Capítulo 12

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Natalia 


—¿Te gustaría? —le pregunté comprendiendo a lo que se refería.

—Me encantaría ser la primera persona a la que beses en 2019, pero no sé si para ti supone un problema.

—Sólo si te lo supone a ti.

Me agarró de la mano y me la acarició con su pulgar, sin dejar de mirarme en ningún momento. Tomé la iniciativa y me acerqué lentamente a ella, colocando mi frente junto a la suya y cerrando los ojos al mismo tiempo. Sin soltar su agarre, subí mi otra mano a su mejilla, acariciándola con sumo cuidado, como si fuera tan frágil como la porcelana. Podía sentir que el corazón se me salía por la boca a causa de los nervios por tenerla tan cerca.

Poco a poco fui acortando la distancia entre nosotras hasta juntar nuestros labios en un delicado beso. Al separarnos, abrí mis ojos y pude ver cómo le brillaban los suyos, estaba segura de que mi reflejo era idéntico. Volví a unir nuestras bocas, esta vez ambas entreabrimos los labios para que éstos se mezclaran y Alba colocó su mano en mi cintura para aproximarnos más. Ninguna de las dos pasó al siguiente nivel, únicamente se trataba de suaves y tiernos besos, sabíamos que la situación actual nos impedía hacerlo, pero no nos hizo falta, sin duda alguna notaba que me iba estallar el pecho de la felicidad y amor que sentía en este momento.

—Madre mía... —suspiró al separarnos de nuevo— ¿Estoy soñando? —negué y se mordió el labio.

—Hay un problema Alba... —me miró asustada y volví a acariciarla para calmarla—. Ahora que te he besado no creo que pueda dejar de hacerlo.

—Entonces no lo hagas.

Sonrió y me besó esta vez ella. La forma que tenía de besarme conseguía ponerme la piel de gallina, era absolutamente increíble. Después, se lanzó a mi pecho para unirnos en un fuerte abrazo, sabía que podía escuchar el rápido latido de mi corazón en estos momentos y daría la vida por poder escuchar el suyo.

De pronto mi teléfono comenzó a sonar y, sin separarme de ella, lo saqué de mi bolsillo por si se trataba de algo importante, sin embargo, en cuanto vi el nombre de Mikel en la pantalla me quise morir, sobre todo cuando me di cuenta de que Alba también había visto quién me llamaba. Lo guardé de nuevo y volví a abrazarla sin darle importancia, no quería que nadie rompiera este precioso momento. Ella me correspondió al instante, pero dejó de hacerlo cuando el teléfono volvió a sonar.

—Cógelo anda —me aconsejó—, querrá hacer las paces...

—Joder... —coloqué mi frente junto a la suya—. ¿Tiene que ser justo ahora? —me quejé.

—A nosotras nos queda mucho tiempo —sonrió acariciándome la mejilla ella esta vez—, no empieces mal el año con él.

—No te merezco... ¿Cómo es posible que seas tan buena persona, Alba?

—Te dejo sola ¿vale? Yo me voy dentro. —Antes de que se fuera la agarré del brazo girándola hacia mí y me fundí en un último y rápido beso. Ella se mordió el labio y cerró los ojos—. Natalia, así no me voy a ir nunca... —me dio un pico y se separó para que no la retuviera más.

—Te quiero.

—Yo te quiero más.

La vi marcharse dentro sin poder quitar la sonrisa de mis labios. Lo había hecho. La había besado. Había hecho realidad lo que tantas veces había soñado, aún no podía creerlo, ahora mismo era la persona más feliz sobre el planeta Tierra.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now