagero cuando digo que no se oía ni un mísero murmuro, nadie se quería perder nada y ni osaba a interrumpir tal acontecimiento.

Me partió el alma ver por la pantalla cómo le temblaban las manos mientras pulsaba las teclas en un primer plano que le hicieron. La pobre estaba atacada. Estos últimos días, conforme se iba acercando el concierto, noté que estaba muy agobiada y me acabó confesando que tenía pánico a hacer el ridículo, que ella no tenía tanto nivel de piano y que probablemente se equivocaría en el directo. Era indignante la poca confianza que tenia en sí misma cuando es capaz de hacer cosas como estas.

Cuando se bajó del escenario y llegó al back se dirigió hacia mí, al mismo tiempo que yo me encaminaba hacia ella, nos fundimos en un abrazo que acabó con un delicado beso, estábamos las dos tan emocionadas que no nos hizo falta hablar.

Tras el concierto, Julia nos había llevado a todos a un pub de ambiente, incluyendo a familiares y amigos, y la verdad es que la noche estaba siendo una fantasía porque era como si estuviéramos solos, la poca gente que había allí estaba siendo muy respetuosa y nos daban nuestro espacio. Como era de esperar, estábamos todos eufóricos y se notaba las ganas de fiesta que teníamos, al fin y al cabo, era nuestra primera celebración post concierto.

Charlas, música, bailes, risas... La fiesta fue avanzando sin apenas darme cuenta. Pusieron Somos y, a petición nuestra, Marta subió a la tarima que había para cantar su canción, arrastrando a Famous y Natalia después con ella. El dúo de las morenas era un show, cuando se juntaban podías estar horas riéndote sin parar, su amistad era de las mejores que se habían creado. Se bajaron de allí para unirse a los saltos del resto con la parte del final, para poco después acabar todos en un abrazo grupal, que se fue disolviendo poco a poco con la siguiente canción.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora