Capítulo 43

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Alba


—Y tampoco le digas nada del shippeo.

—Que noooo.

—Te lo digo en serio, nada de indirectas, pullitas y mucho menos comentarios picarones de los tuyos. Quiero que se sienta cómoda, por favor.

—Joder chica, pides más que el gobierno. ¿Seguro que sois solo amiguitas?

—¡ÁLEX! —le reprendí.

—Es que me lo has repetido ochenta veces desde que nos hemos montado en el coche, y por si no lo sabes me ha quedado claro a la primera. Tranquilízate y deja que la cosa fluya, todo va a ir bien, de verdad.

Salimos del parking del centro comercial y llegamos a la zona de atrás en menos de cinco minutos, donde nos esperaba Natalia con su representante y dos de seguridad

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Salimos del parking del centro comercial y llegamos a la zona de atrás en menos de cinco minutos, donde nos esperaba Natalia con su representante y dos de seguridad. Salí del coche para que me viera y, tras despedirse de estos, enseguida vino hacia mí. Su cara de sorpresa al verme acompañada fue una buena prueba para demostrar que se esperaba una cosa completamente , en concreto que yo estuviese sola, pero pensé que al decirle que le recogería en coche lo daría por hecho, ya que el mío estaba en Elche.

Tras los saludos y presentaciones y después de que mi gran amigo se ofreciera a guardar su maleta dentro del maletero, entramos los tres al coche y nos pusimos en marcha.

—Vamos al piso a dejar tus cosas y comemos ¿vale? —le informé—. Supongo que estarás hambrienta.

—Un poco —respondió vergonzosa.

Se notaba a leguas que estaba de los nervios, lo que siempre le pasaba cuando cualquier situación estaba lejos de su alcance de control. La mejor manera de ayudarla teniendo en cuenta la situación fue dándole conversación acerca de la firma y que así se pudiera relajar contándome la experiencia. Verla hablar tan ilusionada sobre las cosas que le decían los fans y de los regalos que le habían traído era sanador porque se notaba en sus palabras lo agradecida que estaba y lo mucho que les quería.

—¿Has visto cómo te adora Valencia?

—El año que viene serás ninot de falla y todo, verás —bromeó Álex.

—Los ninots son los muñecos que hay en las fallas, en lo que es el monumento que después queman y tal —le expliqué al ver su cara de confusión.

—Ah... y sabiendo que voy a acabar después calcinada en una hoguera, ¿debo de sentirme orgullosa?

Álex y yo nos miramos durante unos segundos barajando la respuesta y llegamos a la misma conclusión.

—Definitivamente sí —concluyó él—, es todo un honor.

—Además, también te pueden indultar y evitar que te quemen. Imagínate una especie de muñeco tuyo, con tus tatuajes, el septum, la camiseta de Jambo y tus nike amarillas, ¿quién osaría a quemar semejante obra de arte? Vamos, ya te digo yo a ti que ni de coña.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now