Capítulo 18

4.1K 108 2
                                    


Natalia 


No podía estar más feliz.

Estos días con Alba estaban siendo increíbles. El encuentro con Paul fue maravilloso, conectaron enseguida y ambos quedaron encantados con respecto al otro, tanto fue así que al día siguiente me acompañó a una sesión de fotos que me iba a hacer él y acabó posando conmigo sin ningún tipo de pudor. Mi amigo nos hizo unas fotos preciosas, de hecho, de todas las que hizo mis favoritas eran aquellas en las que salía ella.

Mientras tomaba la difícil decisión de cuál de todas sería mi nuevo fondo de pantalla, Alba bajó a recepción para ampliar la reserva del hotel, pues ya habíamos tenido la reunión con Universal y se nos había acabado el chollo. Además, hoy sería nuestro último día aquí porque mañana yo tenía una sesión con un fotógrafo bastante conocido en Madrid y pasado me tocaría viajar a Barcelona de nuevo para los ensayos de Eurovisión. La verdad es que ojalá me pudiera quedar con ella aquí.

Tras un buen rato, bastante para ser más exactos, escuché como la puerta se abría, por lo que Alba ya estaba de nuevo conmigo.

—¡Por fin! —grité—. ¡Has tardado un montón!

—No me extraña. ¡Menuda mierda de hotel! —se quejó—. Se ve que si no vienes de Universal o tienes un apellido de rico no te hacen ni puto caso.

—¿Qué ha pasado?

—Que no me han dejado ampliar la reserva —contestó enfadada—. Dicen que las habitaciones de esta planta se reservan con antelación, en conjunto y que no puedo disponer de ella por más tiempo. Se ve que estas son de más alto standing y no para clientes "normales" ¿Te lo puedes creer?

—¿En serio?

—¡Es que es flipante! Ósea te estoy diciendo que he estado durmiendo en esta puta habitación y quiero seguir haciéndolo una noche más, pagando lo que tenga que pagar obviamente, y como ahora la que paga es Alba Reche y no Universal ni siquiera se dignan a atenderme porque no merezco una habitación así. Que me ha preguntado hasta el puto nombre tía, pidiéndome una acreditación de dónde venía —me explicó indignada—, es que es super fuerte.

—Bueno, no te preocupes —me acerqué a ella para tratar de calmarla—, si quieres reservamos otra habitación, una suite doble de esas.

—No, es que no pienso darle un mísero euro de mi bolsillo a este hotel. Me niego.

—Pues buscamos otro hotel.

—Es que se me han quitado las ganas, sinceramente, estoy muy cabreada ahora mismo. No quiero saber nada de ningún hotel.

—Yo me encargo entonces, ahora buscaré alguno que nos salga bien de precio.

—Déjalo Nat, será mejor que mire billetes de tren para Elche antes de que se haga más tarde.

—¿Cómo?

—Que me voy, no podemos cambiarnos de hotel Nat, ¿tú sabes lo que va a cantar que nos mudemos tú y yo mientras los demás ya se han ido? Nos pillan fijo y liamos la tercera guerra mundial.

—¿Y quedándonos aquí no pasaba?

—Ahora es distinto y lo sabes.

—No me importa Alba, si es el precio que tengo que pagar para poder dormir contigo y que te quedes un día más, lo pago.

—Pues yo no sé si estoy dispuesta a pagarlo...

—Alba, pasado mañana me vuelvo a Barcelona y voy a estar toda la semana allí ensayando para la gala, no sé cuándo volveré a Madrid porque tengo que pasar por Pamplona antes y están las firmas en medio, va a ser muy difícil encontrar un hueco en el que escaparnos.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora