Capítulo 45

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Alba


Llegaba el momento de afrontar la realidad.

Después de toda una semana separadas sin haber hablado nada respecto a lo ocurrido, Málaga parecía ser el lugar elegido para resolverlo.

Estos días la he estado evitando a toda costa por teléfono, rayada y comiéndome la cabeza día a día con respecto a todo esto. Solía contestarle horas después, desviando las preguntas cuando intentaba descubrir si me pasaba algo y excusándome en el cansancio. Al final fue ella la que se terminó cansando y los recurrentes mensajes que solía mandarme intentando establecer algún tipo de conversación fueron reduciéndose hasta quedar en un simple visto que no dio pie a más.

Me sentía super mal por haberla estado ignorando porque estaba segura de que estuvo preocupada y dándole vueltas a una cosa que no se podía resolver hasta que nos encontráramos, una putada enorme porque era físicamente imposible. Me negaba a tratar este tema a través de una pantalla, era algo demasiado serio y necesitaba tenerla frente a frente, saber su opinión. Puede ser que me haya equivocado y que mi actitud haya sido egoísta porque tenía derecho a saber qué ocurría, pero también era consciente de que decirle el típico "tenemos que hablar, pero prefiero hacerlo en persona" iba a empeorar las cosas todavía más.

Estar alejadas me ha servido para reflexionar y llegar a la conclusión de que lo nuestro ahora no debía avanzar más. La razón no era que hubiera dejado de quererla, al contrario, lo seguía haciendo a diario, más bien era el temor a perderla lo que me impedía continuar. Tengo un pánico enorme a que terminemos por cagarla y todo se vaya a la mierda, esta vez de verdad. No podía soportar otra vez lo mismo y acabar alejándonos, para siempre.

No quería retomar lo nuestro sin estar completamente segura de que podía funcionar, que no había ningún riesgo por intentarlo. Ahora con la gira, los interminables días en el estudio, la salida de su ep y toda la promoción que tenía por delante era el momento menos adecuado. Tan poquito tiempo para estar juntas no era la situación más idílica para retomar nada.

Además, ¿cómo le planteo dar ese paso cuando ella tiene que estar cien por cien enfocada en disfrutar de lo que ha conseguido? ¿Qué pasa si sale mal? No me podría perdonar en la vida que su éxito se viera interferido por una mala decisión nuestra. Quería cuidarla, no darle más quebraderos de cabeza.

Lo más difícil de todo esto era decirlo en voz alta y con ella delante.

Aunque por el momento el reencuentro no se había podido producir. Nuestro bus fue el que llegó con más retraso a la ciudad malagueña y nos tocó comer a nosotros solos, ya que el resto se había ido ya a descansar a sus habitaciones hasta que llegara el momento de irnos. Así que de igual manera yo también aproveché para irme a duchar, los viajes siempre me dejaban transpuesta y necesitaba relajarme y asimilar todo esto antes de los ensayos.

Una vez salí del baño vi que la pantalla de mi teléfono no paraba de iluminarse constantemente, sin embargo, no me sorprendió en absoluto descubrir que se trataba de María, avisándome de que no encontraba la tarjeta de nuestra habitación y preguntándome si por casualidad la tenía yo. No era nada nuevo que mi amiga tuviera que acercarse a la recepción del hotel pidiendo una nueva por haberla extraviado.

Justo cuando iba a contestarle empezaron a aporrearme la puerta y no hacía falta ser muy lista para saber quién había detrás de ésta. La impaciencia de la rubia siempre ganaba.

—No me has dado tiempo ni a responderte, hija mía.

Desechemos todo lo anterior porque se me había olvidado el pequeño detalle de que nunca hay que dar nada por hecho. Por muy raro que pareciese no era María Villar la que estaba detrás de esa puerta.

¿Y ahora qué? || Albalia  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now